12. Y si yo confieso ¿Tú también lo harás? Pt1

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Un grito lo levantó. Lo tenían del cuello, le faltaba el aire, sentía como la luz regresaba a su existencia mientras verificaba su alrededor. Su cuerpo dolía, la rigidez le impedía moverse con libertad. Lentamente repasó el lugar donde se encontraba, la habitación era grande de techo alto, con paredes blancas y un lindo balcón. Era capaz de percibir el silencio de la ciudad desde aquel piso. Con algo de dificultad volteó su cuerpo y quedó infinitamente absorto en la vista. Las luces centelleaban en aquella noche sin estrellas, fría y solemne. Aunque jamás había estado en aquel espacio el sentimiento de seguridad no lo abandonaba.

Se levantó trabajosamente de la cama tamaño king en la que se encontraba y caminó hacia la salida. La suave música de un piano, armoniosa y elegante llegó hasta sus oídos, obligándole a deambular en esa dirección. Recorrió el amplio pasillo y se quedó de pie en el umbral de la puerta, admirando el sublime semblante de un hombre, dos parpadeos más le mostraron quien era. Yoongi pensó de inmediato. Aquel cabello blanco despeinado, con la piel aún más pálida que de costumbre mientras sus dedos se movían fluidamente sobre el teclado de un refinado piano de cola, le otorgaban la imagen más exquisita que llegaría a tener jamás.

Súbitamente la música se detuvo y una gruesa voz llenó el ambiente.

— Veo que despertaste pequeño, ¿Te sientes mejor? — Jimin enrojeció más que un tomate pero gracias a la inexistente luz, su rubor era prácticamente imperceptible.

— Si-si Hyung, mu-muchas gracias por cuidar de mí — respondió mirando al suelo. El mayor se levantó del piano bajando la tapa que cubría las teclas y se dirigió hacia él. Lo abrazó con fuerza, casi que sacando todo el aire de sus pulmones. A la vez dio un suave beso en su cabello susurrando

— Llevabas dos días sin despertar, por un instante pensé que te había perdido —. Jimin tembló involuntariamente ante aquella afirmación.

¡Ese idiota casi me mata!

— Lo... yo lo ... de verdad lo siento hyung — se disculpó con algo de pena. Paulatinamente los recuerdos de aquella noche habían llegado a su memoria convirtiéndose en un tormento más para su inestable corazón.

— No tienes nada de qué disculparte — afirmó el mayor — ¿Tienes hambre? — preguntó sin soltar su agarre. Jimin sonrió contra su pecho, ese era su hyung, aquel que se preocupa solo por él y por nadie más.

Caminaron sin soltarse hasta la cocina, Jimin fue depositado en una de las sillas del mesón central, al tiempo que Yoongi introducía su cabeza en la alacena

— ¿Quieres algo ligero?

— Lo que sea esta-estaría bien hyung...

— La receta de "lo que sea" no la tengo, así que o me dices que quieres o elegiré yo y puede que no te guste — el menor estaba rojo y esta vez su calor iba hasta las orejas. 

Qué bueno que hyung no me está mirando.

— Este.. yo ... decía que... yo... — Yoongi sacó su cabeza de la despensa y le miró entrecerrando los ojos. Jimin tapó su cara con sus manitas evitando pasar aún más vergüenza, el mayor se acercó con una risita y le abrazó.

— Lo siento pequeño... yo no estoy ... acostumbrado a las visitas — el menor se aferró a él disfrutando del masculino olor que emitía. Habló sobre la suave y nívea piel.

— Yo no tengo una... una comida preferida hyung... no sé que me gusta.. yo no lo.. lo recuerdo...

¿Recordar? ¿Por qué alguien olvidaría su comida favorita? pensó el mayor acariciando la espalda ajena. 

— Está bien pequeño, te prepararé mi plato favorito para la ... — miró el reloj de la pared — La una de la madrugada — el menor río ¿Quién carajos come a esa hora? — Y espero te guste —. Respondió soltándolo con delicadeza y regresando a cocinar.


💾

Jimin entraba con pereza a su nueva habitación. Yoongi prácticamente le exigió que aceptara el cuarto de huéspedes hasta dar con el paradero de su agresor, lastimosamente él sabía quién era ese hombre, más no estaba dispuesto a confesar de dónde o cómo lo conocía. Dejó el latte sobre la mesita y sintió un pequeño calor, Yoongi había preparado dos americanos y el apenas probó el suyo lo escupió. La risa del mayor no había hecho más que matarle de vergüenza, ahora sabía una cosa y es que le gustaba más el café que tiene leche.

Se introdujo en la cama sintiendo la suave tela, sabía que Yoongi tenía dinero, pero todo el lugar era tan elegante que difería completamente de lo que él había imaginado. Los regalos que recibió antes de conocerlo y las invitaciones que aceptó después de su primera cita no eran nada comparado con lo que vio. El hombre lo tenía todo y hasta más, de eso no cabía duda. Ahora, las preguntas que se arremolinaban en la cabeza de Jimin eran aún más banales.

¿Por qué alguien como él se fijaría en mi?

¿Siente él lo mismo que yo?

¿Si confieso todo lo que soy (si es que soy), me dejará?

Sumado a ello, habían más preguntas enfocadas en su hyung. Jimin no sabía nada de él y esta noche se dio cuenta de ello. Desconoce sus gustos, la profesión que ejerce, como llegó hasta él en The manhole, si tiene familia, donde nació, incluso su fecha de cumpleaños. Así como él ignoraba todas estas cosas, estaba seguro que nunca le contó algo a su hyung, pero, no porque no quisiese hacerlo sino porque no podía recordarlo. Su maldita memoria no regresaba, por más que se esforzara, lo único que alcanzaba de su vida era estar frente a la cámara pidiendo una asquerosa recompensa. Se abrazó a las sábanas con algo de tristeza, tendría que contarle todo, la gran pregunta es ¿Sería capaz?

Forgotten «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora