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¿No te ha pasado que cuando sientes que todo va demasiado bien se avecina una tormenta?

Tu mano me soltó, un momento caminabas a mi lado y al siguiente te retorcías en mis brazos intentando respirar, grité por ayuda exasperado, estábamos en el parque comiendo un helado cuando colapsaste.

Los paramédicos te llevaron permitiéndome sostener tu mano en el camino. Miedo y desesperación recorrieron mi rostro en forma de lágrimas. Llamé a tus padres y todos esperabamos por noticias, entonces el médico de urgencias salió y comenzó a hablar de tu estado con tus padres, él me dijo que estabas despierta y querías verme.

Caminé por el pasillo temblando, tenía miedo que te despidieras, aún no estaba preparado para dejarte partir.

Mis ojos te encontraron recostada con la mirada perdida, veía el dolor y la agonía en tu semblante, era insoportable. Me acerqué y tomé tu mano en silencio, me miraste y sonreíste; y en ese mismo instante odié aquella sonrisa.

Sabía que no era real, que solo lo hacías para evitar preocuparme, pero yo no necesitaba una ilusión; solo tenías que mostrarme la verdad.

Tuve que estar allí y verte postrada en esa cama de hospital para entender que todo este tiempo solo fingiste estar bien, todo este maldito tiempo habías estado gritando por dentro, pedías que alguien te diera permiso para sentir, para quejarte... y yo nunca lo noté.

Me senté a tu lado y forcé una sonrisa, acariciaba tu mano y te observaba sin decir ni una sola palabra.

Desde este día el que te cuidaría sería yo, no dejaría que te perdieras en el vacío.

— Está bien, puedes dejarlo ya. — susurré manteniendo la misma expresión de serenidad. — Solo déjalo ir, yo estaré aquí.

Tus lágrimas brotaron y sollozaste sin parar, me recosté a tu lado y te acurruqué entre mis brazos, dejé que el dolor se escurriera entre tus lamentos.

Llevaría tu sufrimiento conmigo, cargaría todas tus penas y angustias, simplemente tenías que dejarlas ir para que yo pudiera guardarlas. No lloré ni me inmuté; solo rompí una parte de mi alma y la deje ir con cada uno de tus sollozos... 

Me rehúso a dejarte © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora