Prólogo.

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San Francisco, una hermosa ciudad llena de oportunidades y bellos paisajes céntricos. Sin duda una ciudad que le terminó gustando a Castiel, excepto por hoy. Justo hoy, su último día en esa hermosa ciudad llovía impidiendo una última salida con Dean.

Ahora se encontraba con su ¿amigo? Viendo un partido de fútbol cada uno desde su cama. Pero algo había llamado la atención del pintor que observó el ceño fruncido del rubio. Dean estaba así desde hace rato, y no tenía nada que ver con que su equipo esté perdiendo.

—Dean.— lo llamó viendo como este se tensaba.

—¿Qué?— contestó con un tono serio sin mirarlo.

—¿Por qué estas enojado?

—Yo no estoy enojado.— respondió con rapidez encontrándose con esos ojos azules que hacían aún más especial a Castiel.

—Si lo estas Dean.—le contraatacó el pelinegro cruzándose de brazos.

Ambos siguieron acostados en la cama, sin levantarse, midiéndose el uno al otro. De fondo se escuchaba la lluvia casi inundando la ciudad.

Vencido, tras un suspiro el rubio volvió a hablar.

—No estoy enojado Cas, solo molesto.— sus ojos verdes volvieron su atención al partido que se transmitía en la televisión plasma led de la habitación— y no, no estoy molesto contigo.—dijo con rapidez, antes de que Castiel hiciera esa pregunta.

—¿Entonces?—inquirió el pintor.

—Estoy molesto porque esa chica... la tal Meg Master te abrazó cuando le entregaste el premio del concurso.

Los ojos azules se fijaron en el rostro del rubio, sin entender porqué esa acción por parte de la chica, le molestaba a su Dean.

—No tenía porque abrazarte.— continuó el rubio al sentir la mirada cargada de dudas.

—Dean tal vez fue la emoción.— le explicó, pero el rubio negó— además no tienes de qué preocuparte ¿no? Estamos saliendo.

No puedo evitar sonreír, sí están saliendo. Hacía tres semanas que estaban saliendo y no como amigos. Pero para él, eso no le aseguraba que Cas no iba a encontrar a alguien mejor.

—Cas yo...¿quieres ser mi novio?— preguntó jugando con sus dedos sin mirarlo a la cara, sonrojado hasta las orejas.

—Dean, hace unas semanas me pediste que saliéramos.— el tono sin emoción capturó la atención del rubio, volvió su mirada sorprendido— ¿te acuerdas? Fue apenas el avión despegó porque tenías...

El Winchester asintió antes de que terminara. Claro que lo recuerda...

En silencio habían abordado el avión, Dean caminaba observando todo, verificando con esas gemas que cada cosa estuviera en su lugar. Sí, el Winchester tenía que haber pensado bien antes de aceptar la propuesta de su amigo.

—Aquí es.— le murmuró el pelinegro señalando sus asientos al lado derecho donde está la ventana. Castiel se sentó y a su lado lo siguió un nervioso Dean.

—¿Estás bien?— preguntó el ojiazul recién notando el estado del rubio,, que con una sonrisa forzada asintió.

Por desgracias Castiel no pudo interrogarlo más a su amigo ya que la azafata empezó a hablar dando las indicaciones para un "buen" vuelo.

—Tenía que haber tomado esas pastillas para los perros— murmuró el Winchester mientras doblaba y desdoblaba el boleto del viaje.

—Dean—

El hijo de Chuck iba a hablar cuando la azafata ordenó que se colocaran los cinturones, con rapidez Dean lo hizo sorprendiendo a Castiel.

—Tienes miedo a volar.— no fue una pregunta, sin duda fue una afirmación que trajo por fin la total atención del rubio— me lo hubieras dicho.

—Cas...yo— sin aviso el avión comenzó a recorrer la pista causando pánico en esa mirada verde.

—Lo siento Dean, si me hubieses dicho...— el increíble vuelo comercial con destino a San Francisco se elevó al fin a su destino con turbulencias en todo el despegue.

Algo normal, pero para un aterrado Dean que tomó con fuerza la mano de su ¿amigo? No lo era. De hecho cruzó por su mente las fatídicas escenas de aviones no pudiendo alcanzar vuelo para finalmente estrellarse con fuerza en el suelo.

—Cas, si salgo con vida de aquí.— el pelinegro intentó interrumpirlo pero Dean no lo permitió— ¿Quieres salir conmigo?

Aquella pregunto silencio aún más al ojiazul, que para nada se esperaba dicha declaración. Solo atino a asentir, mientras en su interior una extraña sensación se instalaba en su pecho, causada por esos verdes ojos que lo observaban.

—Entonces es un no.—

—Es un sí.— le interrumpió logrando que ese verde que tanto le gusta brillara.

Dean se levantó y se acercó al pintor hasta sentarse al lado de su cuerpo, olvidando por completo el partido.

—Cas.— murmuró con una pequeña sonrisa, acercándose con lentitud al rostro tomado por sorpresa del pelinegro.

Sus ojos verdes se encontraron con ese azul tan perfecto, como la primera vez que cruzaron miradas. Sin darse cuenta sus respiraciones se cruzaban ante el acercamiento de sus rostros.

Era el momento para cruzar esa línea. Así que tomando todo el valor, con decisión Dean beso a Castiel.

Un suave rose, algo pequeño pero a la vez cargado de grandes sentimientos hacia el otro.

Claro que al ojiverde le hubiese gustado más que ese simple beso, pero por ahora no podía exigir más ya que con Castiel es muy difícil alguna muestra de afecto, dejándolo a él mismo armarse de valor y tomar la iniciativa.

Aun así no había quejas, por el contrario le gustaba tanto Castiel que no le importaría a Dean esperar, avanzar paso por paso lento con tal de tenerlo a su lado.

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N/A:

¡¡Hola a todos!! Bienvenidos a la segunda temporada de Your song for me. 

Siento mucho la espera, pero he tenido unos ligeros problemas para hacer esta temporada y recién ahora, por fin la puedo publicar.

Les aviso que subiré capítulo nuevo todos los jueves. 

Espero les guste tanto como a mí.

Your picture for me - DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora