CAPÍTULO 4 "La secreta pareja de Balthazar"

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Balthazar observó como su mejor amigo respondía los whatsapp del rubio, mientras que su otro mejor amigo revolvía su armario en busca de la mejor ropa para su cita.

—Sabes Balthy, algún día deberíamos salir nosotros tres con nuestras parejas— le comentó el castaño mirando intercaladamente entre dos camisas.

—¿Sam y tú ya son pareja?— preguntó el rubio sonriente acostándose en la cama.

—Aun no, pero pronto lo seremos...y seguramente tendré la misma cara de idiota enamorado que tú.— la risa del actor resonó en la habitación, que sin saber había captado la atención del pelinegro.

—¿Estás en pareja Balthy?— Castiel dejo de lado el celular, para mirar a su mejor amigo, que sonriente asintió—¿Quién es?

—No puedo decirlo, la verdad es que recién estamos comenzando y antes de anunciarlo a los cuatro vientos como Dean y tú, preferimos guardarlo hasta que esto que está naciendo en nosotros prospere.

—Ow sin duda esa persona te cambio, hasta hablas como poeta.— bromeo el castaño lanzándole la camisa que no iba a usar esa noche.

—Jajaja gracioso.— respondió el ojiazul quitándose la camisa de la cabeza.

Castiel solo negó con la cabeza observan con una pequeña sonrisa al par. Aunque no sabía quién era la pareja de Balthazar esperaba que esa persona haga muy feliz a su mejor amigo.

_*_

El pelinegro movía con rapidez los dedos sobre las teclas de marfil, produciendo suaves notas que se complementaban con el dulce sonido del violín del rubio.

Después de su último concierto juntos, los gemelos Shurley decidieron practicar más seguido en compañía del otro.

Lucifer sonrió, él iba a un ritmo mucho más rápido haciendo quedar atrás a Miguel que estaba más concentrado en otros pensamientos que en seguir las partituras con velocidad. Así terminó primero el violinista que con una sonrisa burlona miró a su hermano, quien le devolvió una mirada seria.

—Es extraño verte en una relación.—le comentó Miguel sin sutileza, igual a como lo hace Castiel.

—Siempre tan directo hermano.— Lucifer ni se inmuto. De hecho, si había alguien podía descubrir su relación secreta, ese sería Miguel.

—Bueno, no lo negaste.—su vista regresó al teclado a la vez que presionaba levemente la alargada tecla blanca, sacando el sonido de un La que inundó la habitación.

—¿Qué quieres que niegue? Ya me descubriste.

El pelinegro sonrió, clavó sus ojos azules el rubio. Y tras esperar unos minutos finalmente dejó su violín en la pequeña mesa central, para tomar asiento en el banco del piano junto a su hermano.

—¿Es muy notorio?— le cuestionó presionando una tecla para disgusto del azabache, quien detestaba que tocaran su piano.

—No. Pero al igual que pasó con Castiel, yo ya sabía que terminarías con Balthazar, se ven...bien— Lucifer asintió.

Nunca se imaginó con una pareja estable, menos aún con el mejor amigo de sus hermanos. Pero ahí estaba, en escondida con el rubio.

—¿Estás seguro?— su hermano levantó la vista para clavar esos mismos ojos azules a su persona.

Miguel noto de inmediato temor, pero no duda en aquellos ojos idénticos a los suyos. Suspiró, mientras que el rubio se encogió de hombros, en un intento inútil pues quien mejor lo conocía es Miguel.

—Sabes que no debes lastimarlo como tus conquistas anteriores.—le explicó, Lucifer sonrió ladinamente.— Balthazar es una persona especial.

Claro que el rubio lo sabía lo especial que era el pequeño amigo de sus hermanos, no por algo había terminado interesado en él.

Su mente voló a aquella noche...

Aquella noche en que después de despedirse de Castiel y Dean, se fue directo a una fiesta. No se esperó para nada encontrarse con los ojos azules del rubio.

¿Quieres bailar?— le preguntó Balthazar que vestía una camisa negra y unos ajustados pantalones de jean que deberían estar censurados.

Claro que sí.— contestó, atrayéndolo demasiado a su cuerpo de tal manera que no existiera espacio.

Así fue que en toda la noche no se despegaron el uno del otro. Varios se acercaron a ellos en un intento nulo de coquetearles para atraer su atención, pero esa noche estaban tan perdidos por el otro que no notaron la presencia de nadie.

La fiesta se volvió aburrida para ellos cuando el baile pasó a segundo plano y sus manos recorrían el cuerpo del otro, sus cuerpos se fundían aún más de lo que era humanamente posible, mientras desesperados besos se daban tratando de hacerle transmitir al otro aquellos sentimientos que tenían guardados desde hace mucho tiempo.

Una nebulosa existía entre el trayecto de la fiesta y el departamento de Balthazar, donde apenas cruzaron la puerta se olvidaron de todo el mundo para centrarse en cada beso, cada caricia que proporcionaba el otro haciendo vibrar el cuerpo.

Suspiro de felicidad Lucifer a la mañana siguiente cuando despertó enredado cincuenta por ciento con las sábanas y el otro cincuenta por ciento por las piernas largas de Balthazar.

¿Lo intentamos?— pregunto el rubio apenas sus ojos azules lo observaron.

El sonrió y le dio uno de los besos que te dejan sin aliento, donde la lengua ajena recorre cada centímetro de tu boca, un beso salvaje que dio rienda suelta a una nueva ronda de sexo matutino. Esa fue su forma de decir que si, y eso basto para el actor.

_*_

—Bueno...¿Qué tal me veo?— preguntó Gabriel un poco nervioso. Girando para que observen mejor su atuendo, una camisa blanca con manchas azules pequeñas y unos jeans azules, junto con un par de zapatillas

—Te ves bien.— contestó Castiel con su siempre tono monótono.

—¿Estás seguro que quieres ir con ese gigantón?— Balthazar abrazo a su amigo por la espalda, acariciando con descaró el pecho masculino— no quieres mejor tener una cita conmigo.— Gabriel rió suavemente.

—Ya perdiste tu oportunidad conmigo...ahora eres un hombre casado.— se apartó de las manos que tocaban todo de su mejor amigo.

—Jajaja ¿Hombre casado? No creo que llegamos aún a ese paso recién estamos empezando— Balthazar sonrió a la vez que le deba un codazo a Castiel de complicidad.

—Será mejor que me vaya, mi alce me espera.— tomó la chaqueta y se marchó dejándolos en la habitación que estaba un caos.

Justo en el momento en que había llegado al pie de la escalera, Balthazar y Castiel llegaron a la cima de la misma y sin ningún pudor gritó atrayendo la atención de los gemelos que iban camino a sus dormitorios.

—No te olvides de de usar condón extra largo.— toda la cara del castaño enrojeció causando carcajadas en Lucifer y Balthazar, mientras que Miguel y Castiel estaban serios sin entender el chiste.

—Cállate idiota.— respondió como pudo para luego marcharse dando un gran portazo de salida.

—¡Ay qué diva!— dijo apoyándose en el barandal de la escalera.

Desde abajo Lucifer miraba con una sonrisa orgullosa a su sexi pareja.

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N/A:

¡¡Hola a todas!! Espero les guste el capítulo nuevo.

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