Aunque esta herida duela como dos.

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Desperté ante la atenta mirada y cuidados de Sakura. 

- Naruto... - No dije nada, simplemente con una mirada ella ya supo que no había marcha atrás. - ¿Esta noche? 

Asentí. Mis manos apretaron las sábanas mientras mis garras salían, destrozando la seda. Te vas a arrepentir Madara, oh... Vas a desear no haber conocido nunca a esa jodida serpiente. Jodida, si, por qué no iba a pasar de esta noche. 

Esperé pacientemente en la misma posición hasta que el sol se ocultó y mi reloj marcó la hora. Sakura entró con el carrito de mi cena. Comimos juntos mientras ella me revisaba por última vez, lo recogimos todo y le pedí a Kurama que dejase un clon en la cama, acostado como si ya estuviese durmiendo. 

Me escondí en la parte inferior del carrito, Sakura me dio una última mirada de preocupación a la vez que me tapaba con la sábana blanca. Sentía el latir de mi corazón retumbando en mis oídos, nunca había estado tan nervioso. 

El vehículo improvisado se puso en marcha, oí el quejido de la puerta y la voz de los guardias que comprobaron que todo estuviese en orden. Solté un mini suspiro de alivio al ver que mi clon había colado. Nos pusimos en marcha de nuevo, no osaba a mover un músculo. 

No sabía a dónde íbamos pero Sakura conocía este lugar como la palma de su mano. Al cabo de un rato paramos y supe que tenía que salir, mi hada me ayudó a salir y estiré los brazos, había sido poco tiempo pero un segundo más ahí dentro y la tortícolis que hubiese cogido sería digna de campeonato. 

- Ve con cuidado.  - Me susurró antes de darme un beso en mi frente. 

Entré sigilosamente al dormitorio. Un cuerpo estaba dormido profundamente entre esas sábanas de seda oscuras. Me acerqué y permití que Kurama tomase el control de mi cuerpo, unas garras de monstruo asomaron junto a mis orejas y colas. Corté su blanca y suave piel con mi zarpa. 

- Que el veneno que usas para causar daño, sea tu perdición, - Hice una pausa relamiéndome los labios. Iba a disfrutar esto. - Serpiente.

Me alejé a medida que su piel se volvía de un tono ajeno al blanco elegante que siempre le cubría. Abrió su boca soltando sonoras arcadas, un verde enfermizo se adueño de su cuerpo. Le vi soltar todo el contenido de su estómago en otra arcada. 

- ¿Q-qué... ? - Susurró al verme, asustado retrocedió hasta el cabezal de la cama. Hice que Kurama me dejase volver a mi aspecto normal. 

- Mi querida y asquerosa serpiente... - Le miré con tanta satisfacción que creía que se podía palpar en el aire. - Estás jodida. 

Él me observó con aún más asombro. 

- p-pero tú... - Le vi con dificultades respiratorias. - ...do..n

Una carcajada resonó en toda la habitación mientras me sentaba en el borde de la cama y él retrocedía. 

- Ahora que apenas te quedan minutos de vida, - Su rostro mostró puro pánico. - te voy a contar mi secreto. 

Hice una pausa para poner mi dedo entre mis labios. 

- Mi don es el Tiempo, - Hice una pausa dramática, levantándome para rodear la cama y tenerle a mi alcance. - con unas pocas palabras puedo hacer que el más feliz y afortunado de los reyes caiga en la miseria. - Mi sonrisa se hizo aún más aterradora ante la serpiente. - ¿Recuerdas cuando de pequeño casi mueres por tu propio veneno?

Su mirada se abrió por la sorpresa. 

- Terminaré el trabajito que el Destino dejó a medias. - Di un par de pasos por la estancia, me detuve en un silencio atronador mientras le observaba con una satisfacción propia de un psicópata. - Esta vez no están tus padres para salvarte.

Él intentó huir pero un rubor empezó a aparecer en sus mejillas, convirtiéndose en un infierno que le causaría alucionanciones y luego... le mataría. 

- Pero antes de que te vayas necesito que me hagas un favor. - Puse mi mano en su cuerpo, ya inmóvil por la fiebre, el tatuaje que marcaba a mi pareja destinada se deslizó hasta la muñeca de Orochimaru, envolviéndolo en un suave abrazo que desató una quemadura de hospital en la mano. Se removió por el dolor. - Tranquilo, la marca solo te rechaza por qué no eres mi pareja destinada pero cuando Madara te toque, volverá a su lugar original y será mío de nuevo. 

Solo mío. 

Hice que miraba un reloj imaginario. 

- ¡Oh, vaya! Mira la hora que es... - Fui a la puerta pero antes de abrirla miré los cristalinos ojos de la serpiente. - Dulces sueños. 

Abrí y volví a ponerme en el carrito. Sakura me empujó hasta la nueva destinación. Al llegar, me volvió a ayudar a salir, me pasó una sudadera negra con la que me tapé la cabeza con la capucha. Ella me pasó una bolsa con comida y mis medicinas. Salimos, vi su coche, un precioso mercedes negro antiguo con tapicería de cuero y salpicadero de ébano. Viendo sus intenciones me negué en un principio pero luego entré a regañadientes en el maletero. 

Al salir, los guardias revisaron los asientos pero no el maletero. Salimos y ella aceleró como alma que lleva el Diablo. 

Íbamos a estar a salvo. 

VANISHEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora