Si no te miro amor...

419 53 1
                                    


- Ino... - apenas fue un susurro roto por mi risa saciada de hambre. No me lo podía creer...- ¡El karma existe! – Mis hermanos me miraron como si estuviese loco. Jiraya no dudó en levantarse, a pasos rápidos y largos para arrastrarme fuera de la clase.

Oh Dios, esto era magnífico. Mi madre condenada a cadena perpetua por asesinato. Mi padre rechazó a sus hijos alegando que estaba demasiado ocupado como para estar darles un resquicio de su amor o atención.

Música para mis ojos.

Después de pasar dos días enteros en la habitación de retención, mi castigo fue levantado. He de admitir que, aunque esta vez fue poco tiempo, mis ojos casi se queman al ver la luz del mediodía... había echado de menos el sol, a veces me preguntaba cómo podía brillar tanto estando en llamas.

Bostecé mientras me escabullía hacia el invernadero, aún era mi sitio favorito. Me refugié entre los girasoles que tan buenos recuerdos me traían, podía oír las voces de mis compañeros a lo lejos.

- ¡Este es el mejor lugar de la escuela! – Konohamaru estaba extrañamente animado hoy, aunque siempre se ponía como una moto al conocer gente nueva.

- Si... - esa voz tímida solo podía ser de Hinata.

- Así que... ¿Aquí pasáis el tiempo? – Menma parecía algo asqueado, pero supongo que esto no se podía comparar a lo que un niño rico había recibido durante sus años de vida. Ino, en cambio, me sorprendió al preguntar por mí. Un silencio sepulcral me hizo tener que retener una carcajada. Así que uno de mis hermanos mayores aún era consciente de mi existencia.

- Mm... - Konohamaru parecía indeciso con su murmullo. – No le llamamos así, pero esto que quede entre nosotros... - Pude oír los pasos de mis hermanos deteniéndose, como si la curiosidad les carcomiese por dentro. – Le llamamos Periurus.

- ¿Periurus? – Otro silencio incómodo.

- Es latín, significa mentiroso... - Shino interrumpió a Hinata con su cortante tono de voz.

- Naruto es problemático, un mal augurio para aquellos que se involucran con él... - un suspiro de cansancio.

 Aprovechando mi movimiento, me paré a acariciar los pétalos mientras me incorporaba. Sentado como un indio inspiré su aroma... Era fresco pero... faltaba algo...

- Crecer encerrados os ha hecho perderla... - La esencia de esas abrumadoras flores era diferente a las del exterior, su suave aroma y sin frutos. Bellas pero inconscientes del exterior. Estériles. Eran únicas.

Esta vez había conseguido llegar hasta el tren y memorizar los horarios, sabía que, si corría hasta la estación, podría coger el último hasta la capital. El dinero ahorrado seguía a salvo en mi habitación, suficiente para un par de meses en una habitación, hasta que consiguiese un trabajo... había consultado precios en el ordenador de la biblioteca tomando prestando el teléfono de Jiraya y compartiendo su red para poder acceder a las zonas que tenían restringidas por esas jodidas restricciones.

Lo tenía todo planeado.

Tan solo era cuestión de paciencia y voluntad.

Lo primero me fallaba demasiado, en cambio, me sobraba voluntad. Pero tenía autocontrol. Eso era mucho mejor que la paciencia.

Volviendo a tumbarme sobre la hierba cerré los ojos para empezar a trabajar. En cuatro años muchas cosas habían cambiado. Jiraya consiguió llegar a un acuerdo conmigo, yo solo le daba información, mi nombre no salía en ninguno de los informes. No me exponía al peligro, pero si protegía a mis compañeros. A cambio le informaba de movimientos criminales que veía durante mis pesadillas, si consideraba que eran demasiado peligrosas me obligaba a volver a soñar hasta dar con algo que no fuese un riesgo directo contra la vida de aquellos rostros que veía día a día. De aquellos amigos perdidos en el pasado.

No quería que desapareciesen. Aún no.

Y hoy tocaba darle algo a mi tutor. Aunque fuese un pobre mafioso de poca monta. Algo encontraría por ahí, después de todo, eran las visiones que más abundaban en mi diario... parecían no querer desaparecer.

Al abrir los ojos me topé con la mirada oscura de mi hermano mayor.

Ignorándole me levanté y anduve hasta el despacho de Jiraya, al salir, él aún estaba ahí. Suspiré con cansancio y me di la vuelta.

- ¿Qué quieres? – él me devolvió la mirada, retándome. 

- Tengo un mensaje de papá para ti. - Me di la vuelta ignorándole. Fue la peor decisión de mi vida. 

- No quiero... - Antes de poder terminar la frase, un rayo dio directo en mi espalda. 

- Muérete monstruo. - Susurró en mi oído antes de que me desplomase sobre el suelo sollozando por el inmenso dolor que me recorría como un dulce veneno. 


Justo dónde estaba mi tatuaje. 

VANISHEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora