Porque eres mío...

583 55 1
                                    

- ¿Sabes qué significan los girasoles? – Hinata le miró asombrada al sentir que esas flores ya no sufrían, estaban felices y extasiadas. Negó con la cabeza mientras corría al lado de Naruto que ya se había alejado bastante del lugar. – Significan vitalidad e inteligencia, son mis flores favoritas.

- Pensaba que tu don era ver el futuro... - Naruto la miró con una sonrisa zorruna.

- Y lo es. – Hinata se sintió más que confundida, miró hacia atrás para cerciorarse que los girasoles estaban recuperados... no entendía nada.

- ¿Cómo has podido hacer eso? – Su amigo no la miró al responder.

- ¿Hacer qué? – Hinata se quedó parada en su sitio, creyendo que la estaba tomando por tonta.

- Has curado a los girasoles. – Naruto la volvió a observar con su sonrisa de inocencia, negando con la cabeza.

- No sé de qué me hablas. – Le hizo un gesto con el índice, confesándole que era la única que sabía de su segunda habilidad. A Hinata se le iluminaron los ojos, Naruto confiaba en ella y eso significaba que quería ser su mejor amiga... nadie le confiaba sus secretos tan fácilmente como lo había hecho el chico nuevo. Esbozó una sonrisa y correteó al lado de su nuevo mejor amigo.

Jiraya apareció por la puerta del invernadero, buscándoles con la mirada.

- Naruto, - llamó al niño cabezota que parecía no estar muy conforme con la decisión de estar ahí, el hombre sabía que Naruto era consciente de que había algo escondido en ese lugar que no estaba bien. Pero eso era responsabilidad de Jiraya, preocuparse por eso no era el deber de un niño. – tenemos que ir a la enfermería.

Naruto asintió, tenían que masajearle las piernas diariamente para ver si recuperaba poco a poco la sensibilidad y que el músculo no se resintiera.

La estancia en ese lugar se le hizo amena al chico nuevo, en lo que parecían días sin orden, ya llevaba allí más de dos meses y sus piernas cada vez tenían más sensibilidad, ahora podía mover el pie hasta el tobillo, aunque el resto de las piernas seguían ajenas a su voluntad.

También se hizo amigo de todos sus compañeros de clase, se presentó de forma oficial con Shino, su compañero de habitación y confidente. Era el único con su nivel avanzado de estudios, los demás iban cursos atrasados, así que en poco tiempo lograron hacerse amigos y discutir quién tenía el mejor don, Shino era un oso pardo, su don era la fuerza, tanto mental como física. Gracias a eso logró sacar de muchos problemas a su compañero de habitación de sonrisa zorruna.

Descubrió con profundidad el don de la chica pantera más tímida del mundo, Hinata, no era exactamente el hecho de poder entender a la flora. Iba más allá. Su mejor amiga tenía el don de la empatía, aunque Jiraya la había adiestrado para que no invadiese la intimidad de sus amigos. Ella respetaba profundamente la privacidad de todo aquél ser que no desease que sus sentimientos fuesen leídos por una extraña. A su vez, los sentimientos leídos por Hinata, la afectaban a ella misma... si eran sentimientos muy fuertes su mente y corazón se emborrachaban en ellos.

Konohamaru, en cambio, tenía un don muy divertido. Entablaba vínculos con los animales, a pesar de que podría hacerse amigo, incluso, de un rinoceronte, su animal favorito era la ardilla...  leal únicamente a Konohamaru. Ambos eran inseparables, hasta le dejaban tenerle en clase a su lado, dormitando mientras Konohamaru se peleaba con los problemas de aritmética. Siempre le sacaba una sonrisa a Naruto ver como sus ojos estaban llorosos y se cogía del pelo como si alguien le estuviese ahorcando el cerebro.

Lee había heredado el don de su padre, era increíble verles luchando el uno contra el otro. Naruto admiraba las artes marciales y, había pactado con su amigo que, si llegaba a recuperarse del todo, iba a entrenar con ellos y sería el mejor en artes marciales.

Más tarde conoció a los terribles gemelos, Moegi y Udon, ambos maliciosos como ellos solos. Eran un caso perdido que Jiraya siempre tenía que ir a buscar, a cada minuto del día estaban tramando un plan para escaparse, pero nunca resultaban efectivos, a veces, le habían pedido ayuda a Naruto y Shino, pero ambos veían tantos fallos en esas terribles maquinaciones que les entraba dolor de cabeza al ver tal calamidad. Udon era un amante del ramen, como Naruto, se hicieron amigos nocturnos, algunas noches se escapaban a la cocina para atiborrarse a helado, chocolate y dulces. El don de su amigo caoba, de ojos oscuros escondidos por sus voluminosas mejillas, era único y extraño, como el del propio Naruto, él ampliaba los dones, era como un generador de energía de repuesto o como un altavoz para la música.

Su hermana, Moegi, una chica escuálida con el pelo rubio tirando a naranja, y los ojos de su hermano, tenía el don de las armas.

Una noche de confesiones, Udon le contó a Naruto que, el Gobierno, al saber de su don vinieron a su casa para traerlo a ese lugar, pero Moegi no iba incluida en el paquete. Ella se puso furiosa, ambos eran inseparables, y en ese momento despertaron los poderes de su hermana... amenazó a tres agentes especiales con sus propias armas, suspendidas en el aire y listas para disparar si cualquiera se atrevía a tocar un pelo a su hermano. Ambos soltaron carcajadas al imaginarse la cara de esos hombres al verse a merced de la rabieta de una niña de cuatro años. Al final, consiguieron sedar a su hermana y se los llevaron a ambos a esa residencia.

Pero aún tenía un cabo suelto, a pesar del tiempo que había pasado y sus largas horas de meditación... no había logrado encontrar la respuesta correcta. Suspiró con cansancio observando los problemas de primer año de secundaria que le habían dado y hacía rato que estaban resueltos... La noche anterior se la había pasado en vela pensando en qué eran los sueños.

¿Cuál era la respuesta correcta?

La puerta del aula se abrió bruscamente, un hombre de tez clara, porte serio a juego con sus ojos oscuros y melena del color de la noche entró a pasos de gigante. Se paró antes de toparse con Jiraya, hablaron entre susurros, ante las miradas más que curiosas de los estudiantes que ya no encontraban interesantes los problemas de física... si es que alguna vez los habían considerado como tal. 

VANISHEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora