Historias cortas publicadas en el grupo Winteriron Is Life sobre esta increíble pareja conformada por Anthony Edward Stark y James Buchanan "Bucky" Barnes.
Mención de otras parejas Marvel.
AU. OOC(?).
Fue lo que dijo aquel secretario pelirrojo, a decir verdad, todos en aquel edificio lo eran. Altos, delgados y pelirrojos.
Anthony Stark, con un poco de nerviosismo siguió al hombre hasta el helipuerto, sólo se sentía más nervioso. Es decir, ¿por qué hasta allí arriba? ¿Acaso el señor Barnes estaba allí?
—Suba por favor —Le indicó mientras señalaba el lujoso helicóptero negro con pequeñas franjas rojas—, lo llevarán al lugar donde se encuentra el señor Barnes. Con permiso.
Anthony no sabía ni qué hacer, acomodó un mechón rebelde de su cabello castaño tras la oreja y con una mueca de incomodidad, caminó torpemente y se subió al helicóptero. Sostenía con fuerza la carpeta gris y la pluma que llevaba consigo.
Decidió relajarse contemplando la ciudad a las 9 de la mañana, sonrió. A pesar de todo, Nueva York era a donde pertenecía. Tal vez ya no tuviera la vida de hace 8 años cuando se quedó huérfano y Obadiah le despojó de todo lo que le pertenecía pero era feliz viviendo en Queens junto a May y Bruce.
Una sombra de añoranza cruzó por su mente. Ojalá sus padres estuvieran con él...
•••
El señor Barnes lo esperaba de pie a mitad de aquel espacioso lugar. Anthony bajó con los nervios a flor de piel y tropezando frente al hermoso hombre.
—¿Está bien joven Banner? —Anthony observó aquella elegante mano extendida hacia él. —Sí —Tomó su mano y se puso de pie sin aclarar que no era Bruce Banner—, e-es que soy muy torpe.
La suave risa del señor Barnes le hizo observarlo con sorpresa, se mordió el labio instintivamente y vio un extraño brillo en los ojos del hombre. Y Tony se encogió en su lugar.
—Acompáñeme.
•••
James Buchanan Barnes no esperaba que aquel joven de ojos tan expresivos lo flechara de inmediato. Tampoco esperó que lo aceptara con todo y su particular "afición".
—Antoshka... —¿Sí amo? —Aquella voz nerviosa procedente del cuarto de baño le hizo sonreír.
James carició la fusta de cuero negro que tenía sobre la pierna derecha con una mano, ansioso por lo que se avecinaba.
—Es hora de que salgas.
Cuando le vio aparecer, James sonrió con malicia yAnthony sintió un escalofrío bajar por toda su espina dorsal. Su amo leesperaba y debía complacerlo.
Había visto la foto, recordé 50SOG y.
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