Capítulo 19 - A la puesta del sol

2.8K 208 40
                                    




Sofí chapoteaba en el agua de la piscina del hotel lanzando cantidades de agua en mi dirección mientras yacía sentada en el borde de la de la piscina, con mis pies sumergidos en el agua. Me arrancaba carcajadas.

Estaba enfocaba en mantener mi mente entretenida para no darle lugar a pensamientos referentes a la citación de ella. ¿Por qué quería verme? Aunque dejamos muchos cabos sueltos cuando todo acabó no eran pretexto para pedir verme. En mi cabeza se sorteaban cientos de posibilidades, la más recurrente era la de su beso robado, quizá quería dejarlo en claro, pedir mi silencio aunque era algo absurdo considerando que mis labios están sellados. Sea cual sea su intención no podía dejarla volver a entrar en mi vida, no iba a permitir que lanzara a la basura todo el progreso durante tantos meses. Así que no, ella dijo que hoy a la puesta del sol en aquel muelle que me indicó, pero no, estaba decidido.

"No iré".

Apagué mi teléfono para impedir que cualquier notificación entrara que pudiera desordenarme el cuerpo, la razón.

Al cabo de un rato me tomó el frío, aunque el agua estuviera climatizada no pude evitar castañear ante la gélido ambiente de principio de otoño, Sofí en cambio parecía que nadie la podría sacar del agua. La piscina quedaba resguardada por cristales dentro de uno de los pisos del edificio, la zona tenía un balcón que permitía las vistas de la ciudad y allí fue donde fui a parar, la puesta del sol pronunciaba mi nombre y robó todo mi interés; pues con él se iba mi oportunidad de volver a verla, tenerla frente a frente. Y un suspiro dejaba mis labios con mi alma ligada a esta.

- ¿Todo está bien? - Preguntó mi padre tras mi espalda mientras yacía ida en el horizonte entre los colores rojizos y naranjas.

- Sí... - soné frágil.

Mi padre se colocó a mi lado, sus ojos también puestos en el atardecer.

- ¿Recuerdas cuando eras apenas una niña y cuando alguien te molestaba en la escuela yo lo sabía sin que dijeras una sola palabra?

Me arrancó una sonrisa ante el recuerdo.

- Y te pedía el nombre y tú te negabas a dármelo porque sabías que enloquecería y le reclamaría a sus padres y eso solo te traería más represarías - liberó una risilla en medio de su anécdota -­. Me sentía tan impotente pensar que le hacían daño a mi princesa y yo no podía hacer nada, es algo frustrante - libera un suspiro y busca mi mirada -. Aunque digas que todo está bien puedo saber que no, pero también sé que te lo guardarás para ti sola y eso no está bien, a veces está bien compartir algo de carga y papá es el hombro correcto.

Mis ojos se encontraron con los suyos, lucía una sonrisa dulce en sus labios y una expresión de consuelo.

Sé que mi dolor le duele, por eso prefiero callarlo. La herida no está presente todo el tiempo, solo durante cortos episodios de mi vida. Cuando mi mente se distrae en medio de trabajo y pláticas familiares o entre amigos puedo sellar la cajita de recuerdos, aunque a veces inconscientemente escapan y con las memorias siento que arrojaran alcohol a la herida.

Entonces la sonrisa que dibujé en mis labios era del tamaño de mi dolor.

- Todo está bien, papá.

Él asintió, no muy convencido y regresó sus ojos a la puesta.

- Tu madre y yo hemos estado hablando y creemos que es hora de que Sofí lo sepa. Es tu confidente y de pequeñas se encubrían todas sus travesuras. Siento que te sentará mejor compartirlo con ella - sus ojos volvieron a los míos -. No te etiquetes delante de ella, solo eres una princesa que le gustan las princesas.

Memorias CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora