Cap. 16

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El castaño miraba con calidez en sus ojos a la pequeña azabache que desayunaba con mucha tranquilidad y sin preocupaciones. Esta situación es todo lo contrario para Allen, que cada día, sale con temor de ser descubierto y atacado por los noah y el vaticano, con la preocupación de que los descubran y apartan a su hija de su lado para nunca volverla a ver. Con temor de ser arrastrado con más fuerza a las profundidades de esta guerra para ya nunca salir para ver a su hija y su amado. Y los síntomas que éste a comenzado a presentar no le ayudan mucho a seguir adelante por lo débil que se ha vuelto.

-emmm, oka-san?- habló Kirara.

El castaño estaba sumiso en sus pensamientos que no se había percatado de las veces que su hija le hablaba.

-eh? ... perdón decías algo?-el castaño le dirigió la palabra a la azabache.

La pequeña miró a su madre con un puchero.- he acabado.- dijo la niña volteando su rostro a otro lado dándole a entender a allen que ella se había enojado por falta de atención.

El castaño no pudo evitar esbozar una risitas bajas.-esta bién, deja los cubiertos en el lavabo y ve al baño luego te alcanzo.-dijo sin borrar su sonrisa a causa del acto infantil de su hija.

Allen lavó los cubiertos con calma pues sabe que Kirara puede ser paciente de vez en cuando.
Al acabar de lavar sintió un leve mareo que por un momento le hizo perder el equilibrio pero la importancia que le dio fue poca y se fue a ayudar a kirara a darse un baño.

Un azabache salía  del gran y prenumbrante edificio reconocido como la orden oscura pues ya se convirtió en una costumbre para él visitar a su pareja y retoño

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Un azabache salía  del gran y prenumbrante edificio reconocido como la orden oscura pues ya se convirtió en una costumbre para él visitar a su pareja y retoño. Cuando se adentró a la cuidad en la que permanecía su castaño sintió que era fuertemente observado, así que decidió matar el tiempo simplemente caminando por las pobladas calles esperando que lo que sea que se siguiera lo perdiese de vista.

El frío atardecer ya se hacía ver a cada paso que daba al mismo tiempo que se daba cuenta de que aún alguien le seguía pues entraban en su privacidad y espacio personal así que para atrapar al fisgón se fue a las partes más silenciosas y vacías del pueblo.

Los pasos detrás del azabache ya se escuchaban con más facilidad, por lo que éste se detuvo en seco y volteó la mitad de su cuerpo a donde se escuchaban las pisadas.

-tch, sal en estos momentos o si no acabarás muy mal.- dijo el general desenfundando su preciada arma.

A paso lento se hizo mostrar una silueta masculina bastante familiar para el oriental pues era alguien de la orden siendo el no tan resiente exorcista Chaozii Han.

-disculpe mi intromisión ka-kanda-sama.-dijo el joven de cabellos oscuros y alborotados, kanda sólo lo miraba con furia.

-por que me sigues.- habló secamente.

-...pues ésto es algo que se puede considerar personal... pero usted se ha vuelto muy sospechoso...- dijo mirando al general de frente.

-por que lo dices.-

¿por qué te fuiste? (D gray man/ Yullen) [C O R R I G I E N D O]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora