NamJoon yacía en la penumbra de una habitación con la cabeza hecha un lío y la mella ardiendo dentro de su estómago. Sus tripas rugían por algo sólido y comestible además de agua, no podía subsistir con el venenoso alcohol que quemaba las paredes de su riñón.
Hace tanto no se emborrachaba así, olvidando su control con cada trago que se colaba detrás de su garganta junto a un dolor efímero y el ligero asco del tequila.
Tenía la boca cubierta por la tela de su barbijo negro, aburrido y sin ningún diseño, yaciendo desnudo contra el suelo de un cuarto desconocido, con unas ganas de morir y vomitar que no se comparaban.
No había ni mujer ni hombre allí, pero sabía que se había revolcado con alguien gracias al ardor de su espalda, los arañazos eran profundos y dibujado con ganas, como si dibujara el largo de sus alas hasta el costado de su costilla.
Apenas se adaptó a sus cinco sentidos se despabiló, buscando su ropa y celular para largarse de ahí inmediatamente, no quería ser reconocido y arruinar la vida de su grupo sólo por el pecado hedonista que acababa de cometer. Salió con todo lo poco que tenía, tratando de no ser visto con esa migraña de mala muerte que perturbaba su cabeza con cada minúsculo sonido que se adaptara a su entorno, tomando la capucha de su campera sobre su cabeza para ocultar quién era.
Tal vez era suerte, tal vez era la desgracia que quería mandarle la peor mierda posible para que se pudriera, pero estaba en el octavo piso del edificio en donde él convivía junto a otros seis chicos, siete pisos abajo. Optó por subir vía ascensor, pareciera que aún era temprano para que éste estallara de gente con responsabilidades bien sabidas. Demasiado temprano era para andar jodiendo con la ética.
Soportó los movimientos del ascensor sólo porque no podía permitirse vomitar en un lugar cerrado y público, alentando su aguante cuando veía que los pisos por subir eran cada vez menos. El corazón se le apretó de un momento a otro cuando bajó del ascensor, deteniéndose a mirar los números enmarcados de la entrada al departamento como si ésta fuese el umbral para bajar al infierno.
Viró la pantalla de su teléfono antes de sacar las llaves, sorprendiéndose de que eran las once de la mañana; tal vez ya era muy tarde para el trabajo, o se estaba quedando sordo por no oír los ruidos de afuera. Sosteniendo las llaves con firmeza se permitió pasar, cuidando de no provocar ningún ruido que llamara la atención.
-¿Dónde estabas?—inquirió YoonGi apenas vio a NamJoon cruzar la puerta, con los brazos cruzados contra su pecho al ver las vestimentas de su líder. Apestaba a vino y a mujer, y también a que le hacía falta una buena ducha.
-Buenos días—contestó ligeramente sardónico, bajando su barbijo y dejando relucir una húmeda sonrisa contra su rostro.
-El desayuno ya está servido—siguió, resignándose a una levantada de hombros para ir a la cocina por su primera comida.
A NamJoon le extrañó tanto silencio, se acostumbró a ser recibido por lindos comentarios y la efusividad de los menores cuando traía alguna que otra cosa dulce encerrada en sus bolsillos; incluso esperó un severo regaño de parte de SeokJin como era habitual, reprochándole su ausencia en la cena y el por qué no llegó a dormir en su cama como debía.
Pero SeokJin no estaba sentado en la mesa, tampoco estaban las primeras charlas de la mañana acerca de los atolondrados sueños de Taehyung, ni siquiera un buen y abundante desayuno como eran mañanas antes. Sólo había una jarra de café media vacía, galletas saladas esparcidas por la mesa y un condenado silencio. Jungkook parecía buscar el significado a las migajas de pan, Jimin no se decidía si tomar café como los demás o un buen vaso de jugo de naranja. HoSeok se hallaba en la cocina en lugar de SeokJin, lavando varias tazas y platos de la noche anterior sin tararear ninguna canción boba o pegajosa.
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B U L I M I A
FanfictionOdia verse frente al espejo y ser tan vulnerable con un plato de comida frente suyo, no tener cuerpo perfecto o voz perfecta le afecta más de lo que hubiera pensado. ♦Kim SeokJin sufre bulimia♦ Y todo eso lo cubre con una belleza facial y una risa...