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Dos meses tuvieron que pasar para que SeokJin deje relucir todos sus sentimientos en una canción, todas las palabras que había juntado en esos años y que trazó una y otra vez sobre su piel, dejando marcas finas y rojas que iban desapareciendo pero no olvidándose. Por primera vez cantó algo que él sentía completamente suyo, una historia entre otras seis que provocaron lágrimas de orgullo en sí mismo. Era él solamente.

Era su canción.

No tuvo miedo de cantar, no tuvo miedo de que haya sido solamente él; estaba agradecido por la oportunidad, era su momento, sólo suyo. Egoísta se sentía, el mejor momento de su vida era palpando la soledad y la realidad; qué ironía.

Cuando finalizó el alto de su canción, las teclas de piano dejaron de resonar abruptamente, completamente satisfecho por los resultados. Los cascos abandonaron sus oídos y el silencio fue lo único melifluo que le hizo regresar al mundo, junto a una corriente algo enérgica que le daba el aviso de otra presencia además de la suya.

-¿NamJoon?—preguntó algo anonadado, mirando a través del vidrio el cuerpo ajeno que tanto le gustaba. Sin inmutar ningún sonrojo o vergüenza, ya acostumbrado por años, dio permiso para que entrara con un ligero asentimiento, sintiéndose desvanecer cuando se encontró esos hoyuelos sonreír por su culpa.

-Tienes una hermosa voz, Hyung—halagó cuando ya estaba frente al cuerpo delgado de su mayor, fijándose solamente en la curva de esos labios rechonchos que tanto le gustaba ver; significaba que él era feliz, y si los demás eran felices él podía sonreír.

-Gracias—su rubor se extendió escasamente sobre sus mejillas, un color casto y bonito que no duró mucho. Una risa avergonzada surcó su sonrisa con ligereza.

-Me estaba preguntando—las manos firmes de NamJoon se atrevieron a picar levemente las costillas del mayor, notando poca masa corporal que pasó desapercibido— ¿quiere ir a comer conmigo?

SeokJin había perdido la costumbre de comer en compañía desde que Jimin tomó más importancia a sus movimientos en la mesa y Jungkook lo vigilaba cada vez que daba un sorbo largo a su vaso de agua, debía seguir cuidando de su cuerpo aunque ya no recurriera al vómito inducido, debía ser hermoso para los demás. Con una sonrisa, asintió a la propuesta amable de NamJoon, imaginando que éste le haría comer bastante.

Abandonaron el edifico calmadamente, tomándose su tiempo de viaje dentro del ascensor y contando sus progresos en diferentes plataformas como lo eran el baile y la composición de instrumentos. SeokJin había tomado un lánguido cariño hacia la guitarra, tocándola de vez en cuando y estudiando vagamente entre breves descansos. No esperó obtener un enorme progreso en menos de un mes, las ampollas sobre sus dedos eran valiosas cuando recordaba los acordes que había realizado.

-¿Quieres comer algo en especial?—NamJoon planeaba pasar un tiempo agradable con su mayor, como si reviviera la primera salida que tuvieron antes de formas una banda, pagando él mismo las cosas que consumieron como correspondía. Haciendo memoria, recordó escasamente la charla que tuvieron y el ambiente tan ameno que se había formado: el principio de una amistad.

-Pronto va a ser tarde, ¿por qué no vamos a comer Samgyeopsal en un restaurante cercano?—hace pocos días SeokJin venía con ganas de comer un poco de carne asada o algo similar, ya que se limitaba a las verduras y pocos fideos en la noche para no hincharse.

-Yo invito—propuso NamJoon al tener ya la comida medianamente decidida.

-No, quiero pagar yo esta vez.

Una mediana sonrisa decoró los hoyuelos de NamJoon, provocando que SeokJin sintiera por menos de un momento su cara roja y su corazón anonadado. En una caminata apacible hacia el auto lograron su cometido del comienzo de una amena salida.

B U L I M I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora