B U L I M I A

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Inspiraciones vergas a las 1:44 de la mañana, corto, perdón <3//
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La primera vez que SeokJin vomitó fue a los quince años.

Con el corazón roto, los labios sangrados y los ojos desbordantes de lágrimas. Había terminado con su novia a gritos, las excusas no podían intervenir cuando ella estaba siendo tomada por otros labios.

Su madre no estaba, sin embargo, el pollo frito que ella siempre traía al menos una vez a la semana se guardaba y calentaba en el microondas. SeokJin comió todo el pollo que pudo tragar, ahogándose en lágrimas y prometiendo horrorosa y tontamente que jamás se volvería a enamorar.

Había leído que la apariencia es lo primero que ve una persona cuando te conoce; pero él se sentía bien, con el peso correcto y una panza casi invisible que adoraba llenar con lo más delicioso que su paladar podía aguantar, delirando ante la combinación de sabores, especias y texturas nuevas que explotaban en su lengua. Y, de la nada y de repente, se sintió gordo.

Fue como un rayo aquel sentimiento, un rayo que había alcanzado la copa del árbol de su autoestima y quemado la mayoría de hojas para dejar ramas resecas y negras, con cenizas que se irían para siempre y jamás volverían a lo que fueron.

Con el plato todo quebrado en el suelo, los huesos de pollo en la basura y él tratando de alcanzar su úvula es como terminó. Dolió muchísimo al primer intento, tenía las uñas algo largas y había lastimado la parte de atrás de su lengua. No había mascado bien, prácticamente tragaba grandes trozos que se atoraban en su garganta y le quitaban la respiración. Tembló muchísimo, incluso se derrumbó en el suelo sobre sus rodillas al sentirse débil y mareado, incapaz de todo y nada.

Escupió saliva acumulada, pequeños trozos de carne blanca e inclusive un poco de sangre. El resto de la tarde quedó con la voz ronca, con los párpados hinchados y un pequeño castigo por haber roto un plato y no dar una excusa creíble. Vamos, que su madre no era tan tonta como para tragarse que Jjangu había saltado y golpeado con la punta de la nariz el plato que se mantenía dentro del microondas. Además, lo único que hacía el perro era comer sin cansarse, su propio deporte olímpico.

Hubo veces en las que dudó si ser bulímico era la mejor forma de no sentirse trastornado por su peso. Sin embargo, su pecho se infló se orgullo y una sonrisa enorme pintó su rostro cuando, después de semanas de prácticas y de informarse bien sobre cómo vomitar con más facilidad, pudo vaciar su estómago por completo.

SeokJin se sentía orgulloso de ser bulímico, porque consiguió ser hermoso.

A pesar de sentir fascinación por el canto -una vez que participó en una audición para ser cantante-, tuvo que detener por varios días el intento de devolver a propósito sólo para cuidar su garganta. El té con miel era su arma secreta, delicioso y dulce naturalmente.

Los días pasaban, se sentía cada vez más hermoso. Los meses quedaban atrás, vomitaba cinco veces por semana y no cada día como hacía antes. Dos años pasaron, a veces olvidaba que era bulímico. Año y medio después ya se sentía con una autoestima estable, olvidando la costumbre insana de devolver luego de cada comida; es más, incluso se permitía comer hasta que su estómago le pidiera un anti-ácido.

Pero no todo es felicidad. Y SeokJin lo sabía, y no lo creía.

-¡No expresas nada con tu cuerpo, no pones fuerza y tampoco extiendes todas tus extremidades con fluidez!—gritó el coreógrafo luego de corroborar la danza individual de SeokJin. Eran ellos dos en la sala de ensayos, con el disco rayado de la canción culpa de tantas repeticiones, tres botellas de agua vacía y horas desperdiciadas. El coreógrafo estaba harto de todo, de SeokJin y su baile, más específicamente—. Estás más pesado. Por Dios, no cargas una bolsa de plomo en tus tobillos o muñecas.

SeokJin se apenó, todavía era un aprendiz sin mucha experiencia. Podía mejorar si se dedicaba más a ello y menos horas de sueño, con paciencia y recordando arduamente cada paso hasta que le quede tatuado, si es necesario, con sangre. Con la respiración agitada, el calor mareándolo y el miedo, todo aglomerado en el punto cúspide de su capacidad.

-O adelgazas y mejoras tu ritmo y sincronización, o no debutas.

Palabras amenazadoras para generar terror surgieron un efecto peor en SeokJin, quien sólo atinó a asentir sin preguntar nada, queriendo procesar lo escuchado con calma y coherencia.
Si él no debutaba, no habría nadie dentro del grupo quien ponga calma, que compre la comida suficiente para los otros seis restantes que se habían robado su corazón. No estaría arruinado él, sino el resto.

Y volvió a la Bulimia tan desesperadamente.