Epiloge

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Estaba sumamente preocupada, tenía un nudo en el estómago, las manos me sudaban, mis piernas no dejaban de temblar, sentía que me iba a caer en cualquier momento.
Me había citado aquí y no sabía que quería.
Hace dos años que no lo veo y no sé qué voy a sentir al hacerlo de nuevo, se que dije que lo había superado, el miedo, el remordimiento, culpa... ahí esta.

Tomé fuerte la mano de quien siempre me acompañaba, su cara tampoco se veía del todo bien, ¿estará igual de nervioso que nosotros? ¿Me odiará?
Llevaba dos maletas grandes; llegó, estábamos frente a frente y lo primero que hizo fue abrazar a su viejo amigo.

Y ahí fue cuando lo entendí todo, esta reunión, la llamada, tenía un mensaje, uno que no necesitaba palabras.
El otorgamiento del perdón.

Me miró, con sus ojos cristalinos y llenos de distintos sentimientos.
– Los extrañé tanto.- dijo a mi oído con un acento Español muy marcado.
– Y nosotros a ti, te debo tanto.

Fue en ese instante, en ese pequeño momento donde todos esos sentimientos, la culpa, el remordimiento, temor, angustia, todo, desapareció.
Él estaba aquí, conmigo, con nosotros, nos había perdonado, pero no venía solo, detrás de él salió una chica, a quien presentó como el amor de su vida.

Al verla solo sentí felicidad por mi amigo, por que eso es, mi mejor amigo.

Subimos al auto y era como si el tiempo no hubiera pasado, la charla fluía y los recuerdos igual.

Todos estábamos ansiosos, mañana era el gran día y obviamente su presencia era requerida, sin importar el tiempo o la distancia que estemos separados.

Mi abuela siempre me decía que solo era cuestión de esperar y vaya que tenía razón.

*
Llegamos al hotel donde ellos se hospedarían, pero le pedí unos minutos en el bar del lugar.

Nos sentamos en la barra y nos quedamos mirando unos minutos.
– Vaya que eres afortunado.- fue lo primero que dijo.- y yo fui tan tonto como para no darme cuenta que ustedes eran el uno para el otro.
– Deja de decir eso hombre.- bebí de mi escocés.-
– Y ahora se van a casar, ya quiero ver todo, Cory siempre fue demasiado brillante para todo, aparte de hacer todo extravagante sin verse exagerado, es su estilo, tu eres su estilo.
– Se ve que Silvana es una excelente chica.- dijo José.
– Si lo es, no sé qué hice para merecerla.
– Hiciste que tú mejor amigo fuera feliz, a pesar de todo, sin importar que tú perdieras, eso hiciste para merecer a esa mujer.- mis palabras eran sinceras.
– Creo que todo fue obra del destino, ustedes tenían que estar juntos y yo con ella, todos ganamos.
– Amanda está ansiosa por verte.
– Y yo a ella, siempre, más que un familiar de Cory, fue mi amiga.
– Te entiendo.-

.

Caminaba lentamente del brazo de su abuela, su velo caía hasta sus clavículas, podía ver perfectamente a través de él y al pie del altar se encontraba el amor de su vida y su mejor amigo.
– Te dije, todo se acomoda, los dos se ven felices, por que los dos son parte de tu vida ahora.– le dijo Amanda mientras caminaban.
– Gracias, siempre tienes razón.
– Tus padres estarían orgullosos.- mencionó cuando llegó hasta el altar y la entregó al hombre con quien se casaría.–
– Lo se, pero me basta y sobra con que tú lo estés.- besó la mejilla de su Nana antes de que ella se fuera a sentar.

.

– Si hay alguien que se oponga, hable ahora o calle para siempre.- El salón quedó en silencio.- sin más preámbulos, los declaro marido y mujer, puede besar a su esposa.-

Los dos enamorados se besaron, mientras todos aplaudían de felicidad.

Salieron de aquel lugar, pues la fiesta sería en otro salón, Los casado se dirigieron a la orilla del mar, ya que estaban a metros de ahí, el muelle se veía pequeño desde esta distancia.

– Nuestra historia, no es una de completo amor.– dijo ella enterrando los pies.
– No claro que no.- La secundó mientras la abrazaba por la cintura, el viento les despeinaba el cabello a los dos.– nuestra historia trata más que nada del perdón.
– Si, igual lo pensé.- ella lo miró unos segundos y luego sonrió.- me alegra que Eduardo haya querido asistir, después de nuestra gran traición.
– No fue traición chicos.- Lo escuchamos gritar.- La Tentación simplemente ganó y el destino los juntó.- se acercó a sus amigos.-
– Jamas voy a terminar de sentirme tan mal por lo que yo te hice.
– Jamás digas jamás, por que jamás es "amas" con una 'j' enfrente. Coraline, mírame , estoy aquí, los quiero ver felices a los dos, son mis mejores amigos.
– Gracias Yayo.- mencionó José.- Por tu amistad.
– Igual a ti, pero hay que dejar eso para el Thanksgiving Day, hoy es su boda, hay que ir a celebrarla.
– Vamos.- mencionaron al unísono.

Y así fue como aquella Tentación Prohibida, dejó de ser un pecado y se volvió alcanzable.

Tentación ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora