Su cabeza no dejaba de dar vueltas; eran las 3 de la mañana del lunes y no había podido conciliar el sueño.
¿Qué era lo que pensaba?
Se sentó en la cama y debajo de ella se encontraba la computadora donde transcribió las ideas escritas en el papel a un documento digital.
Por la tarde pasó algo muy raro y creo que las letras en esta columna es lo único que me ayudaran a aclarar mi mente.
Me besé con el mejor amigo de mi novio y me hizo sentir chispas, fuegos artificiales, cosquillas y miles de sensaciones que nunca había experimentado con nadie más.
Mi conciencia y razón están hechos un lío, tratando de deducir que significa; una tercera ley ha aparecido en mi interior, no sé cómo denominarla, pero al parecer fue encerrada y condenada al exilio por mi conciencia y razón hace muchos años; sin embargo, ha regresado y la jaula en donde se encuentra ya tiene muchos deterioros, está a punto de romperla y salir.
Creo que si sale sería bueno, ya que me daría las respuestas que estoy buscando, no sé si son las correctas para no dañar a nadie, pero tan siquiera tendría un camino el cual decidiría si seguir o no.
Tal vez si no lo hubiera conocido nada hubiera pasado, la respuesta al Te amo de mi novio hubiera sido inmediata y no tuviera que pensarlo, dios cualquier chica quisiera tener algo como lo que yo tengo con él y lo acabo de mandar a la mierda.
Me siento como una zorra que acaba de hacer la peor traición y no merezco perdón.
No sé cómo le diré esto a mi novio, no podría renunciar, me encanta escribir en donde estoy ahora, tampoco puedo terminar esa amistad de muchos años.
Pero mi conciencia me pide a gritos que haga algo, que se lo diga, que sea sincera, él entenderá, pero la tercera ley en mi cabeza dice que solo tengo que huir a los brazos del nuevo sujeto.¿A quién creerle?
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Dejé la computadora en la cama y me levanté de ahí, tenía varios mensajes y llamadas, algunas de José, otras de Yayo, no quería hablar con ninguno, me sentía muy avergonzada; el teléfono volvió a sonar y era un facetime con Yayo, no quería, pero recordé que su vuelo para Los Ángeles llegaba hoy.Contesté y traté de verme lo más normal posible.
- Hola.- dije con una sonrisa.
- Pensé que no responderías, pero ya quiero verte, ha pasado una eternidad.
- Si yo igual necesito verte.- dijo desanimada.
- ¿Pasa algo? - levantó una ceja.
- No, solo que te extraño mucho.- intentó sonreír.
- Llego en la mañana, ¿porqué no le dices a José que te dé el día?
- No me quiero aprovechar, como quiera salgo temprano, paso a tu casa saliendo.-
- Bueno, te amo.- ella sintió un gran dolor y culpa en su pecho.- nos vemos.- y colgó la llamada.El llanto se apoderó de su cuerpo, no sabía que hacer, le mandó un mensaje a José pidiéndole el día de mañana, él a duras penas aceptó, pero muy en el fondo supo cómo se debería de estar sintiendo la chica, porque también tenía culpa en sus entrañas.
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Me importaba poco perder la amistad con Yayo, simplemente quería a Cory a mi lado, ella es un ser maravilloso, que no solo me ha hecho ver miles de cosas nuevas, si no que cuando estoy a su lado siento que nada más importa y eso es algo que no pienso perder.
Ella me mandó un mensaje, pidiéndome el día de hoy libre, no pude negarme, sé que esto fue algo muy repentino, el que nos besáramos y yo le dijera que me gusta, la habrá dejado en shock, así que por más que no quisiera tuve que aceptar.
No voy a perderla tan fácil, si ella no le dice nada a Yayo, lucharé para que termine con él y que sea mía a toda costa, sé que suena muy egoísta pero nunca me había... enamorado, sí, estoy enamorado de Cory, como de nadie más lo había hecho.
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Estaba muy feliz por ver a Cory de nuevo, espero que estos días hayan hecho despejar su mente y por fin sepa que somos el uno para el otro, creo que si es algo cursi de mi parte, pero realmente la amo demasiado, sé que ella también lo hace, pero la conozco y tiene miedo a decir algo que la lastime, porque ya le ha pasado antes.
Cory me había mandado un mensaje por la madrugada donde me había dicho que José si le dio el día libre y necesitaba hablar conmigo urgentemente, no fueron esas sus palabras, pero el mensaje se veía de esa manera. Estaba un poco emocionado y asustado por lo que me pudiera llegar a decir.
Subí a un taxi y fui en dirección a su departamento antes que al mío, eran alrededor de las 10 de la mañana, así que supongo que ella ya estaba despierta, al llegar no ocupé de tocar o avisar, porque ella me había dado copia de las llaves, subí y cuando abrí la puerta la vi en el sofá, estaba fumando y se veía un poco cansada y algo triste.
- Amor. - dije preocupado acercándome a ella, lo primero que hice fue abrazarla, estaba un tanto fría, ella no respondió a mi abrazo. - ¿Estas bien? ¿Te hicieron algo? - solo negó con la cabeza y sus ojos comenzaron a mojarse con lágrimas. - me asustas, no llores hermosa.
- Yayo yo...- dijo con un hilo de voz, sus palabras no salían y en este momento fue cuando mis miedos se hicieron más grandes. - no sé cómo empezar. - soltó un sollozo y se limpió las lágrimas con la misma mano donde sostenía el cigarro, para después darle una calada.
- Di lo que tengas que decir Cory, yo lo soportaré. - me separé y esperé a que hablara.
- No te amo Eduardo. - cuando me llamaba así sabía que todo estaba mal. - yo pensé que lo lograría, pero luego conocí a....- sus palabras se cortaron y mis ojos miraron a los suyos directamente, ¿que dijo?
- ¿Conociste a alguien más? ¿me engañaste con otro? - mi coraje fue mayor a mi tristeza.
- No, yo, al principio creí que solo, solo éramos amigos, compartimos muchas cosas y momentos, mi mente confundió todo, yo...- ella lloraba mientras me decía y evitaba mi mirada a toda costa. - y luego nos besamos y todo se fue a la mierda.
- ¿Quién es? ¿Lo conozco? - no me dijo nada- ¡Contesta maldita sea! - pero de pronto todo se aclaró en mi mente. - Es José...- dije para mí mismo.