#10 Office

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Llegaron hasta un lugar, donde servían desayunos y brunch, ellos ya iban un poco tarde para el desayuno, pasaban de las 11.
- Aquí probarás las mejores bebidas embriagantes que puedas imaginar con tu desayuno o brunch.- le informó a la chica que estaba entretenida leyendo el menú.
- No puedo creer que te haya prestado a mi rayo.- dijo ignorando la sugerencia de José.- nunca lo había hecho, real, ni Yayo ha conducido ese auto.
- Pues me siento alagado de haber sido el primero.- estiró su mano hasta la de ella y acarició el dorso de esta, en un gesto de cariño, ella solo sonrió.

Estaban encerrados en ese roce, eran sensaciones que no podían explicar, parecía que estaban dentro de una burbuja gigante, con el aire ligero, pero la mesera se las reventó.

- Muy buenas tardes bienvenidos sean a Benucci, ¿que les sirvo? - dijo entusiasta, Coraline retiró su mano rápidamente del toque del chico, no sabia porqué, pero sentía que estaba mal aquello que había sentido con su toque.
- Si buenos días, a mí me puedes traer el especial, junto a un jugo de naranja, ¿Coraline?
- Lo mismo.- dijo sin ver de qué se trataban, se estaba sintiendo demasiado rara.
- ¿Sucede algo? - le preguntó una vez la chica se fue del lugar con su orden.- te noté un poco rara.- le sonrío.
- No, no es nada, una punzada en el estomago es todo, pero estoy bien.- mintió.

La comida se pasó entre varias pláticas o chistes.
El volvió a conducir hasta el trabajo y una vez ahí se despidieron y ella entró en su oficina rápidamente, se recargó en la puerta y dejó salir un gran suspiro, colocó sus cosas en el perchero que se encontraba en una esquina y fue hasta su escritorio, del cajón sacó aquella hoja donde ya tenía varios pensamientos vanos.

¿Qué está pasando?
Ese roce fue uno de los más extraños que he sentido, fue como si sus yemas me inyectaran una gran dosis de adrenalina o endorfinas que me llevaron a un estado de paz y tranquilidad.
Algo que nunca había sentido.
¿Qué significa?
¿Él también lo sintió?
Alguien sabe ¿qué significa eso?
Eduardo no me provoca eso y yo lo quiero demasiado, recuerdo nuestra primera cita el estaba muy nervioso y yo muy incómoda, nunca lo he dejado conducir mi auto, nunca, llegó él y con solo una mirada me convenció.
No lo entiendo.
¿Qué me estás haciendo Los Ángeles?

Y volvió a guardar esas hojas, que se habían convertido como en su diario, en momentos así necesitaba mucho a su abuela, que por más que le había rogado no aceptó a venir con ella.
El sonido del teléfono la sacó de sus pensamientos era de recepción.
- Señorita Yatay, Eduardo Gutiérrez quiere pasar a verla.- ella de inmediato respondió con una afirmativa, necesitaba a su novio, quería saber que era lo que eso significaba.
Su novio entró por la puerta de su oficina y cuando este la cerró ella se abalanzó a sus labios, intentando sentir algo parecido  a ese pequeño gesto con la mano del otro hombre.

Se encaminaron torpemente hacia el escritorio de la chica en donde la subió sin importar tirar algunas de las cosas.
- Siempre tuvimos la fantasía de hacerlo en una oficina.- dijo mientras dirigía sus labios al cuello de la chica.
- Cierra con llave.- dijo un poco acalorada y apuntando a la puerta y el chico hizo lo que su novia le ordenó.

Se acercaron de nuevo y ella buscaba desesperadamente tener esa sensación de nuevo, las manos de la chica se dirigieron al abdomen de Eduardo en donde sintió su tersa piel, le retiró la camisa y dejó varios besos sordos en su cuello y pecho; lo mejor de su oficina era que se encontraba en la esquina y no tenía cristal ya que la pared frontal la compartía con la sala de juntas que se encontraba vacía.
- No hay que hacer ruido.- le advirtió ella.
- ¿Si lo vamos a hacer? - ella solo asintió.

Su cuerpo comenzaba a responder a la excitación, sus pezones comenzaban a verse en el camisón, eran más notorios ya que no llevaba el sostén, él lo levantó y comenzó a enfocarse en ellos, ella quería gemir pero sabía que no podía hacerlo así que solo se mordía su labio inferior hasta ponerlo pálido, para evitar que algún ruido saliera de su boca.

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Sus bocas estaban pegadas en todo momento para evitar que uno de los dos gritara fuertemente una vez alcanzado el orgasmo, el cual estaban a punto de hacer.

Ella sintió un espasmo apresurarse en su cadera, encajó las uñas en la espalda de su novio y lo besó para ahogar el grito de lujuria.
Minutos después el chico la volvió a besar ferozmente para evitar que el gruñido que su garganta quería liberar sonara más alto de lo que lo hizo.

- Tengo que escribir sobre esto, pero pondré que fue en tu oficina, no quiero que me despidan.- le dijo agitada y besándolo de nuevo.
- Sí, no importa.- le regresó el beso.

Acomodaron su ropa entre risas, no podían creer lo que acababan de hacer en esa oficina, con toallas desinfectantes limpió el lugar en el escritorio en donde habían estado y se reía mientras lo hacía, miró el reloj, vaya, habían durado así como 40 minutos.
- ¿A que venías? - se burló un poco ya que ni siquiera lo dejo hablar cuando llegó.
- No lo recuerdo.- se rascó la cabeza y comenzó a reír.- pero no me molestaría nunca olvidar las cosas de esa manera. Te amo.-

Y fue la primera vez que ella escuchaba esas palabras de sus labios.
Él la amaba.

***************

NO SI ENTONCES!

¿Qué les está pareciendo? ¿Creen que voy muy lento en la novela? 

Para las desesperadas de la acción con Pepe, tranquilas, pronto llegará.

Tentación ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora