Me desperté muy ansiosa para ver si mi mamá había llegado, pero al parecer me levanté mas temprano que el sol, pues aún no había salido. Fui a la sala, descalza y me encontré con Madya, estaba sentado en el sofá más grande y largo mirando la televisión. Madya era humano como yo, era alto, más o menos media un metro ochenta así como el doctor Aydam, sus ojos eran color verde y su cabello era color castaño oscuro, lacio pero con ondas. No era gordo ni flaco, estaba bien, aunque su humor era uno de los mas pesados, a penas podía lidiar con él.
-Madya, ¿aún no ha regresado Elizabeth?
-No, y deberías de estar durmiendo, ¿no lo crees?
-Tal vez, pero no consigo dormir, ni si quiera leyendo.- Mientras le respondía a Madya me percate de que al lado de la sala había otro salón, en el cual había un piano blanco.
-Meredid, ¿a dónde te vas?
No le hice caso a Madya y me fui junto al piano, me senté en frente abrí la tapa que cubría las teclas, y vi unas partituras con una música que decía ‘’Meredid’’, no entendía lo que estaba escrito excepto mi nombre, parecían notas, pero sin mas demora mis manos comenzaron, al parecer, a ejecutar aquella melodía, mis ojos miraban fijo la partitura con las notas, y mis manos automáticamente tocaban las teclas, luego cerré mis ojos y sentí la música. El sol comenzaba a despertarse y su luz empezaba a resplandecer a través de las puertas que eran de vidrio, el sol brillaba en mí y para mí, el calor me abrazaba; de pronto comienza a nevar, yo no lo sentía el frío, pues mi amigo el sol estaba siempre a mi lado y cuidando de mi temperatura.
Madya y Owl me observaban desde la puerta, contemplando con ojos brillantes y una sonrisa en su rostro, mi talento para con el piano. Hasta que suena el timbre de la casa, nos quedamos en silencio por tres minutos sin hacer ningún movimiento, ninguno de los tres sabía si ir a ver quien era por miedo a que sea mi padre, pero con alegría si era mi madre. Pero si era mi madre abriría sola la puerta. Así que nos acercamos los tres de a poco hacía las ventanas de la sala que daban con la puerta, Madya fue hacia la ventana de lado derecho y Owl se posó en mi hombro derecho, acercandonos a la ventana del lado izquierdo.
Quede absolutamente sorprendida al ver de quien se trataba. Era el doctor Aydam.
Sin titubeos abrí la puerta para saludarlo y abrazarlo, pues era mi único amigo en aquel horrendo lugar, o al menos yo lo veía así a él. Madya y Owl desaparecieron en tanto se dieron cuenta de que yo lo conocía, pero se mantuvieron cerca por cualquier cosa.
-Meredid por fin te encuentro, estaba muy preocupado por ti.
-¿En serio doctor? Lamento haberlo hecho sufrir.
-No, no te disculpes ni nada. Te estuve buscando por todo el pueblo, ¿Por qué te escapaste?
No sabía si contestarle o no con la verdad. Mientras pensaba en mi respuesta entramos a la casa. Y yo me dirigía al salón donde se encontraba el piano.
-No creo que lo entiendas, ¡me encontré con mi mamá! Después de seis años.
-Espera, ¿dijiste seis años? ¿No tendrían que ser diesiceís años?
-No, yo fui apartada de mi madre a los diez años, mi padre me arrebato de sus brazos y el la golpeó, me llevó a aquel lugar desolado, mintiendo y diciendo que yo estaba loca, y que fui yo la que lastimo a mi madre.
-Eso no estaba en tu expediente.
-Pues no, yo me enteré ayer, por mi madre.
-¿Me permitirías conocer a tu madre Meredid?
-Pues sinceramente no lo sé, no tengo idea de como vaya a reaccionar con tu visita. Aunque cuando le diga que usted es importante para mi, no creo que diga nada.
-¿Soy importante para ti Meredid?
Me comencé a sonrojar…
-Pues si Aydam, usted era como un amigo para mí.
La luz del sol que atravesaba las paredes de vidrio de aquel salón nos iluminaba a ambos, en tanto el se me acercaba mi corazón latía más y más fuerte. ¿Qué era eso que estaba sintiendo?
-Meredid, debo confesarte algo- agarrando mis manos con las suyas y acercándose a mí continuó hablando. – Soy un doctor, y soy de los que no mezclan lo laboral con lo personal, pero desde el primer momento que te vi, no te veía con ojos de doctor, te miraba con ojos de hombre, me gustaste desde el primer día, y yo se que tu no estas loca, por la manera en que me mirabas y hablabas sin titubeos. Un loco no hablaría así.
-Aydam… - con una voz temblorosa pronunciaba su nombre.
-Déjame terminar Meredid. No se si realmente yo te guste, pero si me dieses una oportunidad no la desperdiciaría, te cuidaría todos los días, y durante la noche seré un vigilante para que nada te ocurra, no permitiré que nadie te insulte o se te acerque si tu no lo deseas. Todos los días te demostraría lo mucho que me importas, entre muchas otras cosas, solo si me aceptas, no como el Doctor Aydam, solo Aydam… ¿Qué dices?- y se arrodilló ante mí. -¿Quieres ser mi novia Meredid?
Estaba impactada por aquella propuesta, mis ojos quedaron como platos, a penas nos conocíamos, la relación que teníamos era solo de Doctor a Paciente y de Paciente a Doctor. Era un campo nuevo para mí, pero no pude evitar quedar embobada por aquellas palabras tan dulces.
-Aydam, yo no se que decirte… -muy confusa le respondía.
-¡Sólo sigue lo que dicta tu corazón Meredid!
Cerré mis ojos por unos segundos, suspiré, y me digné a mirarlo, me arrodille ante el y sin mas demora lo abrace, y murmurando en su oído le respondí.
-¡Acepto ser tu novia!
Me abrazó muy fuerte, dejó de abrazarme y me agarró del cuello, delicadamente, me miró a los ojos diciendo.
-¡No te arrepentirás de tu decisión!
-Yo sé que no lo haré…
Se acercaba a mí, más y más hasta que nuestros labios se encontraron, un encuentro tierno y cálido, un beso muy esperado tal vez, se separó y luego me volvió a abrazar.
Estaba tan feliz por lo ocurrido, pero aún no venía la parte mala, ¿Cómo le diría lo de mi padre, si ni siquiera yo lo he visto?, ¿cómo le diría lo de mis protectores?, ¿cómo le explicaría mis pesadillas? A él no le convenía estar conmigo, pero sentía algo tan fuerte por él, que no me pude negar. Nos levantamos del suelo, y fuimos a la sala y nos encontramos con la sorpresa de mi madre apuntando a Aydam en la cabeza con un arma.
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La Hija de Él
Teen Fiction¿Sentiste alguna vez que no perteneces a ningún lugar? ¿Que una parte tuya te falta? ¿Qué es la pieza más importante? ¿Cómo te sentirías si toda tu vida fuese inventada para alejarte de la real? ¿Qué le dirías a la gente si tu familia estuviese llen...