El valiente y atrevido Oz (extra parte 2)

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El chico, con las manos algo temblorosas, un palpitante sentimiento de vergüenza y las ideas en un completo lio, deicidio alejarse rápidamente del lugar. Con cuidado, comenzó a caminar hacia atrás, fijándose por donde pisaba, que tocaba y a donde iba. Aunque, siendo sinceros, el pequeño ojos verdes no se encontraba al 100% de sus facultades, y con una torpeza impresionante, clavo su mano sobre una rama en un crujido, y la otra sobre un pequeño matorral espinoso que, para su desgracia, le hicieron soltar un pequeño aullido doloroso lo suficientemente fuerte como para que la pareja se percatara de su presencia.

Al momento, los dos personajes que hace tan solo unas milésimas de segundos preparaban su festín, se quedaron inmóviles ante tal ruido que, segundos después, ceso entre el alboroto de estos dos, vistiéndose con rapidez y agilidad, percatándose, con cierta pena, que estuviesen completamente tapados.


- ... ¿Tu crees... ?  

Soltó la mujer, rompiendo aquel silencio incomodo y preocupante, mirando seguidamente con las mejillas coloradas a su contrario.


- Ni siquiera lo menciones.

murmuró el hombre interrumpiendo, abotonándose el saco con torpeza sin querer escuchar la afirmación de la mujer, puesto que era obvio lo que quería comunicar.


Por otra parte, el rubio había logrado escapar. Con pasos bruscos se había ocultado tras un árbol frondoso y para nada estrecho, suspirando cansado puesto que la marcha que había pegado había sido impresionante. Entre respiraciones agitadas y  gestos exagerados, se recostó sobre el tronco, bajando por este hasta llegar al suelo intentando procesar lo que había presenciado y lo que vendría en consecuencia.


- ... Oz Vessalius, heredero de la casa Vessalius, ¿Cómo es posible que reacciones de una manera tan infantil ante una situación tan... tonta?

Se cuestionó, posando su mano derecha sobre su cabeza, dándose ciertos golpecitos de cuando en cuando en signo de desaprobación.

Segundos después, se levantó con tranquilidad, sacudiendo sus ropas mientras comenzaba a tomar una expresión mas seria. El color vergonzoso de sus mejillas se había disipado y su semblante era audaz y rebelde.

- En fin. Explotar en cólera no es algo de mi estilo. Pero, e vivido la experiencia, y tengo que reconocer que ha sido gratificante. Ahora, será mejor volver a la mansión, una taza de té es lo que necesito ahora.


Después de aquellas palabras y recogiendo su dignidad caída, rodeo el árbol a la mitad, volteando a la dirección de donde había corrido, fijándose en su pequeño reloj de mano por pocos segundos...


- Así que... Oz Vessalius ¿no?

Dijo aquel hombre cruzado de brazos, mirando de forma maliciosa al muchacho parado junto a la mujer, cuyo semblante era igual al de su acompañante.


el ojos verdes levantó la mirada lentamente a la voz del hombre, cerrando su reloj,  guardándolo de inmediato en su bolsillo. Al observar a los dos personajes nuevamente, las imágenes que había presenciado anteriormente pasaron certeras como una cachetada dentro de sus pensamientos, colorando sus mejillas de forma rápida y fugaz. El rubio, sintiendo la necesidad de huir nuevamente, se mantuvo firme, y respirando unos momentos para relajarse, hablo.


- ¿Oz Vessalius? ¿Quién lo busca?

Soltó en palabras algo secas, pero mostrando cierto tono inocente y audaz.

Olvidadas- Pandora heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora