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Kankuro pudo sentir el ambiente impregnado de varios vampiros y eso era desagradable. Pensar que alguno de ellos pudo haber tenido contacto con su pequeño hermanito le molestaba. No era que fuera a aceptar sus sentimientos por Gaara tan fácilmente, pero tampoco podía permitir que uno de su sangre estuviera cerca de su enemigo natural... Se encajó las garras en la carne. ¡A quién diablos, quería engañar! Negar lo que sentía frente a su padre o ante Chiyo era una cosa, pero negarselo a sí mismo cada vez se hacía más absurdo y más agotador. Él amaba a su hermano. Amaba a Gaara con una pasión desbordada que cada vez era más difícil contener. Y fue ese mismo instinto el que le hizo emprender el viaje apenas unos minutos después de que Temari le diera su aprovación. << Vete y hazle el hombre más feliz del mundo...>> Dijo la chica tratando de ser comprensiva.
A sus 19 años, Kankuro tenía la fuerza y el poder para enfrentarse a cualquiera, en especial a su padre, de quien últimamente había pensado que era mejor quitarle el control de la manada. Era el hijo mayor, y era obvio que el resto de la manada lo veía a él como el sucesor de Kazekage, pero eso sólo pasaría cuando el líder muriera, antes de eso... debía seguir acatando sus órdenes como la más absoluta ley del Clan Subaku.
Pero ya no. Su cuerpo ahora le exigía encontrar a Gaara, satisfacer su instinto y cumplir con su promesa. << Niichan, te amo mucho... por eso siempre te voy a proteger... >> Le dijo una tarde junto a la cuna de Gaara, la primera vez que el bebé sonrió y comenzó a mejorar su delicada salud.
Gaara había sobrevivido a ese primer año de enfermedades con los cuidados de Kankuro, quien a su corta edad se esmeraba en hacer sonreír al pequeño. La primera vez que el poder del Ichibi se liberó fue en la primera cacería de Kankuro, su primera separación. Gaara no entendía por qué su hermano no estaba y todos sabían que nadie a parte del heredero, podía controlarlo.
El suceso fue la experiencia más aterradora que Kankuro pudo haber visto a su corta edad y luego de eso quiso alejarse de Gaara varias veces pero una sola sonrisa del pelirrojo bastaba para volverlo a abrazar con fuerza y prometerle que lo protegería.
Como Kankuro era el mayor, fue le primero en explorar en cuerpo que parecía hecho para el deleite. Su imaginación era aún inocente, pero las sensaciones de su cuerpo al recorrerlo con sus propias manos eran demasiado buenas y carente de un concepto prohibido. Si eso sentía él, ¿qué podía hacer con Gaara? Su hermano era pequeño, apenas 8 años, pero Kankuro lo quería, lo deseaba, lo amaba...
Comenzó con una simple caricia en la mejilla, un roce de sus labios con los suyos, pasó el brazo por la cintura, metió la lengua en su boca buscando la de Gaara y cuando el jugueteo se volvió más intenso acompañado de carias en su pecho y en sus piernas, el rugido de su padre y una serie de golpes le aturdieron la mente. << ¡Eres un maldito enfermo! >> Le bramó sin contemplaciones. Gaara se lanzó contra su padre para protegerlo, para decirle que él también gustaba de Kankuro, que los golpeara a los dos. Pero Kankuro no lo escuchó, se bloqueó por completo cuando se padre lo vio con el gesto asqueado y la mirada más gélida que un lobo podía llegar a tener.
<< Él tiene razón... soy un enfermo... >> Se repitió sin descanso desde ese día. Se torturó de esa manera sun tregua hasta tatuarselo muy dentro de su consciencia.
Gaara lo buscaba, lo insitaba, pero él le rehuía. No quería estar cerca del pelirrojo, no quería ser la vergüenza de su padre... ¡Se suponía que él era su heredero, su orgullo! Tenía que actuar como el verdadero sucesor del Clan.
Una noche Gaara estaba dispuesto a todo. Se coló en la habitación de Kankuro y bajo las sábanas comenzó a explorar el cuerpo ajeno con el que había soñado por tanto tiempo. Kankuro despertó sintiéndose aplastado por una enorme roca, suspiró cuando vio que sólo era su hermanito agazapándose en su regazo. Pronto sintió unas manitas buscando su miembro y sobandolo por encima de sus ropas de dormir. A esas alturas la confianza de Kankuro ya estaba demasiado mermada como para detenerse a pensar lo que era mejor para los dos y entonces, sucedió.
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La Habitación Sin Fin
FanfictionEn Konoha, desde tiempos antiguos se ha vivido una disputa por el control de la ciudad. Vampiros y Licántropos pelean día a día para demostrar la superioridad de su especie. Naruto y Sasuke deben enfrentarse a su destino para lograr una felicidad qu...