Nuevas sensaciones

985 74 46
                                    

Al cumplir la edad de 13 años (o 12, no recuerdo bien), Watari y yo nos fuimos de Wammy's. Fueron tantos los problemas que me causó Mad, que Roger tuvo que obligar a Watari a pensar en soluciones (aunque aún no entiendo cómo es que Roger podía influir tanto en él, si al final de cuentas Watari era el dueño del orfanato), así que esto fue lo mejor que se le pudo ocurrir. Para mí también estuvo perfecto, así tendría tiempo para poder ser L, sin temor a que alguien me descubriera.

A pesar de que Watari fuera como un padre para mí, el tiempo que ha estado conmigo se ha portado como mayordomo personal. Una parte de mi quiere decirle que deje de portarse como tal, pero otra parte sabe que necesito ayuda, ya que a mis increíbles 25 años aún no sé ni siquiera cómo atarme a la perfección las agujetas, además de ser bastante desordenado.

Pero este capítulo no se trata de mí y de mis cuidados, se trata de Beyond Birthday. Si, Beyond. Uno de los asesinos más cautelosos y misteriosos. Por increíble que se oiga, me siento responsable de su comportamiento.

Lo conocí en una navidad del '93, yo tenía 14 años y él tenía 10. Desde un rincón apartado dentro del comedor pude observarlo: de piel clara; cabello negro azabache, con altura casi por los hombros; ligeramente delgado; ropa oscura; y, cuando nuestras miradas chocaron, pude distinguir unos ojos penetrantes y fríos, demasiado para tan solo un niño de 10 años. Watari entró por la puerta, se acercó a mi oído y me dijo que un caso se había complicado, y necesitaba arreglar ese asunto ya. Nos dirigimos a una habitación alejada, tomé mi laptop y comencé a hablar a través de ésta.  Cuando terminamos y salimos de nuevo, el mismo niño que observé con tanto detalle hace unos momentos estaba justo en frente de nosotros, había escuchado todo. Se volvió loco de alegría, brincaba y gritaba de emoción, temía que le fuera decir algo a alguien. Así que confié en mi método tan poco seguro de suplicar que no dijera nada, sin embargo él accedió a guardar el secreto, aunque por consecuente, también se lo conté a Alex.

Desde ese instante, cada vez que visitabamos Wammy's, no me ha dejado sólo casi ni un momento.
A donde yo fuera, él iba. Lo que yo comiera, él lo comía. Como yo vistiera o luciera, él lo hacía igual.

Antes yo no lo veía como algo enfermizo, incluso creía que era algo que los niños solían hacer, tendría que ser tierno ¿no?.

Pero como lo mencioné, no lo había notado antes y, por extraño que se oiga, sentía una extraña atracción hacia él. No sabía si me gustaba, no sabía si había alguna conexión entre él y yo, no sabía si era un simple presentimiento, pero ese cosquilleo en mi pecho no me dejaba tranquilo.

Lamentablemente, confundí esa sensación con atracción. Fui tan poco discreto que Beyond lo notó inmediatamente, se aprovechó de eso.
- ¿Te falta mucho? Me aburro- musitó Beyond, quién estaba sentado (de la misma manera que yo) en un sofá enfrente de mi, con una mano recargada en su mejilla y con cara de fastidio.
- Sabes que no te tengo aquí a la fuerza- dije amablemente, sin despegar los ojos de la pantalla ni los dedos del teclado de mi computadora- Puedes ir y venir cuando desees.
- No tengo con quien ir...
- ¿Qué hay de Alex?
- Alex no es más que un fastidioso engreído, no es mi amigo.- sé lo que es tener un compañero fastidioso, pero Chris no era engreído, creo que yo tomaba mejor ese papel- Es por eso que prefiero permanecer aquí.
- ¿A qué te refieres?
- Tu y yo somos casi iguales, incluso me comprendes.- me congelé y deje de escribir, sabía que eso era en parte cierto- No quiero ir a ningún lado si no estas conmigo.- Ese calor extraño que no sentía hacia años subió por mí rostro, haciéndome tragar en seco. "No, lo estoy malinterpretando. Lo dijo en otro sentido", pensé con nerviosismo. Se levantó del asiento sin que lo notara, se acercó lentamente hacia mi, tomó de mi mentón y me besó.
Algo en mi decía que esto debía parar ya, pero no pude detenerlo, siguió y siguió... Y yo lo dejé continuar. Era mi primer beso, absurdamente a los 22 años de edad, tal vez eso fue lo que me impidió cortar con la situación.

Esa sensación de los labios de otra persona sobre los tuyos, la textura de estos, su calor, su lengua dentro de tu boca moviéndose aleatoriamente, sus manos recorriendo tu piel... Era algo nuevo para mi, pero sin embargo tan adictivo.

Fue hasta que él se abalanzó sobre mi cuando decidí cortar con eso de tajo. Sabía que esto tendría resultados sexuales y no, no quería experimentar eso aún. Aún los demonios de mi pasado seguían volando cerca, esperando el momento exacto para atacar.
- No, no podemos seguir...- dije entrecortado, empujándolo a un lado y levantándome del sillón.
- Vamos, no me digas que no te gustó- sonrió coquetamente.
- S-si me gustó, pero sólo... no podemos seguir...- agaché la mirada.
- ¿Algún trauma pasado, L?- sonrió ampliamente. Obviamente no me iba a poner a contarle mi vida.
- No, claro que no. Sólo que no me siento cómodo haciendo esto.
- ¡Eres tan obvio!- rió sonoramente y volvió a sentarse en el sillón frente al mío- Pero está bien, si no quieres contarme, no te obligaré. Aunque bueno, me gustaría besarte una vez más.

Y bueno, en pocas palabras así lo hicimos. Y seguíamos haciéndolo cada día de mi estancia aquí en el orfanato, en cada ocasión que venía, como si estuviéramos en una relación; usualmente él insistía en tener sexo, pero siempre era la misma historia.

Si les soy sincero, lo hacía sólo por la simple sensación de placer que me provocaban tales acciones. No es como si me hubiera enamorado de él, sólo me gustaba, me atraía, pero sólo eso. Si, lamentablemente lo usé para satisfacer mis sentidos, no estoy orgulloso de eso.

Debí de haber dejado de ser tan egoísta y haber pensado en lo que tal vez podría sentir él.

Tal vez, así se hubieran evitado tantas cosas.

Elle Lawliet: I'm only humanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora