Mi nuevo hogar

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Frente a mi había un muro de concreto enorme, detrás de este había un edificio cuya estructura lucía como un edificación antigua. En el mismo muro resaltaba una placa dorada con el nombre "Wammy's House" en él.

Sinceramente, me quedé dormido durante todos los 26 minutos de Basingstoke hasta Winchester, incluyendo aproximadamente otra media hora en lo que se atravesaba la ciudad para llegar a las puertas de Wammy's, así que sinceramente no recuerdo como lucía este lugar.

Las grandes rejas se abrieron y entramos caminando al lugar. La nieve adornaba todo el lugar, mientras copos de nieve caían lentamente, había una pequeña brisa que era agradable (a pesar de hacer frío).

Fue un camino largo para llegar a la puerta principal.
Al abrirse ésta, inmediatamente un olor exquisito invadió mi nariz haciendo a mi estómago rugir, aunque ese apetito pasó a dolor cuando vi la cantidad de niños que corrían de un lado a otro riendo sonoramente. Tal vez para ustedes sea lo más común y corriente que pudieran haber visto, incluso les pudiera parecer tierno, pero ¿se imaginan tener un trastorno en el que un ruido estridente o un tumulto de personas te provocan una terrible ansiedad?, pues así me pasaba a mi. Caminábamos entre todos esos niños que estaban corriendo y gritando, yo me controlaba para no tener que salir corriendo de ahí.

De la nada, una chica joven se paró frente a nosotros, exponiendo la más grande sonrisa que haya visto antes, se veía joven, apuesto que no pasaba de los 30 años.
- Hola, Watari- dijo con voz alegre. ¿Watari? ¿Que acaso no se llamaba Quillsh? Ah, supongo que lo llaman así por las reglas de este lugar.

((RECOMENDACIÓN: si quieren saber cuales son las reglas, consulten el fanfic "Beyond Birthday: la historia detrás del asesino", capítulo "Mi vida en Wammy's House"))

- Hola, Louise- sonrió "Watari" de igual manera- Traje a alguien nuevo. Su nombre es L.- giró a verme, luego se dirigió a ella otra vez- Quisiera que te encargaras de ponerlo en una habitación cómoda y ponerle ropa limpia para la cena de hoy, okay?
- Claro que si- Louise continuaba sonriendo, estiró su mano con intención de que yo la tomara.
No estaba seguro de hacerlo, mi lista de personas en las que confío es solo de una persona y estoy sosteniendo de su mano ahora. Giré temeroso mi vista hacia Watari, quien me regaló una sonrisa que decía que todo estaría bien. Lo solté lentamente y tomé la delgada mano de la mujer quien despacio, me iba dirigiendo hacia mi nueva habitación.

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- Esta es...- dijo animada mientras abría la puerta.
La habitación era enorme, más de la que tenía antes. Estaba tapizada de un café claro, con un suelo hecho de madera y una ventana que daba hacia un jardín, ésta tenía unas rejas con hermosas figuras que apretaban las hojas de un árbol; dos camas matrimoniales, una en cada extremo de la habitación y, al lado de cada una de ellas pequeños muebles con lámparas en ellos y en frente un pequeño baúl; justo delante de las camas había un gran escritorio con una lámpara, libros, un ordenador y un montón de papeles regados (había de suponer que tendría un compañero de habitación).

Louise sé dirigió a unas puertas que se encontraban pegadas en la pared contraria a la ventana y que, al abrirlas, noté que era un clóset enorme con ropa de otro chico, al parecer.
- Bueno, supongo que Chris puede prestarte algo de ropa- dijo mientras urgaba en ésta- ¿Qué deseas ponerte?
- Emmm...- como ya lo había mencionado, no soy un experto en ropa, me sentía cómodo con lo que llevaba puesto- Quisiera ponerme esto  que llevo puesto de nuevo- dije en tono tímido. Me vio con incredulidad.
- ¿Estás seguro? Te juro que a Chris no le molestará prestarte algo...
- Si, seguro. Además la ropa recién me la compraron hace una o dos horas aproximadamente.
- Muy bien- encogió los hombros resignada- Por el momento, te prepararé la tina para que tomes una ducha, ¿muy bien?- antes de que yo contestara, se metió a otra puerta, ahora sabía que ese era el baño.

Por un momento, el estómago se me hizo el nudo. Se que no lo había mencionado antes, pero casi todo mi cuerpo (a excepción de la cara y el cuello) se encontraban sumamente maltratados debido a aquel tormentoso encuentro, no había pasado ni día y medio desde ese momento. Tenía hematomas por todos lados, así como quemaduras de cigarrillos. No, no puedo dejar que nadie se entere de mi penosa desgracia.

- Listo- salió del baño mientras sonreía. Me dirigí lentamente hacia el baño, mientras pensaba en alguna excusa.
- Disculpa...- giré a verla- ¿Puedo... Puedo hacerlo yo mismo?
- ¿En serio? ¿No quieres que te ayude?, no tengo problema en hacerlo- me vio tiernamente.
- Estoy seguro...- sonreí un poco
- Okay. Bueno, regreso en un momento, tengo que ayudar en los preparativos. Volveré para dirigirte al comedor- fue hacia la puerta de la habitación y la abrió, antes de irse, gritó "nos vemos" y volvió a cerrar la puerta. Al mismo tiempo, cerré la del baño conmigo dentro.

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El comedor era hermosamente grande. Al igual que en mi habitación (y en todo el edificio) había pisos de madera y la pared color beige. Y lo más hermoso de este lugar, eran los enormes vitrales que estaban en vez de ventanas comunes, eran parecidos a los que habían en las iglesias, sin embargo no tenían ninguna referencia religiosa, solo cristales de varios colores llamativos. En medio de éste había un candelabro enorme en el techo que llenaba de luz todo el lugar. Todo olía muy bien: pavo, pasteles, ponche, chocolate... Mi estómago rugió fuertemente. Música navideña sonaba en el fondo, así como niños charlando y riendo.

Nunca me hubiera imaginado en un lugar así.

Creo que este es mi nuevo hogar.

Elle Lawliet: I'm only humanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora