Cicatrices

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Cerré la puerta del departamento detrás de mí. Que suerte que Watari no había llegado. Con las lágrimas recorriendo mis mejillas cual cascadas, me dirigí hacia la cocina, abrí un cajón de la alacena y saqué un cuchillo de tamaño mediano; corrí hacia mi habitación y cerré la puerta tras de mí.
Me senté en la cama, coloqué horizontalmente el filo del cuchillo en mi muñeca. Este será el mejor método para sacar el dolor. Solté un suspiro y empecé a hacer presión. Un dolor punzante invadió mi brazo, haciéndome soltar un pequeño grito; sentí la sangre espesa y caliente escurrir por mi brazo, ví como las gotas manchaban la sábana blanca. Paré de cortar hasta los 10 cm.
Con mi mano derecha descubrí la cama, me acosté boca abajo y ocultando mi mano izquierda bajo la almohada (no quería que Watari se topara con tan espantosa escena), me cubrí con dificultad.

El dolor se desvaneció poco a poco, tanto el emocional como físico. Y, justo cuando me sentía más tranquilo, fui cerrando mis ojos hasta quedar dormido. Todo quedó a oscuras y en silencio.

Contó Watari que a los pocos minutos de haberme cortado, llegó. Me llamó varias veces pero obviamente no obtuvo respuesta, se dirigió a mi habitación y, al abrir la puerta, me vio recostado en la cama, como si estuviera dormido; hubiera creído eso, si no fuera por las manchas de sangre que notó en la sábanas y en las almohadas. Corrió hacia mi e inmediatamente me giró, tomó una almohada e hizo presión sobre la herida, luego llamó a emergencias. Según su testimonio, no había visto tan horrible escena desde hace mucho tiempo (y eso que él había sido militar en su juventud); tenía los ojos entreabiertos, la mirada perdida y la piel más blanca de lo normal; el pánico lo invadió. Aún tenía pulso, aunque era muy lento; al parecer, al dormirme boca abajo, la presión de mi mano contra el colchón redujo la expulsión de sangre. Vino el servicio de paramédicos por mi y nos dirigimos hacia el hospital más cercano.

Y bueno... Sufrí un infarto...

Tal vez, este debió haber sido el momento en el que pude ver pasar mi corta vida: los primeros recuerdos que tengo de mis padres, la muerte de mamá, el abandono de papá, la violación, el encuentro con Watari, todos los momentos que pasé junto a él... Entonces me di cuenta, él ha sido la persona con la que he pasado más momentos buenos que malos, más que con incluso mi madre. Supe que había cometido un error, pero era demasiado tarde. En un fondo oscuro, pude ver como una luz brillante salía de la nada; me negaba a acercarme, pero un viento me empujaba hacia ella. Era mi fin.

Luego desperté.

Al rededor mío se encontraban varios doctores dando vueltas, luces cegadoras, me pinchaban con agujas, haciéndome preguntas que no podía escuchar. Estaba confundido, abrumado. Volví a desmayarme.
Creo que el peor dolor que he sufrido durante esta travesía, no fue ni el corte en mi mano, o el infarto, ni siquiera las quemaduras que me dejó el electroshock... Fue la presencia de Watari en aquella habitación de hospital. Esa mirada que, no mostraba decepción, si no lágrimas, dolor, tristeza, impotencia. Se acercó a mi y me dió el mejor abrazo que me ha dado jamás, le regresé el mismo.

Gracias a dios, él nunca me ha preguntado acerca de la causa de mi acción, pero sí permaneció conmigo durante mi "recuperación".
Nunca tomé terapia, decidí superar esto por mí cuenta y así lo hice, juré jamás volver hacerlo.

Sé que cometí una estupidez por un motivo estúpido. ¿Qué esperaba? ¿Qué Chase me hubiera recibido con los brazos abiertos? ¿Qué dijera algo positivo? No, muy en el fondo sabía que eso no iba a pasar, aún así me arriesgué y me acerqué. Pero en fin, me alegra no saber nada de él actualmente, ya no me interesa saber su ubicación, su estabilidad económica o el como ha continuado su vida con su única familia. No quiero saber nada de quién nunca ha sido mi padre.

He tratado de ocultar la cicatriz bastantes veces, me ayuda el usar mangas largas. Aunque muchas personas ajenas a Watari la han visto: Beyond, Matsuda, Misa, Soichiro y recientemente Light. Y a todos les doy la misma explicación: "me la hice accidentalmente en un caso en el que participé". Ni más, ni menos. No tienen porque sentir pena o compasión por mí o por mi pasado.


Tal vez "B" no estuvo tan equivocado, aún me quedaba mucho por vivir.

Elle Lawliet: I'm only humanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora