Recuerdos Duros

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CAPÍTULO 5

La ventana estalla en miles de pedazos provocando que nos agachemos con fuerza

Era tarde, estaban aquí

—¡¿Y ahora qué?! — Key me grita tapando sus oídos

Me arrastro en el suelo dirigiéndome hacia la salida

—¡¿A donde vas?! ¡Es muy peligroso!

—¡Tu quedate aquí y protege a los pacientes. Tengo que sacar a los niños!

—Madi, ¡puedes morir si sales! ¡No, no sabemos por dónde están entrando!

—¡Estaré bien, haz lo que te digo Key por favor!— le grito lo más fuerte que puedo

Cuento hasta tres para ponerme de rodillas y correr lo más rápido que mis piernas me lo permitan. Paso por lo que fue el comedor antes de todo este desastre, rápidamente me agacho en cuanto siento la explosión a tan solo unos pasos de mi

Tomo aire intentando mantenerme tranquila, mis manos temblaban. Corro por el último pasillo abriendo las enormes puertas de lo que había sido la sala oeste

—AHHH— Los niños gritan arrodillados con las manos pegadas en sus oídos

—Shh, shh, tranquilos, tranquilos— avanzó con rapidez

Otro trozo de cemento cae sobre el suelo asustando más a los niños

—Voy a sacarlos de aquí, ¿de acuerdo?

Asienten nerviosos

—Pero necesito que sean muy valientes y sigan todas mis instrucciones, lo más probable es que ya estén dentro... Ahora, vamos a ponernos todos en una fila, rápido

Corrí hacia Lore, la niña de tan solo tres años que padecía de leucemia. La cargo en mis brazos esperando que la fila se arme

—Ahora necesito que se tomen de las manos, no se vayan a soltar, no importa lo que pase, tenganse unos a otros, ¿de acuerdo?

Saco el tapabocas de mi bolsillo y se lo pongo a Lore como puedo para después recostarla sobre mi hombro

—Tony, necesito que tomes mi bata, tu guiaras a los demás

Asintió con los ojos llorosos
—Si Madi

—Bien, vamos— Solté tomando la cabeza de Lore sobre mi hombro

Caminamos despacio siguiendo la misma ruta que había hecho hacía unos segundos. Un estruendo de escombros estalla en la sala obligándonos a retroceder. Los niños lloran y gritan asustados

El fuego incrementa y una ola de disparos se hace en el pasillo

—¡TODOS AL SUELO!— Grito desgarrando mi garganta

Varias botas negras nos rodean apuntandonos con sus rifles, decididos a lo peor

Me pongo de pie como puedo para no seguir lastimando a Lore quien llora desesperada

—¡No por favor, son personas inocentes, NIÑOS!

—Nadie es inocente en esta guerra doctora, ahora apartese si no quiere perder la vida también

No me moví

—Señores, ellos no tienen la culpa de nada, son seres inocentes, niños que están muy enfermos por favor

Hay silencio y cuando pienso que he logrado algo uno de ellos habla

—Nosotros necesitamos doctoras, solo tenemos una tonta enfermera que confunde los tarros de alcohol con el agua

La Doctora Evans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora