Rehenes

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CAPÍTULO 21

ANDREA POV

—Buenos días— saludo a la mujer que está detrás de la caja registradora

—Buenos días señorita— me sonríe y yo tomo una de las canastas a su lado

—Es muy agradable ver caras nuevas por este sector, aunque me parece que ya la había visto. Es usted la pareja del doctor, ¿verdad?

Asiento sonriente

—Oh querida, ¡sabía que eras tú! un rostro tan angelical como el tuyo no se olvida fácilmente... Cuéntame, ¿cómo esta el doctor?

—Muchísimas gracias, ehh está muy bien, le manda muchos saludos, esta de turno en estos momentos así que hoy fue mi turno de venir— le enseñó mi canasta de compra 

—Ay querida, envíale mis saludos también, Daniel es muy querido por aquí, siempre pendiente de la salud de todos en este barrio, me alegro mucho de que por fin allá encontrado una compañera de vida, se merecen toda la felicidad del mundo

Asiento con alegría
—Es usted muy amable, muchas gracias, ahora si me disculpa...

—Oh, claro, claro querida toma todo lo que necesites, bienvenida

Le sonrío ya dirigiéndome hacia la sección de vegetales

Me hace un gesto y yo continúo con la tarea de hoy. Hacer la compra, ¿hace cuanto no la hacía? Creo que desde que tenía unos quince años, no lo sé, menos

Trato de recordar la lista que hice en mi mente antes de salir. Tomates, col de Bruselas, brócoli, zanahorias, calabacín...

—¡QUIETO TODOS! ¡QUIETOS TODOS! ¡AL PISO, TODOS AL PISO!

Doy media vuelta con fuerza. ¡Maldición! Me lanzo al suelo soltando la canasta mientras observo como dos hombres apuntan con sus armas; uno le apunta a la señora con la que había acabado de hablar hace unos segundos mientras que el otro está encima de los demás clientes que retroceden llenos de miedo

—¡Suelten las armas, no se metan en problemas, suelten las armas!— un hombre con un overol de plástico sale apuntándoles a los ladrones

Con rapidez me ruedo pegando mi espalda a los mostradores de los vegetales enlatados. Me levanto un poco para ver a través de ellos

—¡Bajen las armas y váyanse!— Insiste pero no veo que los ladrones se muevan un poco

—¡¿SE QUIERE MORIR ACASO?!

—¡Señor, baje esa arma!— el grito sale de mi boca sin pensarlo

—¡QUE ESE PERRO BAJE EL ARMA O LA VIEJA SE MUERE!— uno de ellos grita apuntándole la cabeza a la señora

—Por favor David, bájala, bájala— le escucho suplicar desde la caja registradora

—¡HAGA CASO SI NO QUIERE QUE LA MATE!

—Mi, mi, mi deber es proteger este lugar y eso es lo que voy a hacer... suéltenla o, o les voy a disparar a ambos...

—Suéltela usted imbécil, ¿no se da cuenta que somos dos contra uno?

—Ul,ul, ultima oportunidad— le habla con más nerviosismo y entonces me levanto pegándome a la estantería

—¡Señores por favor conservemos la calma, la señora Jones es una anciana, no tiene porque pasar por esto... David por favor baje esa arma, aquí hay padres de familia!— Uno de los clientes habla, pero los ladrones le mandan a callar volviendo a amenazar al trabajador que seguía apuntándolos

La Doctora Evans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora