CAPÍTULO 29—Solo un poco más, vamos, vamos
—Esto no durara mucho, créeme
No puedo evitar reír, rápidamente me acerco a sus labios para besarle
—Esa dosis tampoco lo hará, pero motiva
Niego con mi cabeza mientras bebo de mi termo de agua. Le veo levantar otra pesa, su cara se arruga
—No entiendo como estas delgado si no haces ni una pizca de ejercicio, por dios
—¿Qué? Para su información doctora Evans, los pasillos de urgencias son una rutina muy funcional... Entre otras cosas— me mira divertido
Río alejándome antes de que pudiera agarrarme
—Continúa tu rutina pulpo. Y el café como desayuno y almuerzo es lo que te tienen así— le corrijo divertidaSu ceño se frunce pero no deja de sonreirme
—Que dices. Ven aquí— se pone de pie alejándose de la máquina. Trota en mi dirección para tomar mi cintura y pegarme a su pechoBeso sus labios pasando mis manos por su cuello. Daniel acaricia mi espalda metiendo sus manos debajo de mi top deportivo
—¿Quiere montar una escenita doctor McDonald?
Sonríe enseñándome sus dientes. Besa mi mejilla y me susurra:
—Los baños aquí son muy limpiosNo puedo evitar soltar una carcajada
—Promete comer mejor primero— le susurro en sus labios
—Desde que estas en mi vida he subido como mil kilos. Mira, ya estoy todo gordito
Acaricio su mejilla completamente enamorada
—¿Daniel? Prometelo mi amor—Lo que tu quieras, lo que desees, lo que ordenes, todo— me atrae de nuevo uniendo nuestros labios
—Baño— susurro
Ríe y ambos caminamos alejándonos.
Un fuerte relámpago ilumina la oscuridad. La brisa es cálida y el sol comienza a nacer entre las nubes dándole un color de ensueño a el pasto húmedo, mis pies desnudos detectan la agradable sensación al instante
Giro mi cabeza intentado ubicarme. ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? ¿Qué ha sucedido con el gimnasio? ¿Hay alguien?
Los arboles crecen a mi lado y al instante el sonido de una cascada llega a mis oídos provocando que gire nuevamente. Un olor a flores inunda mis fosas nasales de una manera totalmente increíble, relamo mis labios al sentir el dulce del néctar
—Todavía no es tu tiempo
Doy media vuelta viéndole. Mis ojos no pueden evitar llenarse de lagrimas
—Daniel— mi voz se quiebra
Corro a abrazarle. En sus brazos mi cerebro me dice que llore, que lo haga, pero no lo siento así, me siento totalmente llena de paz, protegida, amada
Nuestros labios se juntan con fuerza. El beso es desesperado y anhelante
—Creí que jamás volvería a verte— Acaricio su rostro tomando nuevamente el aire perdido en el beso
—Siempre he estado aquí— Me sonríe arrancando una Peonia blanca que había crecido de la nada, me acaricia con ella
Mis ojos no pueden evitar cerrarse ante el tacto de los pétalos. Daniel me Sonríe dejando un mechón de cabello detrás de mi oreja
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La Doctora Evans
Short StoryLa vida de Andrea Evans no se ha portado muy bien con ella, lágrimas, derrotas, violencia y discriminación no han sido más que su pan de cada día. Pero ahora que el destino ha girado un poquito a su favor, tiene una nueva oportunidad y está dispuest...