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[Un año y medio después]

Último día de clases. Sophia quería botar sus libros en el basurero más próximo, pero debía conservarlos. Puso los ojos en blanco mientras caminaba por los corredores abiertos de la universidad, en busca de la banca privilegiada de sus amigas.

Había estudiado otro año completo, todas sus materias aprobadas, no con honores, pero para eso sus padres pagaban su mensualidad completa, para no tener que optar a tontas becas estudiantiles que delataban a los pobres de la clase privilegiada.

—Tendré que repetir la clase con el licenciado Borjas —escuchó que se quejaba Ximena, cuando se aproximó hacia su mesa—. Maldito viejo bastardo, ese último examen lo puso incomprensible.

Al igual que ella, la chica estudiaba arquitectura. Era un año menor, ya que Sophia se había tomado unas pequeñas vacaciones apenas iniciando su primer periodo en la universidad privada que eligió. Ninguno de sus padres se negó a su descanso, después de todo, visitar los parientes de su padre en Estados Unidos fue idea de él.

—¡Sophie! ¡Ven! —la llamó Ximena, su tono era un poquito chillón y su voz algo nasal, pero demonios, ella la consideraba una buena compañía de todas maneras— Sophie, dime que reprobaste con Borjas, y que estarás conmigo de nuevo.

Sophia tomó asiento a su lado en la banca de piedra tallada, todas las chicas presentes esperaron por su respuesta. Entendía que el séquito de Ximena, tres chicas que perseguían a la monera de ojos claros a todos lados, la mirasen con enojo. No recordaba el nombre de ninguna, pero sabía que las tres intentaban ser la mejor amiga de la chica.

Ni siquiera les prestó atención cuando suspiró aliviada, fijándose que sus amigas, Amanda y Jennifer, también estaban ahí sentadas en la misma mesa, mirándola con preocupación. Ellas dos sí eran sus amigas, y les había prometido pasar la maldita asignatura a como diera lugar.

—Lo siento, amiga. Pero no reprobé con él. Pasé su clase por tres puntos de sobra.

Su promedio era un asco, pero sus asignaturas estaban más que aprobadas. Nadie podía negar eso. Ximena gimió desganada, echando su cabeza hacia atrás. Su séquito empezó a consolarla, mientras Sophia volvía su atención a Amanda.

—¿Qué tal Psicología? —le preguntó sonriente.

Los ojos castaños de la chica se iluminaron con felicidad.

—Soy el mejor índice entre la lista de excelencia de mi facultad, muchas gracias —respondió petulante.

Amanda era una cerebrito, y tenía una beca que facilitaba sus estudios. No era de la alta sociedad, sus padres eran gente humilde del sur del país que hicieron un gran esfuerzo al enviarla a estudiar al DF. Vivía sola ahora, en un apartamento de mierda, según Sophia.

—Oye —la llamó Jennifer, subiendo sus gafas por el puente de su nariz—. Entonces ¿sí pasaste Taller de Edificación II? Porque escuché que estas vacaciones harán un viaje a la Riviera Maya, ya sabes por las ruinas y eso, servirá para Taller III.

El corazón de Sophia se detuvo. ¡Oh! Lo había olvidado, el viaje semestral de la universidad. Adoraba su facultad, recorrían el país, en busca de edificios y estructuras que sirvieran de inspiración para motivarlos a ser mejores. Solo que ahora, sus planes eran otros.

—Ups. ¿Qué no les contaste, Sophie? —la regañó Ximena, señalando a sus amigas con la cabeza.

—¿Contarnos qué?

Ximena suspiró con demasiada teatralidad.

—Bueno, creo que ya no es un secreto... —comentó pesarosa, observando a Jennifer— Hace como dos meses formamos un grupito para ponernos de acuerdo y hacer nuestro propio viaje al final del periodo. Le dije a Sophia que te añadiera, pero...

SEBASTIAN [serie amantes 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora