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Marco estaba riendo a carcajadas, tirado en el piso de su mazmorra. Reía como una hiena herida. Sebastián seguía cruzado de brazos, tragándose su propia risa, aunque era muy difícil. El único que seguía con cara de pocos amigos, era Fernando, recostado contra la pared, lanzándoles a ambos sus expresiones de odio.

—Okey. Okey. Okey —jadeó Marco, sentándose en el suelo, tragando aire para calmar la risa—. Fer, dilo de nuevo, viejo. Anda. Solo dilo, una vez más.

Sebastián se mordió los labios, evitando la risa. Marco miraba a su amigo con una expresión de absoluta felicidad. Fernando suspiró, sacudiendo su cabeza mientras se encogía de hombros.

—Seré el sumiso de Victoria.

Las carcajadas de Marco regresaron. El hombre cayó al suelo, riéndose hasta llorar. Sebastián tembló de la risa, mientras su mejor amigo gemía con enojo. Fer se lanzó al suelo, sobre Marco y empezó a ahogarlo y pegarle, mientras este se defendía entre risas.

—Ya deja de burlarte, idiota —siseó Fernando, pegándole con poca suavidad.

Marco alzaba los brazos, seguía muerto de risa, con la cara roja. Pero intentó defenderse de Fernando como podía. Sebas decidió no intervenir, eran un par de cachorros de león peleando, muy divertido de presenciar.

—Es que no puedo. No puedo —respondió el otro, entre jadeos risueños—. Tú no eres un sumiso, imbécil. A lo mucho eres eso, un imbécil, pero ya.

—¿Y qué tiene que ella quiera jugar conmigo? ¿En serio es tan malo?

Fernando no parecía agraviado con la situación. Se defendía a capa y espada de su ridícula idea. Al menos para Sebastián era así, una locura, aunque ya se había comprometido a ayudarle.

Marco dejó de reír, quitándose a Fernando de un empujón para sentarse en el suelo, tomándose el abdomen, estaba agotado de tantas risas.

—Bueno. Yo no lo veo malo, solo que... es divertido que creas que Victoria es una Dominatriz. La chica tiene garra y temple, lo reconozco, pero no para ser una de esas locas folla hombres.

Su mejor amigo arrugó el rostro con desagrado.

—No seas idiota, Marco. Sé que Victoria no es una Dom. Tú mismo me lo repetiste cientos de veces: en lugar de estar con una Dominatriz, mejor hazle creer a una sumisa que lo es, y juega con ella. Si mi ángel se da cuenta que esto es divertido, entonces no tendrá reparos en que yo lo intente con ella después.

Sebastián alzó las cejas. Recordaba esas palabras, pero se sorprendió que Fernando ya tuviese lo tramado y sobre todo que sus planes siguieran siendo los mismos. Anoche había hablado de nuevo con Fernando, ya iban dos veces que él aseguraba su posición. Y aunque como este decía, todo era un juego, Sebastián seguía algo disconforme con la parte de la sumisión de su amigo. No podía quitarse a Roxanne de la cabeza.

—Oh, tú mi amigo, eres un genio o un idiota con suerte —le reclamó el rubio—. Tal vez jugar con Victoria, no sea tan malo después de todo. ¿Qué tienes en mente para ella?

Sebastián se quedó perplejo. ¿Tan rápido había caído Marco? ¿Cómo es que ambos no podían ver la gravedad del asunto? Fernando quería someterse, él no sabía lo que significaba eso, jamás lo hizo antes. Sebas no entendía cómo era posible que Marco lo alentase.

—En realidad, esa es cosa de Sebastián dejaré que él le enseñe.

Marco ahogó un jadeo, indignación cruzó su rostro. Observó a Fernando con enojo, para luego mirarlo a él.

SEBASTIAN [serie amantes 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora