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fotos & dos cafés

Esas palabras fueron suficientes para que mi corazón empezara a latir de una manera impresionante, sentía que se iba a salir de mí en algún momento. Mis manos me empezaron a sudar, quité la cobija de mis piernas para ponerla en mi respaldo. Justo cuando volteé de nuevo, lo ví caminando hacia mi oficina. 

Lo vi en cámara lenta, sus rizos que caían hasta sus hombros, tenía una ligera sonrisa en sus labios sin mostrar sus blancos y perfectos dientes, tenía sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo gris , que parecía ser un abrigo Gucci. Se podía ver que llevaba una camisa azul clara y unos jeans negros, con sus usuales botas negras. Parpadeó ligeramente cuando volteó su cabeza de Emily a mí, me vió finamente con sus ojos color esmeralda. Me quedé inmóvil ante esa hipnotizante mirada, no sabía que hacer. 

Entró a mi oficina dando pasos dominantes y confiados. Cerró la puerta cuidadosamente cuando entró. Volteó a verme y una hermosa y corta sonrisa se colocó en sus labios. Le sonreí igualmente, me levanté de mi cómoda silla cuando se posó frente a mi, en medio de las dos sillas. Entrecerró ligeramente sus ojos mientras me veía, le extendí mi mano en forma de saludo. La vió unos segundos para luego negar con la cabeza. Quité rápidamente mi mano avergonzada y me senté en mi silla, esperando a que él hiciera lo mismo, pero no lo hizo. 

Empezó a dirigirse hacia mi, sin quitarme la vista ni un segundo. Me paré de nuevo cuando estuvo a unos centímetros de mi.  Me volteé un poco para estar frente a él, lo miré y se acercó más a mi. Se relamió los labios rápidamente, podía oler su fragancia que estoy casi segura que era Bvlgari. Puso su mano en mi cintura, atrayéndome hacia él, con un suave y elegante toque que hizo que se me erizaba la piel y me quedé un momento sin saber qué hacer. Acercó su cara a la mía, para pegar su cachete junto al mío y darme un pequeño beso en la mejilla. 

-Hola- Susurró junto a mi oído, su voz sonaba ronca, lo que hizo que se me erizara cada centímetro de mi piel. Se me secó la boca, la abrí para decir algo pero estaba sin habla. 

-H-hola, señor Styles -Respondí cuando recordé cómo hablar correctamente.

Alejó su cara ligeramente de mi, cerrando sus ojos y soltando un suspiro molesto. Justo después de eso, se separó de mi, quitó su mano de mi cintura y podía sentir el calor que su mano dejó ahí. Me vio a los ojos directamente y sonrió aún sin enseñar los dientes. Dio un paso hacia atrás, metió sus manos a los bolsillos de su abrigo.

-Bueno Amber, ¿Puedo ver las fotos?

Yo aún perpleja por lo que hizo, asentí sin poder hacer algo más. Relamí mis labios y puse un mechón de mi cabello atrás de mi oreja. Me senté en mi silla, acomodando mi falda. Abrí mi laptop y entré al archivo del photoshoot de Harry. Sentí como él se colocó atrás de mi silla, de nuevo muy cerca de mi. Abrí la primera foto y Harry acercó su cabeza al lado derecho de mi cabeza, podía sentir su respiración junto a mi. 

-Me gusta esa.

-Si, es una buena foto. ¿Quiere que le enseñe todas o solo las 5 que Tara y yo elegimos? - Le dije sin poder voltear a verlo, o no abría espacio existente entre nosotros.

-Mmmm... todas. -La última palabra la dijo con lentitud. Asentí lentamente con la cabeza. 

Se quedó todo el tiempo atrás de mi silla, con sus brazos tatuados recargados arriba del respaldo y su cabeza de mi lado derecho, con su respiración lenta y tranquila. Su olor a champú y su colonia Bvlgari invadió mis fosas nasales todo el tiempo. Mi corazón latía tan fuerte que él pudo haberlo escuchado. Mis manos sudorosas y temblorosas estaban sobre mis piernas, con miedo de moverlas y él las viera en ese estado. Mordí mi labio inferior por los nervios. 

Después de que le enseñara detalladamente una por una de las 30 fotos, terminamos. Se acomodó el cabello con su mano derecha mientras que recopilaba su postura. Fue ahí cuando pude respirar con tranquilidad, me había quedado sin oxígeno por su cercanía, se sentía tanta ... energía. Caminó hacia las sillas, pensé que ya se iba. Me estaba levantando de mi silla.

-No, por favor, quédese sentada. -Me dijo, mirándome con sus incomparables ojos verdes, mientras él tomaba asiento en una de las sillas frente a mi.

Lo miré totalmente confundida, me relamí los labios nerviosa mientras tomaba asiento de nuevo en mi silla. Vi como cerró ligeramente sus ojos, y los volvía a abrir para mirarme fijamente. 

-¿No le ha gustado ninguna foto, señor Styles? -Al fin me atreví a hablarle. Frunció su ceño un poco y tensó la mandíbula. Se inclinó para recargar sus codos en mi escritorio, haciendo que me pusiera más nerviosa. Juntó sus manos en un puño y las puso bajo su barbilla. 

-Me gustaron demasiado. ¿Por qué preguntas eso?- Entrecerró sus ojos ligeramente, aún con el ceño fruncido. 

-Me alegra escuchar eso. - Le respondí solamente con eso, tratando de evitar su pregunta. Al parecer él se dio cuenta de eso.

-Le hice una pregunta señorita Bennett. 

-No lo sé. -Le respondí finalmente, desvié mi mirada de la suya. 

Sentí como su mirada me examinaba detalladamente, se tomó su tiempo, hasta que se levantó de su silla y se dirigió hacia la puerta. Volteé inmediatamente a ver sus acciones, me quedé sorprendida. Abrió la puerta de mi oficina y dio unos pasos hacia afuera, dejó la puerta abierta. Increíble, se había ido. No lo podía creer, escuché unas voces provenientes desde afuera de mi oficina. 

-Dos cafés, uno sin azúcar por favor. 

¿Qué? ¿Acaso ese era Harry?

Entró de nuevo a mi oficina, con una delicada y elegante sonrisa sin mostrar los dientes, como había estado sonriendo.

-¿Por qué pediste dos cafés?

Lo miré mientras cerraba la puerta y se encaminaba hacia su silla. Mientras su sonrisa seguía sobre sus rosados labios, me vio y mi corazón empezó a latir rápidamente, como solía hacer cada vez que él estaba cerca.

-Me quedaré un rato.