Él era una bomba de tiempo, que en algún momento iba a explotar por todas las cosas que se guardaba para el mismo.
Ganadora tercer lugar HuntedAwards18.
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Esa mañana, el sol atravesaba mis párpados. Abrí ligeramente los ojos, pero los cerré al instante por la devastadora luz. Con mi mano derecha me cubrí la cara, para taparme un poco. Parpadeé varias veces, para acostumbrarme a la luz que pasaba por mi ventana. Me estiré un poco en mi cama, y volteé a ver a la mesa de noche de mi derecha para ver el reloj. Siete con ocho minutos marcaba mi reloj. Me paré de mi cama, y me metí a bañar.
Salí de mi baño después de que tomara una rápida ducha de diez minutos. Elegí mi atuendo de hoy, algo más abrigado, hoy la temperatura estaba más baja que otros días. Estaba alcanzando de mi armario la blusa que estaba colgada, cuando me acordé. Hoy es el almuerzo con Harry.
Los nervios invadieron mi sistema, el oxigeno me empezó a faltar y mi corazón empezó latir a una velocidad inhumana. Traté de relajarme, pero no podía. Lo iba a volver a ver después de una semana, después de esa noche.
Me vestí rápido con lo que había elegido para hoy, para después dirigirme el baño y ponerme un poco de maquillaje. Me puse mi maquillaje diario y un poco de labial. Me recogí mi cabello en una medía coleta desordena. Decidí que necesitaba un poco de accesorios, me puse mis lentes y un reloj negro. Satisfecha con todo, me fuí hacía la cocina, ya que mi estomago me estaba exigiendo comida.
Mientras caminaba hacía la cocina se me hizo raro no escuchar ninguna ruido. Di media vuelta y me dirigí al cuarto de Tara. Toqué dos veces su puerta, y entré. Tara iba saliendo de bañarse, con una toalla en su cuerpo y se iba secando el cabello con otra toalla.
-Buenos días. -Le dije entusiasmada. Pareció sorprenderse un poco. Levantó su vista para encontrarse con la mía.
-Hola. - Sonrió mientras aventaba la toalla que estaba ocupando para secarse el cabello a su cama. -Ya se te esta haciendo costumbre levantarte temprano. -Soltó un risa.
-Algo. -Le dije mientras reía. Tara abrió su armario para empezar a ver que se iba a poner. Su armario era igual de grande que el mío, e igual de desordenado. -Bueno, te dejó para que te vistas.
-¡Sí, en un momento voy! -Gritó cuando yo ya había salido de su cuarto y reanudando mi camino a la cocina.
(...)
Camino hacía el trabajo, Tara y yo platicamos un sin fin de cosas. Pero el tema del almuerzo de hoy salió.
-¿Por qué crees que me haya invitado a almorzar después de lo de la otra noche? -Le pregunté a Tara con un tono nervioso.
Ibamos caminando hombro a hombro, tenía la mirada en mis zapatos. Tara me dio una mirada rápida, y se encogió de hombros.
-Sinceramente no lo sé. Por lo que a pasado y he escuchado, creo que Harry es un hombre que nunca vayas a saber que esperar. - Me dijo con un tono serio, la volteé a ver rápido.
Tara tenía mucha razón, Harry era un hombre lleno de sorpresas. Podía estar muy feliz y en un segundo triste o enojado. Me encogí de hombros como ella lo había hecho unos segundos atrás, volviendo mi mirada a mis zapatos y al pavimento con una ligera capa de nieve.
