llave & frase

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Era Noche Buena, estaba demasiado emocionada

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Era Noche Buena, estaba demasiado emocionada. Nos estábamos terminando de arreglar para poder cenar y después entregar los regalos. Había envuelto todos los regalos  y los había puesto en una gran bolsa de regalo roja. 

Terminé de ponerme mi labial rojo vino en mis labios y me vi por última vez al espejo. Estaba satisfecha con como me había arreglado, un vestido blanco que me llegaba a las rodillas, unas zapatillas con muy poco tacón negras y unos accesorios dorados. Mi maquillaje solo era delineador, rímel y mi labial rojo. Salí del baño y me encontré a Harry abrochándose su camisa frente al espejo. 

Sonreí y me acerque a él. Envolví mis brazos en su cintura, haciendo que parara de abrochar su camisa. Me paré de puntitas y puse mi mentón en su hombro. Me vio desde el espejo y me sonrió. Metí mis manos bajo su camisa y sentí con la punta de mis dedos su firme abdomen. Su piel estaba tibia y podía sentir como sus vellos se erizaban ante mi toque. 

-Te vez bellísima. -Susurró mientras se daba la vuelta y quedaba enfrente de mi. Pasó sus brazos por mis hombros y me juntó a él en un abrazo. Rodé su cintura con mis pequeños brazos y recargué mi cabeza en su pecho. Comenzó a balancearse de un lado a otro, como si estuviéramos bailando. 

-Gracias. -Susurré sobre su pecho, con una pequeña sonrisa en mi rostro. Aunque no pudiera ver a Harry, sabía que él igual estaba sonriendo. 

-¡La cena esta lista!- La voz de Anne nos hizo salir de nuestra pequeña burbuja que habíamos formado. 

Me separé de él, sintiendo un extraño escalofrío al ya no estar a su lado. Se terminó de abrochar rápido los botones que le faltaban y tomó mi mano. Siempre me había encantando su forma de vestir. Tenía puesto unos pantalones de vestir negros, una camisa gris con rayas blancas algo holgada y sus botas negras. Su cabello perfectamente peinado y sus anillos adornando sus largos dedos. 

Bajamos las escaleras y nos encontramos con la mesa del comedor puesta. Unas velas largas prendidas en el centro de la mesa, al rededor de ellas estaban todos lo platillos que comeríamos hoy. Ensalada de frutos rojos, pasta de tres quesos, pavo, jamón y vino tinto. Cuando terminé de comer todo con la mirada Anne salió de la cocina con trapo en las manos. 

Por la mañana, todos habíamos pasado tres horas haciendo el pavo y el jamón. Según me dijeron era un tradición familiar preparar la cena todos juntos. La pasta de tres quesos la había preparado Harry, ya que las pastas eran su especialidad. 

-Todo se ve delicioso Anne. -Dije con un tono educado a Anne quien tenía una brillante sonrisa en su rostro. 

-Lo preparamos todos cariño, Gemma y yo solo hicimos la ensalada. Ahora solo hay que esperar a que esa señorita se digne a bajar. -Mencionó divertida y dirigió su mirada a las escaleras. -¡Gemma te estamos esperando cariño, baja ya!

-¡Estoy terminando de ponerme mis zapatos mamá! -Gritó desde su cuarto. 

Segundos después, el sonido de unos tacones golpeando las escaleras sonaron por la casa. Todos dirigimos nuestra mirada a Gemma, quien bajaba las escaleras como si de una princesa se tratara.

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