¡Dulce Chocolate!

Capítulo 7

Lucas no era un mal estudiante. Aprendía rápido y cogía la esencia del baile.
Esa tarde después de la escuela, sudamos y reímos juntos.

Me di cuenta de que él tenía la costumbre de apretarme contra él más de lo debido. Eso no era normal, menos para mí que sentía que iba a quedarme sin aire.
Estar tan cerca de él me removía todo por dentro y no me dejaba pensar claramente.

Era demás raro que un chico le enseñará a otro chico a bailar vals. Y para el colmo que yo fuese la mujer.

—"Eres más enano que yo, yo soy quien va a bailar delante de todos aquellos ojos y además, te queda muy bien este puesto. —" Fue su patética excusa.

¿Qué me quedaba bien ese puesto? ¿Acaso me veía senos o qué? ¿Quería morir ahogado en su propia sangre?

Ese día avanzamos mucho. Mi madre regresó del trabajo con mi hermanita menor.

Los cuatro cenamos y conversamos, mi madre que no podía ser más entrometida, quiso saber todo acerca del nuevo y único amigo de su hijo.

— ¿Y a que se dedican tus padres, Nathan? ¿Qué piensas hacer después de graduarte? Ya sabes, me han dicho por ahí que estás en el último curso de la preparatoria. — Me sentía avergonzado.

Ahora Lucas sabría qué yo le hablaba a mi madre de él. Eso le subiría el ego aún más.

Y así fue, él me dirigió una mirada llena de picardía antes de contestarle a mi madre.

—Mi madre se dedica al trabajo de azafata, por lo que no está en casa la mayoría del tiempo. —

—Entonces, vives con tu padre ¿No es así? —

—No señora Hurst. Mi padre murió de una neumonía severa hace varios años. — El silencio reinó en la mesa.
Hasta la pequeña Maddie dejó de comer sus espaguetis para mirar a Lucas.

—Oh, Lucas... Lo siento tanto...— Mi madre le tocó la palma a Lucas en una caricia de solidaridad.

Yo aún no salía de mi asombro.
Por primera vez en esas semanas que lo estaba conociendo, lo vi de una forma transparente, lo vi como un ser humano con heridas internas.

Con heridas que yo quería sanar.