Capítulo 19

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Lo había besado. ¡Lo había besado! Eso me tenía en vela toda la noche. Sentí sus labios con los míos y eso fue lo más placentero en toda mi vida.

Pero eso no era normal... ¡Éramos dos chicos! Me sentía asustado y ansioso a la vez.

Cuando por fin pude pegar los ojos y dormirme, soñé con aquél momento... Soñé que se repetía una y otra vez, dándome esa sensación infinitamente.

Al día siguiente no lo vi por ningún lado. Lucas no había ido a la escuela.
Eso me preocupó y decidí en contra de mi vergüenza ir a su casa después de la escuela.

Presentí algo malo.

No vi a Dalton ni a Dona Hardin, el día pasó sin ninguna emoción. Salí de la escuela con paso decidido a su casa. Quería saber porque me había besado y porque no había ido a la escuela ese día.

Quería verlo.

Toqué con suavidad el timbre y esperé. Nadie contestó. Toqué el timbre nuevamente y nada.

Comencé a ponerme ansioso.

—Lucas. — Dije tocando la puerta varias veces. La puerta se abrió y salió Lucas.

Estaba sin camisa y despeinado. Sus ojos no tenían brillo y se le veía una ojeras bastantes profundas.

—Lucas...— Exclamé con dulzura. Me acerqué para tomarle la temperatura, pero no me dejó. Se apartó y me quedé confundido. — ¿Estás enfermo? —

—No. — Su voz estaba ronca, cómo sí hubiese gritado muchas veces y se hubiese quedado sin voz.

— ¿Por qué no fuiste a la escuela hoy? Me la pasé muy aburrido. —Intenté reírme pero no me salió. La situación era incomoda, tensa.

—Nathan, escucha. — Paré de acariciarme las manos ansiosamente y le presté atención. —No puedes volver a hablarme o a verme. ¿Está claro?— No creía lo que estaba escuchando. — No me conviene hablar contigo... Tú eres raro. Tus ojos impares y tu color de piel... Lo siento. — Algo dentro de mí crujió. —

— ¿Qué?—Aún no me lo creía. Mis manos temblaban y sentía que el mundo daba vuelta.

—No vuelvas a dirigirme la palabra, por favor. — Me alejé de él unos pasos. Al no pisar bien, me caí contra el pavimento. Me sentí estúpido.

Cuando me levanté, lo miré y en sus ojos había un dolor profundo. Apreté los dientes y lo miré con furia.

—Sí eso es lo que quieres, Lucas, entonces lo tendrás. — Hablé con enojo, con dolor. Le dí la espalda y salí a pasos rápidos. Las lágrimas se derramaban sin mi permiso.

Quise morirme.

¡Dulce Chocolate!Where stories live. Discover now