Capítulo 12

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—Siempre me ha molestado. Desde que entré y me vio aquella vez en la biblioteca no ha parado de molestarme. —

— ¿Y sabes el porqué? —Nos encontrábamos sentados de frente, él sentado en la silla del escritorio y yo en la camilla.

Había pasado media hora desde el abrazo y aún podía sentir su calidez.

—Mis ojos y color de piel. — Recibí una mirada curiosa de Lucas y me fijé de que estaba observando el extraño color de mis ojos.

—Pero sí son lindos y tu color de piel me hace recordar al chocolate. — Dijo con inocencia. Eso me hizo bajar la mirada hacia mis dedos.

¿Por qué me sentía tan avergonzado? La sinceridad de Lucas a veces me dislocaba.

—Para él mis ojos son raros y usa todo el peso de su cargo como hijo del director para hacer sus fechorías.

Aunque siempre han sido menores, sólo acoso verbal... Pero en estos días algo ha cambiado en él. — Recordé aquella mirada gélida de Dalton y sentí escalofríos.

—Deberías de parar todo esto. Debes de hablar con tu madre y con el director para que corrija a su hijo. —

—No... A veces pienso que lo hace para votar el estrés que tiene en casa. De alguna forma lo ayuda. —

— ¿De qué estás hablando?—

—Sus padres atraviesan muchas cosas... O eso se rumorea. Su hermano mayor está en la cárcel y sus padres están en un proceso de divorcio... Lo dejaba ser porque pensaba que así él podía sentirse mejor, pero nunca pensé que llegara a los golpes...—

—No debes seguir con esto. Sí no haces algo, lo haré yo.— La seguridad que transmitía era admirable.

El color esmeralda de sus ojos se intensificaba más, dándole un aire de peligro.

Me reí aliviando el ambiente.

Lo hice perder más seriedad hasta que recordé lo que había pasado antes de ir al baño.

—Por cierto. No sabía que tú y la chica más codiciada de la escuela eran amantes. — Le moví las cejas de forma sugerente.

— ¿Qué?— Su cara de incredulidad me hizo reír. — ¿Dona Hardin? Ella es mi vecina. —

— ¿Qué?— Ahora el sorprendido era yo.

—Sí. Mi madre y sus padres han sido buenos amigos, nos conocemos desde hace mucho. — No me lo creía.

— ¿Y por qué nunca te vi, Lucas? Siendo vecino de una chica tan popular en años, nunca escuché tu nombre. —

—Estaba muy concentrado en el equipo de natación. Cuando mi madre viajaba, me concentraba muchísimo en nadar, era mi pasatiempo favorito y por eso no era muy bueno socializando. —

—Eso no me lo contaste la primera vez que hablamos. — Susurré perspicazmente.

—No quería que te sintieras intimidado. —

Así que no había sido el único que había guardado cositas para no intimidar al otro.

Saber eso me hizo sentir bien.

—Por cierto. —Prosiguió.— Quiero pedirte otro favor.—

— ¿Cuál?— Me gustaba ayudarlo, Lucas parecía de las personas que son muy tercas para decir que necesitaban algo.

—Necesito tu ayuda para comprarme el mejor traje posible para el baile de graduación. —

¡Dulce Chocolate!Where stories live. Discover now