(Ricardo)
Me había sorprendido al ver a Sandra, está más guapa de lo que recordaba, me he puesto nervioso cuando la he reconocido.
Pero esa manera tan cortante con la que me ha hablado estando a solas, me ha chocado un poco. Siempre ha sido dulce y amable, muy inocente.
Puede ser que me merezca que sea fría conmigo, pero no lo aguanto, no sé cómo hacer que me perdone.
Todo por haber hecho que se enamorara de mí y que apostara con mis amigos a que yo era capaz de tirármela antes de que acabara el curso. Me da vergüenza decir que la gane, en cuanto entregue las fotos a mis amigos, con la prueba, empecé a sentirme idiota y a día de hoy también me siento así.
Además mis amigos tuvieron la brillante idea de que al día siguiente de haberme acostado con Sandra me liara con otra chica en sus morros, y por la presión de mis amigos acepte, me dolió mucho hacerle daño, en ese momento no lo pensé.
Cuando Roberto me dijo que iba a ser el padrino de su boda, solo pude pensar en que volvería a ver a Sandra, y acepte sin penármelo dos veces. Además también acepte porque es mi mejor amigo.
Ahora Sandra aparece con un crio y una pareja, que no ha venido, pero la tiene. Mejor porque no sé si sabría controlarme al ver a alguien con ella... Bueno sé que tiene un crio así que estar con alguien a estado. Eso me da rabia porque la sigo... amando.
Si, la sigo amando. Cuando hice que Sandra se enamorara de mí, yo me enamore de verdad de ella, la necesito como el respirar. Pero... ya es tarde ¿no? Dentro de mi esperaba que no.
Además he sido tan tonto de pedirle a Miriam, mi compañera de trabajo que venga conmigo a la boda, para no ir solo. Ahora se piensa que es mi novia, y no le pienso dejar pensar que su ida me afecto de ningún modo.
Llegue a mi trabajo, como siempre Miriam estaba en el mostrador.
-Sí que tardas para buscar unas roscas ¿No? –me pregunta coqueta.
-Lo siento, es que me cruce con Kate y nos pusimos a hablar.
-¿Cómo lleva la boda? –pregunto sonriendo.
-Bien, su mejor amiga ya ha llegado.
-¿La conozco?
-Que yo sepa, no.
-Bueno la conoceré en la boda ¿No?
-Supongo –dije pensativo.
-¿Te pasa algo? Estás extraño.
-Es solo, que ha cambiado mucho –comente entrando a la zona de taller.
Trabajo de mecánico, en mi propio taller, reparo coches junto a dos chicos jóvenes que necesitan el trabajo por el dinero y Miriam, que se encarga del tema de papeleo.
Cuando acabo la jornada, mande a todos a sus casas, me duche en vestuario, me cambie de ropa y cerré yo mismo el taller. Hoy cerré antes ya que no estaba centrado en lo que hacía, no podía sacarme a Sandra y su hijo de mi cabeza.
Caminando hacia casa, llame a Roberto mi querido amigo.
-Hey Ricardo ¿Cómo vas? –me pregunto con su habitual humor.
-Me he encontrado con Sandra –dije directamente.
-Kate, me dijo que había llegado ayer y que hoy pasaría el día con ella.
-Sabias que estaba aquí ¿Y no me dijiste nada? –dije sorprendido.
-No pensé que fuera importante ¿quieres quedar, y nos tomamos algo?
-Si, por favor.
Quedamos en el bar de siempre, en cuanto lo vi le salude, entramos y pedimos una cerveza cada uno.
-Está muy cambiada.
Yo sabía que Roberto no la conoció cuando Sandra vivía aquí, pero si sabía que había ido con Kate alguna vez a verla, así que la conocía.
-Es lo normal ¿No? Son más tres años sin veros.
-Me podrías haber dicho que tenía un hijo ¿no? –le dije con enojo.
-Yo que sé, pensé que era tu amiga, además, nunca me preguntaste nada sobre su vida.
-Ya... pero no se... podrías haber hecho un comentario. Por suerte no he conocido a su pareja.
-¿Al final se arregló con él padre de Pol?
-No sé si es él, pero me ha dicho que tiene pareja.
-Entonces, supongo que sí, aunque Kate no me ha dicho que vaya a venir con nadie.
-Es que no ha venido, se ha quedado por trabajo, o eso dice ella.
-Qué pena, me habría gustado saber cómo es el chico.
-Y a mí –dije entre dientes.
-¿Y porque esa cara?
-No sé, pensé que cuando viniera podríamos hacer las paces y por lo menos llevarnos bien. Pero en cuanto Kate se ha ido con el hijo de Sandra, ella se ha vuelto fría.
-Da le tiempo, ten cuenta que las chicas necesitan su tiempo para pensar las cosas.
-Ya pero...
-Mira yo te aconsejo que provoques algún que otro encontronazo y así poder charlar y poder pasar algo de tiempo juntos. Así el día de mi boda, estén los ánimos más relajados.
-Tienes razón, lo mejor es no presionar, me podrías mandar mensajes cuando sepas lo que va a hacer y así yo pasarme por allí como él que no quiere la cosa.
-Si claro –dijo riendo- menudo Don Juan estás hecho.
-Tío, la quiero –dije sinceramente.
-Eso no me lo esperaba.
-Hablo en serio.
-El PlayBoy de la ciudad ¿enamorado?
-Sí, y me tendrás que ayudar.
Me miro a los ojos y se río, haciendo que yo me una.
Estuvimos bebiendo un poco, no nos llegamos a emborrachar, y nos reímos de mis ocurrencias para conquistar a Sandra, incluso dije de secuestrar al niño, bueno puede que algo borrachos si estuviéramos.
Cuando volvimos a casa ya era de noche, llegue a mi casa, vivo solo, así que no hay nadie esperándome.
Me quede en calzoncillos sobre la cama, intentando dormir pero mi mente estaba en ella.
¿Cómo una persona puede ocupar tu mente de esta manera?
Me tumbe sobre mi espalda, mirando el techo, visualizando la cara de Sandra, es preciosa, antes ya era preciosa pero los años la han vuelto más.
Cerré los ojos pensando en los momentos que vivimos juntos, en cómo nos divertíamos, y nos lo pasábamos bien juntos.
ESTÁS LEYENDO
Mi secreto
RomanceVolver a si ciudad natal por la boda de su prima, no va a ser tan fácil como pensaba y menos teniendo que enfrentar a su amor de instituto por él que tiene sentimientos ocultos. Está de vuelta la chica por la que está enamorado desde hace mucho tiem...