PREFACIO

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Descendí por los escalones del porche de mi casa echando un vistazo a la pantalla de mi celular para revisar la hora, eran apenas las ocho de la mañana. Miré hacia el cielo que me recibió con un sol radiante.

Sentí un vuelco en el corazón al recordar el lugar al que me iba a dirigir. Me senté en el último peldaño y llamé a un taxi para que me llevara a mi destino.

Este verano estuve esperando ir a un curso de manejo pero todos se negaron. Decían que no estaba lista para un auto por el simple hecho de que hacia las cosas sin pensar y bla bla bla, en pocas palabras me dijeron que era una niña inmadura. Mi último recurso fue viajar en bicicleta pero no me gustaban las bicicletas, después fue ir en patineta pero era muy mala, no podía mantener el equilibrio, luego probé con patines y me fue mejor incluso Jackson me mando unos patines muy lindos. Pero aun no soy una experta y no pienso arriesgarme a ir por la calle y caerme para que después un auto me atropelle, tampoco estoy tan loca. Entonces  las últimas opciones eran despertar a Connor para que me lleve, pero me da vergüenza contarle a donde quiero ir. Así que quedó la opción del taxi.

Estábamos en vacaciones. Connor y Fred se fueron de paseo las dos semanas pasadas. Fue el viaje de último grado y su destino era nada más y nada menos que Francia. Uno de los países más increíbles del mundo. Fred no quería ir pero yo insistí que tenía que hacerlo, no podía perder un viaje tan importante como ese. Me contó que incluso su madre había comprado los boletos para que no pueda negarse, así que al final se fue y a decir verdad me alegro mucho porque él y Connor se empezaron a llevar mucho mejor.

En ese tiempo que ellos no estuvieron aquí, tuve que quedarme con Jessie. Pasamos increíblemente bien excepto por una vez que Sam fue a visitarla. Él no fue al paseo por razones obvias. Hablaron un poco, yo como gran cobarde me escondí en su habitación. Aun no estaba lista para hablar con él.

De igual forma Martin pasaba por mí para ir a practicar con la espada y mis poderes, a decir verdad estaba mejorando muchísimo y me sentía muy orgullosa, claro que a veces teníamos accidentes pero nada del otro mundo.

Ahora después de esperar sentada por diez minutos un taxi se estaciono frente a la casa. Tomé aire para tratar de que el corazón dejara de golpetear mi pecho.

Cuando pude levantarme de la grada me dirigí al taxi. Apenas cerré la puerta saludé al chofer y saqué el IPhone para revisar la dirección. En cuanto le comunique el lugar al conductor nos pusimos en marcha. Las calles estaban un poco despejadas así que llegaríamos rápido.

Repentinamente el celular empezó a sonar entre mis manos y la pantalla mostraba la imagen de mi mejor amiga.

-hola, Jessy.

Me aparté el cabello de mi cara y lo puse tras mi oreja.

-wow, nena. Te despertaste temprano ¿Qué vas a hacer?-abrí los ojos como platos.

-te dije ayer lo que iba a hacer-dije al fin.

Miré por la ventana, estábamos muy cerca de llegar.

-¿y por qué estas nerviosa?

-porque no sé si vaya a gustarle la idea de ir a verlo, no se... ¿y si me hecha de su casa?-un dolor de cabeza empezó a inundarme la frente.

-no inventes historias tontas-ella rio-ahora bien...si te saca a la fuerza le das una descarga en el trasero.

-no pienso hacer eso- ahora yo reí por su broma.

El taxi bajó la velocidad para parquearse frente a un gran edificio gris.

-Jess, tengo que dejarte ¿te llamo luego?

-¡CLARO QUE ME VAS A LLAMAR LUEGO!-gritó- te quiero, nena. Hoy saldré con mi madre y la novia de mi hermano para ver los accesorios del vestido.

Colgó sin decir nada más. Yo negué con la cabeza con una sonrisa en mi rostro. Hablar con Jessie me había ayudado a que los nervios disminuyeran.

El Temor de la Princesa (Segundo libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora