Astro

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(Transmisión 4)Hasta que escucho el sonido de la puerta cerrándose por Dakota, sé que es el momento de ir en busca de 20:17

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(Transmisión 4)
Hasta que escucho el sonido de la puerta cerrándose por Dakota, sé que es el momento de ir en busca de 20:17. Como ya había dicho, no es mi intención que los demás sepan que escucho a esa chica en secreto, y mucho menos Dakota. Siendo sincero no creo que ella y yo seamos amigos, lo cierto es que ahora no soy capaz de confiarle algo.

Por lo que hasta que sé que estoy en terreno seguro, busco mi radio y voy al balcón de la parte superior de la casa para escuchar la transmisión. Aquí me siento más cerca de las estrellas, pero sobre todo, más cerca de 20:17. A veces fantaseo con la idea de que ella es una de las incontables estrellas en el universo. A veces pienso que es esa estrella enorme que titilea para mí... como desearía saber quién es.

Aunque dejo todas estas ideas a un lado cuando la radio deja de lanzar estática y produce el sonido de una voz melodiosa y llena de sentimientos. En serio que al oírla me transporto a un mundo desconocido, pero lleno de magia y fascinación.

No crean que me había olvidado de ustedes. —Retumba en mis oídos como una nota perfecta. ¿Qué haces conmigo 20:17?—. Lo cierto es que tan sólo estaba esperando el momento más idóneo para esto. Además de que en una escuela de Chicago puse en el periódico escolar un mensaje. Les pedí que me hicieran una pregunta y contestaré la que más se repetía y claro, la que más me emocionó: ¿Quién es Astro?

No paso por alto el hecho de que su voz suena entre melancólica y feliz. Cómo desearía ahora ser capaz de estar con ella y darle un abrazo, no sé por qué tengo la sensación de que necesita uno.

Sé que prometí que les hablaría sobre un tierno amor, sobre una chica rota y un chico lleno de esperanza. Aunque creo que debería de comenzar diciendo que Astro llegó a mi vida en un punto clave, llegó cuando más lo necesitaba. Por eso no creo que haya llegado a mi vida como una casualidad, pero si ese fuera el caso, que casualidad más bonita. No es de extrañar que les diga lo mucho que me enamoré de él.  —No puedo evitar lanzar un suspiro, porque, porque ella está enamorada de alguien y ese alguien jamás podré ser yo.

No me malinterpreten, tengo novia y la amo, pero es que 20:17 es ese amor platónico que jamás podré comprender o explicar. ¿Alguna vez se han enamorado del dolor? Porque sólo así puedo explicar lo que siento por ella.

Astro me dio mi primer beso —sentencia en un susurro, uno que toca mi alma—. No imagino mejor persona para regalarle mi primer beso. Y aunque suene como un cliché, quiero decirles que la vida es un cliché sin que lo esperemos o queramos. Por eso me duele saber que lo he perdido, he perdido al astro que me devolvía la vida. —Es evidente la empatía que siento por esta chica, cuando ella ríe, yo río, cuando ella llora, yo lo hago y ahora siento su dolor. ¿Qué clase de tonto se alejaría de ella? No podría perdonarle a Astro el jamás haber sentido algo por 20:17.

Por un momento la chica del otro lado de la radio se queda en silencio y yo incluso contengo la respiración. Es como si toda la ciudad se hubiera quedado sin aliento por ella.

Supongo que de repente él se dio cuenta de lo rota y herida que estaba mi alma. ¿Quién podría enamorarse de pedazos sangrantes y agonizantes? Ni siquiera yo lo haría. Aunque esta separación también se la atribuyo a su buena voluntad y carisma, porque de inmediato ganó nuevos amigos, algo que yo no pude hacer. Gracias a su perfecta personalidad conoció a un nuevo mejor amigo, uno que lo corrompió, o al menos así fue como lo sentí. Ese amigo era como un meteoro, estaba lleno de arrogancia y de maldad, mi pobre Astro no pudo soportar la presión de Meteoro y se dejó seducir por su oscuridad. Así fue como poco a poco se fue apagando y dejó sin luz mi vida. Así fue como esa estúpida roca del espacio me lo arrancó de las manos, dejándome tan sólo con sus dulces recuerdos. —Sé que 20:17 no me oye, y mucho menos lo haría desde mis pensamientos, pero a esa persona yo no la llamaría amigo. Los amigos jamás te abandonan. 

Y así es como una vez más esa mujer rompe todas mis barreras. Es como si ella me enseñara lo que en verdad soy. Y no sé si eso termine por gustarme.

—¡Dante! —Me despierta la voz de mi padre desde abajo. Suena molesto, pero no, no quiero alejarme de ella.

Sé que Astro me está escuchando ahora, él me lo ha confirmado... —Pero no logro oír nada más ya que siento como una fuerza escandalosa me toma del brazo y me tira al suelo duro y frío.

Abro los ojos consternado, sin embargo cuando estoy a punto de levantarme, esa fuerza me lanza a un lado y estrella mi radio contra el piso. No tardo ni un segundo en descubrir que es mi padre, quien no se cansa de decirme lo mucho que me odia, acompañado de golpes. ¿Qué más quieres de mí vida?

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Nota de la autora:

En serio detesto con toda mi alma al progenitor de Dante, es que es el ser humano más malo del mundo. Pero bueno chicos, ¿qué les pareció el capítulo? Les prometo que después de esto, la vida de Dante va a dar un giro sorprendente, así que espero que me sigan leyendo, para que juntos averigüemos si su cambio será para bien o para mal.

Canción: 20:17– Ólafur Arnalds

Gracias por todo y sigue leyendo, no te detengas. Es más, terminare esta nota para que puedas seguir a la siguiente parte de 20:17. Aún hay muchos misterios que resolver.

 Aún hay muchos misterios que resolver

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