|2 0 : 1 7| ¿Hasta cuándo?

Yo soy 20:17 (Transmisión 9).

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Capítulo XL

Mi corazón no deja de latir frenético por la inmensa necesidad de saber quién es la mujer de las notas. De pronto siento como una ráfaga de aire toca mi piel, provocando que me estremezca sólo un poco, además de que escucho como las respuestas me piden a gritos que las encuentre. Claro que quiero encontrarlas, sólo que no sé aún como hacerlo. Por lo que lanzo un suspiro. Creo que aún tengo tiempo de seguir leyendo las notas.

8.

Juro que mi corazón está a punto de estallar. Andrómeda pronto se extinguirá. Sólo queda más que esperar, 3 de 37 estrellas que volarán.

Andrómeda

Perfecto, entonces Andrómeda ya ha juntado tanto los nueve escritos, como los nueve cantos. En la nota ocho sólo nos hacían falta tres, un escrito y dos cantos. Creo que está de más decir que ese 37 no es literal, hace referencia al conjunto de notas y de cantos.

Y cuando voy a tomar la última. El ruido en la radio se hace evidente, ya comenzará la última transmisión de 20:17, la mujer que revolucionó el mundo entero, o al menos que puso mi mundo de cabeza. Quién me iba a decir que esta chica causaría tanto impacto en mí, ella sin duda me enseñó que todos tenemos una esperanza. Podemos terminar como Keneth, con el corazón roto y desgarrado, o seguir luchando por nuestra felicidad.

—¿Hola?...— retumba en mis oídos una y otra vez, pues será la última.

Ahora que lo pienso, todo es como en el principio, yo esperando con anhelo saber quién es esa persona y no teniendo aún nada de su identidad. Aunque también a este anhelo se le suma Andrómeda, quien me vuelve loco. Pero 20:17 sigue hablando.

—Cómo dije la última vez, este será el final de todo lo que fue 20:17. Hoy dejo de existir para siempre. Aunque me iré con una sonrisa en el rostro, lo haré ya que muchas personas se inspiraron gracias a mis palabras, a mis transmisiones— un dolor en el pecho se instala cuando pienso en eso. A decir verdad siempre he odiado los finales, odio todo lo que tenga que ver con eso. El final de un libro, el final del día, las despedidas... todo lo que se cierra me duele. Pero la chica sigue, —Sé de muy buena fuente que en una escuela, un chico, cambió la vida de todos, ¿cómo lo hizo? Bueno, se plantó en medio de la gente y les dijo que dejaran las diferencias y todos se unieran. Si me oyes ahora amigo, muchas gracias por todo, sin duda cambiaste la vida de esa chica... de la famosa HL, quien sólo sufría mucho— me quedo paralizado al oír eso, ¡20:17 me conoce! Lo cual también me dice que 20:17 conoce la historia de Dakota.

Un escalofrío me surca la espalda, es que, entonces 20:17 es parte de mi escuela. Ella siempre estuvo ahí. Ella estuvo cuando lanzaron los panfletos, ¿y si estaba a mi lado?

—Esto sin duda fue divertido mientras duró— comenta la dulce voz en la radio. —Y si están de acuerdo conmigo, sólo hagan lo siguiente, manden un mensaje a todo el mundo con la siguiente hora: 20:17. Entiendo que todos queríamos saber el significado del: ¿Hasta cuándo? Sin embargo todos lo supieron desde el principio. Las personas que más aman en el mundo se los dijeron. Pero si quieren algo en concreto, bueno, todo se resume en algo: ¿Hasta cuándo dejaremos brillar nuestra luz? Recuerden que las estrellas necesitan la oscuridad para brillar. Y aunque sientan que se sumen en la inmensa negrura, no se preocupen, pronto comenzará su propio fulgor. Gracias por todo, gracias por escucharme estas nueve veces, gracias por formar parte de mi vida. Quizás nunca más oigan de mí, pero créanme, me hace feliz saber que pude ayudar a los demás. 20:17 se va, se va dejando un poco de su luz. Y cuando se sientan tristes, sólo lleven la mirada al cielo, ahí me podrán encontrar, entre las estrellas sonriendo. Y tú dime, ¿hasta cuándo?— de pronto muchos mensajes comienzan a llegar a mi teléfono. Claro que todos con el mismo mensaje.