n o v e m

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9; a c o r d e s de una vida brillante.

"No dejes de brillar, que yo no dejaré de contemplarte. Estoy contigo hasta el final de la línea."

B u c k y.
Sé que todo el mundo sufre.

Joder, y sé que todo el mundo hace daño.

Pero, también sé que todo el mundo ama.

Y que todo el mundo es amado.

Así que, sólo quiero decirle en un verso -o en un beso- que él es mi estrella fugaz y mi deseo.

Ojalá esto sea eterno.

Ojalá nosotros lo seamos.

Ojalá.

Siempre ojalá.

Tarareo la melodía de la canción que suena en la radio sobre su pelo, y mis dedos recorren con suavidad todo el camino de su espalda mientras le veo cerrar los ojos y relajarse.

Jamás me replanteé el hecho de poder llegar a ser feliz, y ahora que la sonrisa no abandona mi rostro, me cuesta creerlo.

Es una sensación algo extraña. Como cuando recuerdas algo y no sabes si lo soñaste o pasó de verdad.

Me siento un personaje de película, y tengo miedo de que una voz en eco me diga un día corten, se acabó, y todo desaparezca.

Fuera las gotas caen, llueve, truena, el cielo se rompe.

La calle desierta murmura en silencio una súplica de cariño, porque las nubes masacran sobre ella y quiere sobrevivir.

Yo la susurro una esperanza, un aliento de fuerza, porque desde aquí dentro, al calor del hogar -y de Steve-, soy consciente de que una batalla perdida no significa una rendición.

Los árboles se sienten desnudos sin sus hojas. Las farolas parpadean entristecidas. El corazón de la ciudad empieza a resquebrajarse y el silbido del viento enfurecido se cuela por cada trozo.

Fuera, la guerra meteorológica azota contra las ventanas, pero aquí dentro, la paz nos protege.

Enciendo la tele, necesitando escuchar algo que no sea el rítmico -y angustiante- choque de las gotas contra el cristal.

Una de las películas de Piratas del Caribe acaba de empezar, y me recuesto en el sofá dispuesto a invertir mi tiempo en algo.

Steve se ha quedado completamente dormido y le tapo con la manta que tengo al lado para evitar que se enferme.

Soy consciente de que trabaja demasiado, y de que estar a su lado supone viajar a ciegas, pero quiero arriesgarme. Necesito hacerlo.

No sé en qué momento de la película dejo de prestar atención, pero parece que las lentas respiraciones de Steve son más interesantes que Jack Sparrow y su Perla Negra.

Observo cada rasgo de su rostro y sonrío inevitablemente.

Los parpadeos de los relámpagos crean un contraste de luz y sombras inconstante sobre la mitad de sus facciones y es tan asombroso lo arrebatador qué es que me cuesta creer que él no es consciente de ello.

Sus labios entre abiertos están rodeados por un rastro de barba de apenas unos días que me tiene babeando sobre él y sacudo la cabeza para devolver mis pensamientos a un lugar coherente.

Muevo su cabeza con delicadeza para poder levantarme del sofá, porque aun cuando se ha recostado sobre mis piernas, lo que menos quiero es despertarlo.

Bajo el volumen de la película y voy hacia mi habitación.

Busco la caja en la guardo las notas que él me sigue dando cada tarde y releo las 56 que hay hasta ahora.

Si él conserva los pétalos, supongo que tendrá 49 porque yo tardé una semana en devolverle los detalles.

Recorro el cuarto hasta llegar a mi mesilla de noche, donde descansa un pequeño cuadro con una foto que nos hizo Peter en la reunión mientras yo cantaba a Steve y él me miraba.

Y Dios, me encanta tanto. Estoy tan enamorado. Y tan feliz.

Verme a mí mismo sonriendo, únicamente con mi guitarra y mi voz, mientras mis ojos y los de Steve no se separan, me parece una obra de arte hecha por el mejor artista.

Algo extraño porque es una mezcla exacta de lo que nos consideramos el uno el otro.

Él no para de decirme que yo soy un artista.

Y yo no paro de repetirle que él es una obra de arte.

-Aunque eso me lo dice a mí también, pero bueno-.

Así que, parece que alguien nos ha captado y representado en esa foto cómo realmente somos. Y no hay acordes, notas o pétalos que puedan alcanzar o superar eso.

Y no va a haber nadie jamás que me haga sentir cómo él. Ni nadie a quién llegue amar con esta intensidad y rapidez.

Y joder, que sí, que todo el mundo hiere, pero si el cielo es un lugar en la tierra, es estar junto a él. Y eso compensa cualquier cosa.

Y que, si puedo ser cualquier persona hoy, en cualquier sitio, en cualquier momento y en cualquier lugar, inequívocamente elegiré ser quién soy ahora mismo.

Y que, si todo el mundo necesita inspiración y todo el mundo necesita una canción, yo me conformo sólo con tenerle a él. Porque me eleva hasta poder caminar sobre mares tempestuosos, me eleva a más de lo que puedo llegar a ser.

Y, si el peligro es perder a quién se ama con la furia que desata un huracán y comprobar que en casa no te espera nadie y no hay nadie a quien puedas esperar, enfrentaré al peligro para mandarle dar la vuelta porque Steve y yo nos pertenecemos.

Los hombres sabios dicen que sólo los tontos se apresuran, pero no puedo evitar enamorarme de él. Y esto es así.

Joder, que cada vez que le miro encuentro una razón para seguir viviendo. Y cada vez que le miro es como descubrir el universo.

Y oye, quizá estoy citando canciones. Pero las canciones son historias.

Y esta es mi historia.

De amor.

Eterna.

Llena de notas y pétalos.

Y de música.

B r i l l a n t e.

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Os dejo en multimedia el que -para mí- es el mejor vídeo de stucky.

Y un fanart de ellos adorable también, para alegraros la vista.

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Everybody hurts ➳ stuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora