Capítulo 3

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Incomodidad, era el sentimiento que sentían cada uno de los presentes del área de Sistemas de la agencia, todos menos un rubio que veía a todos con superioridad, burlándose de todos aquellos que habían hecho un pacto con el diablo para que no regresara. Se acercó al lugar donde meses atrás había trabajado, tomando del computador un virus que había resguardado ahí sin que nadie lo notara. Cuando se disponía en irse paró para voltear a ver a todos quienes seguían sorprendidos por verlo de nuevo ahí.

—Yo sé que me extrañaron— dijo haciendo un guiñó y sin más salió de aquel lugar dejando a todos como si hubieran visto a un fantasma. Y no eran para menos, todos lo presentes habían peleado por el rango que tenía el rubio y verlo volver no era bueno para ninguno.

El rubio en cambio volvió a la sala de juntas de la agencia a paso tranquilo. Ahora que volvía notaba que casi nada había cambiado, le era extraño pero cada paso que daba sentía cómo las cámaras de seguridad se enfocaban en él y en nada más. Volteó el forma alarmada a la cámara más cercana, pero solo vio su mover robótico de forma normal. Tal vez se estaba volviendo paranoico, había sido su pensamiento, aunque eso no le quitó el sentimiento de que alguien lo quería en todo momento a su vista.

Llegó a la sala de juntas viendo que se encontraban el general de la agencia, funcionarios del gobierno, y otras dos personas a quienes se les podía nombrar como "los mejores hackers".

—Ya que todos están aquí, les mostraré esto— al instante en una pantalla apareció la única grabación que habían salvado del hackeo — esto fue captado por una cámara de seguridad, se puede ver cómo procedió "Dios". El robo de datos fue hace 72 horas, y seguimos sin poder reestablecer la red en Libia. Necesitamos hacer algo ahora.

Los genios de computación se pusieron a pensar y a analizar el video que fue nuevamente puesto una par de veces mas.

—Es más que obvio que al infiltrarse en la red puso un virus, por eso no se ha restablecido la red— habló un rubio de pelo rizado, representante de la ONU.

—Será difícil que lo restablezcan. Viendo el tiempo en el que robó la información se puede ver que es un total profesional. Le tomó tan solo unos segundos entrar al sistema, ese virus seguirá en todos los aparatos electrónicos del lugar— habló la única mujer de la sala, acomodándose un mechón de su cabello pelinegro. Esa mujer era representante del gobierno ruso.

—¿Hubo alguna situación similar a ésa recientemente?— preguntó un hombre pelinegro con un gran afro, que era un funcionario del gobierno, al percatarse que eso no podía ser una simple coincidencia, debía haber un antecedente.

—¿Un patrón?— preguntó la mujer al comprender lo que el viejo hombre de afro quería saber.

Todos los de la sala se interesaron en aquello y por inercia voltearon a ver al general Rayleigh esperando una respuesta. La cuál no tardó en ser pronunciado por el viejo peliblanco, aún con una expresión cansada en su rostro.

—Hubo situaciones parecidas hace unos meses, pero no de esa magnitud. Se nos fue informado que en varias bases de datos se había detectado que alguien había copiado información de algún tema, lo que llamó la atención fue que siempre pasó cuando los sistemas se depuraban.

—Tomó la ventaja de poder borrar su huella cuando la red estaba siendo limpiada— analizó el representando de la ONU.

De nuevo la sala se sumió en un silenció, dejándose escuchar suaves susurros de los hackers mientras balbuceaban cosas nada entendibles para los hombres mayores.

—¿Cuándo empezó esto?— siguió con las preguntas de nuevo el hombre de afro.

—Exactamente hace tres años— dijo general llamando de nueva cuenta la atención de los más jóvenes —del mismo modo se detectó que alguien había copiado archivos confidenciales en una memoria extraíble.

—¿Por qué no lo reportaron?— habló otro funcionario del gobierno.

—No había necesidad de preocuparse en ese momento— defendió el comandante de espionajes en la agencia. Un hombre bastante joven para su cargo, con cabello pelirrojo y con grandes cicatrices que surcaban en un lado de su rostro —los de Sistemas llegaron a la conclusión de que no era nada, y que no debían alarmarse.

—Fue lo peor que pudieron haber ignorado— habló el funcionario de afro, dejando escapar de sus delgados labios un suspiro cansado.

—No era una amenaza de la cual preocuparnos en ese momento.

—Pero ahora es una amenaza en potencia, esto se pone difícil— reflexionó la chica —¿de dónde se copiaron los archivos?

El pelirrojo pensó un poco soltó sin mas la respuesta —Fue de aquí mismo.

—Debemos suponer que estuvo trabajando en esta agencia.

—No es una suposición, es la realidad— habló por primera vez el rubio que responde al nombre de Sanji.

Lo que sorprendió a los presentes fue que lo dijera por demás seguro y además que una expresión de asombro y terror era lo que había en su rostro. Además unos se atrevían a pensar que el rubio se había puesto pálido de repente.

—¿Descubriste algo Kuroashi?— preguntó interesado el general, viendo al rubio tratar grueso y pensar las próximas palabras que soltaría.

—Descubrí cuatro cosas importantes— soltó un jadeo y tembló un poco —la primera, es que aquella persona es hombre— todos lo miraron sin entender pero lo dejaron seguir —la segunda, es que él sí trabajaba aquí en la agencia, tal ves no en un cargo importante, pero sabía lo que estaba haciendo. La tercera, es que estoy 70% seguro que puso algún virus en la agencia, lo que significa que ahora es posible que esté espiando esta reunión y...

La voz del rubio se apagó volviendo su mirada al video que seguía reproduciéndose, donde se veía cómo aparecía en la pantalla central una leyenda y un código que solo el rubio conocía del cuál le sorprendió de sobre manera.

—¿Cuál es la cuarta cosa?— preguntó impaciente el general.

—...es muy probable que haya sido mi culpa que esa persona haya podido burlar tan fácilmente la seguridad de la red...

¿Amor o Admiración? :San♡Uso:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora