Capítulo 11

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—Bueno, asunto terminado, deberíamos celebrar— comentaba de forma animada el comandante Shanks a los presentes de la alianza. Aunque a ninguno le pareció correcto ni apropiado tal actitud al respecto.

—¿No se te ocurre que no es momento para eso?— habló en un suspiro el general Rayleigh, para después mirar a cada uno de lo presentes de forma intensa, llamando su atención al instante. —Este asunto debe resolverse de la manera mas discreta posible, para ello Kuroashi les dará las pruebas necesarias para proceder según lo indicado— volteó de manera sugerente al nombrado obteniendo de éste un movimiento de afirmación —Baroque Works siempre a sido la organización criminal más grande del mundo, con los contactos necesarios para no ser tocado por ninguna institución legal. Solo necesito que cada uno recuerde no hacer enemigos en el proceso de desarticular dicha organización— habló de forma pausada y tranquila, dejando en claro lo delicado de la situación —Quiero mañana mismo la cabeza del líder de Baroque Works.

Los presentes salieron uno a uno a cumplir con las ordenes dadas por el general.

—Kuroashi— habló claro dejando al nombrado paralizado en su asiento. 

Una conversación a solas con el general Rayleigh era algo que el rubio habría querido evitar a toda costa. Era una lastima que las cosas no salieran como el deseaba. Con un suspiro bajo, y pasos indecisos, se acercó al general que ahora miraba concentrado los papeles que al inicio de la junto le había dado.

—Debería felicitarte— pronunció esta vez viéndolo a los ojos y dejando esparcidos los papeles de dicho informe por toda la mesa de juntas —no esperaba que me entregaras en bandeja de plata a la organización criminal más grande y peligrosa de nuestro tiempo— se levantó de su asiento y se alejó hasta quedar delante de la ventaja panorámica del lugar, viendo distraídamente todo el exterior.

—Me pareció oportuno mencionarlo cuando recabé las pruebas debidas para poder proceder.— habló el rubio, aunque hubiera querido que las palabras pronunciadas hubieran sonado de manera convencida y no de manera débil. A ese punto el rubio se sentía sofocado por la actitud del general. 

—He de decir que fue una buena decisión, sin embargo, este no era el trabajo por el que te sacamos de prisión— se acercó de forma lenta, casi asechándolo —Tu trabajo era buscar al genio con la capacidad de general el programa que nos dejo vulnerables del ataque cibernético.

El rubio se mordió la lengua, no podía creer lo que había escuchado.

—Bueno, me parece sorprendente que entregar una organización entera de criminales pase a ser un segundo plano y una sola persona involucrada deba ser la prioridad de búsqueda. Perdón por ofenderlo de tal forma— no podía evitar sacar a relucir su tono sarcástico, era clara la molestia del rubio, pero lo que más le molestó fue la actitud del general, incluso le parecía que la situación llegaba a divertirle.

—¿De verdad llegaste a creer que con esto llegarías a ser reasignado de tus responsabilidades actuales?— el tono del general era frio, carente de sentimientos, haciendo temblar un poco al rubio.

El rubio no respondió. Debía admitir que anhelaba dejar la investigación de la cual no hallaba respuestas. Suspiró por ultima vez y miró directamente al general, esta vez de manera decidida.

—La investigación que se me encomendó no puedo completarla.

—Quisiera saber sus razones— parecía que el general estaba a punto de perder toda su paciencia, algo que si pasara significaba que la vida del rubio peligraría.

—El creador de tan peligroso programa a quedado totalmente deslindado de las acciones de Baroque Works. Por tanto, a este punto ya no es posible abrir una línea de investigación para buscar a dicho culpable. No hay responsables, no hay culpables, no hay justificación de seguir investigando.

¿Amor o Admiración? :San♡Uso:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora