Capitulo 27

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Nuestro beso no duró más de diez segundos.

La bocina del auto de Harry nos indicaba que debíamos subir. Rápidamente, me separé de Niall, bastante sonrojada para mi gusto. Me encaminé hacia la puerta.

-Vamos, Niall. -dije, y me sorprendió el hecho de que no tartamudeé. Él asintió y me siguió. Subimos al auto en silencio, Niall delante, al lado de Harry, y yo atrás.

Luego de unos minutos, Harry rompió el silencio que se había formado después de su regaño hacia nosotros por haber demorado. 

-¿Qué pasa? 

No respondí, creyendo que Niall hablaría. No lo hizo.

-Nada. -dije, al mismo tiempo que Niall. Él me miró, y sentí mis mejillas calentarse. Niall volteó y Harry me miró por el retrovisor. Oculté mis mejillas con mi cabello, simulando estar viendo las puntas de este.

Nuestros ojos se conectaron. Harry me conocía muy bien. No podía engañarlo. Pero tampoco podía contarle. 

Solo esperé impaciente a que Harry dejara de mirarme. Lo hizo cinco segundos después. 

Pusimos algo de música para romper la tensión. O al menos, eso sabíamos Niall y yo.

Llegamos unos minutos después a la escuela.

Como siempre, las chicas miraron embobadas a los chicos, por lo que yo reí. Harry pasó su brazo por mis hombros. Las chicas me miraban con envidia. Caminamos hasta la puerta, donde nos encontramos con Caroline y Ed. Nos saludamos, y, por primera vez en estos días, sentí al Ed de antes. Riéndo como siempre, con la misma confianza. Se lleva con Niall tan bien como lo hace con Harry. 

Revisé mi horario -ya que, habiéndo perdido tantas clases, había olvidado-, Relaciones Humanas. Iba en el mismo salón que Ed, en ese curso. Al escuchar el timbre, los dos caminamos juntos hacia nuestra aula, la cuál estaba inundada de gritos. Digamos que los más alborotadores, dormilones y vagos venían aquí.

La profesora Maggie era una anciana de unos cincuenta y seís años, con un carácter muy paciente y cariñoso. Era de las típicas profesoras que, en vez de hacer clase, contaban su vida. La razón por la cuál este es mi curso favorito.

Y era, también, el curso favorito de muchos, porque, como dije, podían dormir. 

Hacía mucho tiempo que no hablaba con Ed, y sí que necesitaba hacerlo. Pero me detuve a pensar. ¿Sobre qué le hablaría? ¿Sobre lo que hice en todo este tiempo? ¿Sobre lo que él hizo en todo este tiempo?

¿Le preguntaría el por qué dejo de hablarme?

Me perdí en mis pensamientos, y cuando me decidí, la profesora Maggie entró. Todos nos pusimos de pie en forma de saludo.

-Hola. -dijo ella, con una sonrisa en su rostro. Dejó sus libros y su cartera de cuero en su mesa, y todos nos sentamos. 

Yo estaba sentada al lado de Ed, ya que, en esta clase, podíamos elegir asientos. Estábamos casi en la última fila, y la puerta de salida estaba a mi lado.

-Hoy hablaremos sobre...-desde ese momento dejé de escuchar. No porque odiara el curso, sino porque me centré en una conversación que mantenían dos personas afuera.

-¿El plan está funcionando? -preguntó una voz que no pude identificar.

-Sí. -dijo una chica. El castaño a mi lado se tensó. Al parecer, Ed también escuchaba la conversación. 

-¿Quiénes son? -le pregunté en susurro. 

-No lo sé. -dijo algo inseguro. 

Dos razones por las cuáles no me diría:

neighbor »hs (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora