Capítulo 3

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Editado.

Era un día normal. Casi normal.

Los domingos no eran un día muy normal que digamos.

No para los Grand. Y, si dos chicos de la familia Grand estaban involucrados conmigo, lo estaba yo también en esa cosa. Mis amigos eran raros, ya lo sabía. Pero así los amaba. Su familia siempre había sido así, y convertían a cada persona que se junte con ellos. Algún día dominarán el mundo.

Me acababa de llamar rara a mi misma. Bueno, ya lo sabia también.

Vestía una camisa entre transparente y blanca junto con unos jeans de mezclilla. Algo formal, como siempre.

Esperaba a  Ed, quién debía recogerme. Iríamos a la casa Grand y tendríamos la pequeña reunión. A pequeña me refiero a toda la familia Grand. Y a los seres queridos de sus hijos, Caroline y Ed. ¿Quién era ese ser querido? Yo, perras.

Lo mejor de las reuniones Grand era, definitivamente, la comida. ¡Esa comida debería ser alabada mundialmente! ¡Sirven nutella! Una razón mas para amar los domingos.

Ed llegó cinco minutos después. Se disculpo por haber llegado algunos minutos tarde, lo perdone, todos felices. Al llegar todo el mundo se abalanzó sobre mi -literalmente-, y me habrían dejado sin aire si no fuera por Caroline. Mi maravillosa amiga les dijo a todos que se vayan a comer el buffet porque quería hablar conmigo a solas. 

- Gracias por eso.

- Saluda primero, ¿no? -se quejó ella.

- ¡Hola! -le grité.

- Hola. Tengo que decirte algo. -me informo ella. Había creído que lo había dicho solo para alejarlos.

- ¿Qué pasa? -pregunte.

- Te tengo una sorpresa. Y sí, si te va a gustar. - dijo, acertando mis pensamientos una vez mas. Me conocía bien la puta. 

- ¿Cuál es la sorpresa? -pregunté emocionada.

- No voy a decírtelo. -la hija de perra. Muchos insultos, pero sin bulling no hay amistad.

La sonrisa se me borró del rostro. Ella quería hacerme sufrir. Iba a torturarme, sin saber que era, pensando las veinticuatro horas del día pensando en posibles opciones y muriendo.  Maldita Caroline.

- Te odio. 

- Créeme, vas a amarme después de esto.

(...)

Llegué a casa después de una educativa charla sobre el león de Narnia. Ni me pregunten. En esa familia son fanáticos de Narnia. En el fondo saben que no es real, pero... ¿prefieren vivir en un mundo como el de hoy, o en un mundo de fantasías? Yo, sinceramente prefería lo segundo. Y todos los niños del mundo me apoyaban. 

Lo último que hice en la casa Grand fue hablar con Ed. Más bien interrogar. Necesitaba saber que tramaba Caroline. Ed no sabía nada. Ni siquiera le había dicho a su hermano. Astuta. Pero lo sabría pronto -o, bueno, esperaba-, ya que el nuevo encargo de Ed era descubrir cuál era la sorpresa de Caroline, y decírmela. Confiaba en el.

Tal vez no tanto.

Ed.

Aún no lo creía. Caroline planeaba hacerle una sorpresa a Cassie sin mí. Ingrata. Siempre habíamos hecho todo juntos, era una maldita. Y era por eso que ayudaría a Cass y le diría cual era la sorpresa.

 Caroline se encontraba lavando platos del buffet.

Pobre. 

Es su karma.

¿Y tu quién mierda eres?

 Soy tu conciencia. Mucho gusto.

¿Por qué te apareces ahora y no cuándo te necesito? 

Porque no pensabas en mí, tarado. Me olvidaste hace 4 años.

¿Ahora vas a opinar sobre todos mis movimientos?

 ¿Qué se supone que hace una conciencia?

No tengo idea.

Bueno. Opinaré y te daré mis sexys consejos.

Ok. 

No sabia que mierda acababa de pasar.

Me encaminé hacia Caroline y le sonreí seductor amente. Eso siempre funcionaba. 

- Hola. -salude.

- Imbécil, soy tu hermana. No caigo. Me das asco. Dime qué quieres. -dijo en tono de, efectivamente, asco.

- Uy, que directa. -bromeé.

- Habla antes de que mi lindisimo puño se estrelle contra tu fea cara.-me amenazo.

- ¡No tengo una cara fea! Soy lo mas guapo que has visto en tu vida. 

- Claro... -susurró.

- ¿Por qué no me contaste sobre la sorpresa? -pregunté y noté que ella se tensó. - Yo podía colaborar. Nunca creí que me harías esto. Nunca... -simulé llorar. Caroline se me acercó y rodeó mis hombros con su brazo. 

- ¡Sueltame! -le grité.

- Tranquilo, todo tiene explicación.

- Habla.

- Al decirle a Cassie sobre la sorpresa, era muy obvio que no descansaría hasta saber cuál es, tu la conoces. -asentí. - Sabía que te lo preguntaría, por eso no dije nada. 

- ¿Cuál es la sorpresa? 

- Debes jurar que no le dirás. Es realmente muy importante que ella no se entere. Todo se arruinaría.

- Lo juro por mi vida, hermana.

- Bien.

(...)

Después de escucha la historia me quede sin palabras. No creía lo que salía de la boca de mi hermana. Pero era cierto. Ella no bromearía con algo así. Cassie iba a amarla, definitivamente. 

Cumpliendo con mi trato, llamé a Cassie.

- ¿Ed? ¿Cuál es la sorpresa? Necesito saberlo, ya.

- Lo siento, no puedo hablar. Jure por mi vida, con eso no se juega.

- Ugh. ¿Sabes cuándo lo me darán la sorpresa? -pregunto algo desesperada.

- Mañana. Ese va a ser el lunes más feliz de tu vida, créeme.

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-Ana:)

neighbor »hs (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora