Capitulo 39

159 7 3
                                    

Una azafata se acercó a nosotros y Mike pidió dos gaseosas. Nos entregaron de esas cajitas en las que vienen dulces y meriendas, y Mike las recibió. Yo aún estaba demasiado perdida como para hacer algo.

-Oye. -me dijo. Lo miré. -¿Estás mejor?

Moví mi cabeza para ambos lados como diciéndo que no estaba recuperada del todo. Él pasó un brazo por mis hombros. Nos habíamos hecho amigos muy rápido. Y cuando digo muy rápido me refiero a diez minutos. Él sabía prácticamente todos mis secretos. Él era como mi fuente de secretos. O yo que sé. Mi mejor amigo. Después de Harry. Creo.

-Nunca me contaste porqué vienes a California. -dije. Él hizo una mueca.

-Es por mi hermana. La llamaron para una escuela, de modelaje, creo. Tal vez ustedes dos vayan a la misma y podrían volverse amigas. 

Sonreí.

-Pero solo tal vez. Espero por tu bien, que no. -lo miré confundida- No es como que ella sea la persona más agradable del mundo. Es una creída de mierda. 

-¿Cuánto?

-Como las de New York. 

-Oh.

Luego de eso hablamos de cualquier cosa. El viaje era bastante largo, así que escuchamos música y vimos películas en las tablets que nos entregaron después de que el avión despegara.

En medio de nuestra quinta película, nos quedamos dormidos. Ya era de noche y al siguiente día -o noche, o tarde, o el momento del día del lugar en el que estemos mañana- no faltaría casi nada para llegar al aeropuerto. No tenía idea de cuantas horas duraba el viaje, pero sabía que eran más de diez.

Cuando me desperté, el avión seguía oscuro, pero con algunas luces prendidas por la gente despierta. Mire hacia arriba y pulsé el botón para prender la luz de mi asiento. La luz era más potente de lo que pensé, y entrecerré los ojos. 

No la apagué porque tenía ganas de leer un libro -que Mike me había regalado antes de comer la merienda en la noche-, se llamaba 'La oscuridad'. Trataba sobre unos chicos que se mudaban a una casa abandonada -en serio, habían telarañas y todo eso-, y eran en secreto unos agentes de la FBI que debían investigar sobre un asesinato que se había cometido en esa casa muchos años atrás.

Era interesante, y normalmente los libros no son interesantes para mí. 

 Urgué en mi bolsa sin mirar. Mi mano tocó un papel algo arrugado. Fruncí el seño, sin recordar qué era. Lo saqué de la bolsa y lo dezarrugué como pude. 

El sello me hizo recordar. Dejé la bolsa en mi asiento y verifiqué que Mike estuviera dormido antes de salir rumbo al baño.

El pasillo entre los asientos del avión era pequeño, y debía ponerme de lado para entrar. No sé si ya había dicho, pero lo repito.

Desde ese día nunca volví a volar en esa agencia de viajes.

El avión comenzó a moverse, y por los parlantes sonó la voz del capitán -o lo que sea- diciéndo que se aproximaba una turbulencia en unos cinco minutos. 

-Mierda. -susurré para mí. Debía leer rápido.

Puse llave al baño y me senté en la tapa del inodoro. A la velocidad de la luz abrí la carta y saqué el papel que estaba dentro. Por suerte, no l carta no era muy larga.

Suspiré fuertemente. Estaba nerviosa por lo que iba a encontrar.

"No sé que decirte, solo que lo siento mucho."

Igual que yo.

"Es la verdad, y sé que no me crees ahora mismo, pero lo siento y quiero que lo sepas. Te he hecho mucho daño, y no creo que vayas a perdonarme. Tampoco quiero que lo hagas. No creo merecer que me perdones, después de todo."

neighbor »hs (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora