Capítulo 7

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No podía creer lo que estaba escuchando ¿en serio hice todo eso? ¡Qué vergüenza!

 – Perdón Phichit, por mi culpa estamos aquí –Dije arrepentido.– Has hecho tanto por mí y yo sólo te he dado problemas – En verdad soy muy malo con Phichit.

Quería llorar.

 – Ya, ya cálmate, no todo es malo – Dijo intentando hacerme sentir menos culpable – De todos modos siempre quise ver la Torre Eiffel.

Espera... ¿Qué acaba de decir?

En seguida entraron dos hombres, traían en manos nuestra ropa. Uno de ellos era castaño y el otro era pelinegro y usaba lentes, sin duda ellos eran muy altos, esbeltos e incluso podría decir que se eran guapos pero de alguna forma sentía como si ya los conociera.

 – ¡Hola! Lamentamos la forma en que los tratamos aquella noche, pero en verdad estábamos desesperados por un milagro y entonces aparecieron ustedes. – Dijo el castaño mientras colocaba nuestra ropa en la cama.

Vi que Phichit los miraba seriamente. ¿Quiénes serán?

 – ¡Oh! Vamos pequeñín, no puede ser que sigas enojado con nosotros después de que noqueamos – Habló el de lentes mientras levantaba a Phichit como si fuera un bebé.

 – ¡Ya bájame! – Protestó mi amigo e inmediatamente lo bajaron.

 – Por cierto, mi nombre es Bruno – Dijo el castaño – Y él se llama Patrick – Señaló al pelinegro. Somos sus secuestradores pero mejor seamos amigos ¿sí? – Volteó a verme.

 – S... sí – Dije tímidamente. Phichit no respondió nada.

 – Bien, es hora de irnos. Los veremos pronto – Dijo el pelinegro y ambos salieron de la habitación.

Después de que ellos salieron vi que Phichit empezó a revisar la ropa que acababan de traer. ¿Qué busca?, Lleno de curiosidad le pregunté.

 – ¿Qué es lo que...? – No terminé de hablar cuando vi que Phichit sacaba de su pantalón un papelito. No, no era eso. Era una foto, ¿cuándo fue que él...?

 – Yuuri – Me miró fijamente – ¿Qué es esta fotografía? No me has terminado de contar toda la verdad ¿qué fue lo que no me dijiste?

No respondí nada. Dejé salir un largo suspiro.

 – ¿Qué fue lo que pasó en realidad?

Cuando se aseguró de que la ropa le llegara a aquellos chicos caminó a paso rápido hacia un lugar donde tuviera un poco más de privacidad, el jardín

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Cuando se aseguró de que la ropa le llegara a aquellos chicos caminó a paso rápido hacia un lugar donde tuviera un poco más de privacidad, el jardín.

En su trayecto seguía pensado en la forma de decirle a su casi jefe lo que había hecho y descubierto sin que éste quisiera matarlo ¿qué palabras debería usar?

Sacó su teléfono y se encontró con al menos catorce llamadas perdidas de él. Dio un largo suspiro y llamó.

Lo único en que podía pensar era: "por favor que no me mate"

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