No podía creer lo que estaba escuchando ¿en serio hice todo eso? ¡Qué vergüenza!
– Perdón Phichit, por mi culpa estamos aquí –Dije arrepentido.– Has hecho tanto por mí y yo sólo te he dado problemas – En verdad soy muy malo con Phichit.
Quería llorar.
– Ya, ya cálmate, no todo es malo – Dijo intentando hacerme sentir menos culpable – De todos modos siempre quise ver la Torre Eiffel.
Espera... ¿Qué acaba de decir?
En seguida entraron dos hombres, traían en manos nuestra ropa. Uno de ellos era castaño y el otro era pelinegro y usaba lentes, sin duda ellos eran muy altos, esbeltos e incluso podría decir que se eran guapos pero de alguna forma sentía como si ya los conociera.
– ¡Hola! Lamentamos la forma en que los tratamos aquella noche, pero en verdad estábamos desesperados por un milagro y entonces aparecieron ustedes. – Dijo el castaño mientras colocaba nuestra ropa en la cama.
Vi que Phichit los miraba seriamente. ¿Quiénes serán?
– ¡Oh! Vamos pequeñín, no puede ser que sigas enojado con nosotros después de que noqueamos – Habló el de lentes mientras levantaba a Phichit como si fuera un bebé.
– ¡Ya bájame! – Protestó mi amigo e inmediatamente lo bajaron.
– Por cierto, mi nombre es Bruno – Dijo el castaño – Y él se llama Patrick – Señaló al pelinegro. Somos sus secuestradores pero mejor seamos amigos ¿sí? – Volteó a verme.
– S... sí – Dije tímidamente. Phichit no respondió nada.
– Bien, es hora de irnos. Los veremos pronto – Dijo el pelinegro y ambos salieron de la habitación.
Después de que ellos salieron vi que Phichit empezó a revisar la ropa que acababan de traer. ¿Qué busca?, Lleno de curiosidad le pregunté.
– ¿Qué es lo que...? – No terminé de hablar cuando vi que Phichit sacaba de su pantalón un papelito. No, no era eso. Era una foto, ¿cuándo fue que él...?
– Yuuri – Me miró fijamente – ¿Qué es esta fotografía? No me has terminado de contar toda la verdad ¿qué fue lo que no me dijiste?
No respondí nada. Dejé salir un largo suspiro.
– ¿Qué fue lo que pasó en realidad?
Cuando se aseguró de que la ropa le llegara a aquellos chicos caminó a paso rápido hacia un lugar donde tuviera un poco más de privacidad, el jardín.
En su trayecto seguía pensado en la forma de decirle a su casi jefe lo que había hecho y descubierto sin que éste quisiera matarlo ¿qué palabras debería usar?
Sacó su teléfono y se encontró con al menos catorce llamadas perdidas de él. Dio un largo suspiro y llamó.
Lo único en que podía pensar era: "por favor que no me mate"
ESTÁS LEYENDO
Kairosclerosis
FanfictionEsta es la historia de Yuuri Katsuki, un joven japonés que lo tenía todo hasta que el destino decide jugar en su contra, no sabe qué pasará de ahora en adelante pero tiene una cosa clara: su vida ya no será la misma. Una boda, un buen amigo, la loc...