Capítulo 6

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Escuché que la puerta era abierta, era mi perdición. Bajé mi cabeza.

 – ¡Bien ya estoy aquí! – Dijo muy alegre – Quítate la ropa –No podía creer lo que estaba escuchando, seguía mirando al suelo – ¡Oye, oye! Creo haber dicho que si querías trabajar para mi debías escuchar mis ordenes, quítate esa ropa.

¡No, no y mil veces no! ¿Debería tirarme por el balcón y huir?

 – Ya veo, pensé que te incomodaba usar ese tipo de ropa. Puedes seguir usándolo si quieres.

¿Qué estaba diciendo?, Levanté mi mirada y vi que ese "pervertido" tenía ropa puesta y que en sus brazos tenía una mudada de ropa.

¿Habré malinterpretado las cosas?

 – ¿Por qué tienes la cara tan roja? – Analizó la situación y soltó una gran carcajada – ¿Acaso creíste que tú y yo lo haríamos? – Preguntó entre risas, me sentía muy avergonzado – No te voy a mentir, cuando te vi la primera vez sí quería violarte pero no eres mi tipo y tengo prohibido hacerte daño. Si te toqué allá fue por mi naturaleza pervertida.

Eso último lo tenía muy claro, en cierta parte me alegra que él no me vaya a hacer daño. ¿A qué se habrá referido con "tengo prohibido"? ¿Quién le da órdenes a él? ¿Acaso tiene un jefe?

 – Ya vuelvo, iré a regresar esta ropa.

 – ¡Espera! Me voy a cambiar – Ni loco me quedaba así.

 – Entonces esperaré afuera – Antes de salir puso el seguro, cerró la puerta.

 – Entonces esperaré afuera – Antes de salir puso el seguro, cerró la puerta

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Cuando salió pasó su mano por sus cabellos rubios. Sacó su teléfono.

 – ¿Hola? ¿Qué quieres Chris?

 – Esperaba un "¡Hola!, ¿cómo estás Chris?" y pensar que yo te considero mi mejor amigo.

 – Hola, ¿cómo estás Chris? – Preguntó irritado.

 – No era lo que esperaba pero estoy satisfecho – Respondió.

 – ¿Quieres ir al grano? – Podía distinguirse que se estaba enojando.

 – ¡Lo siento su majestad por hacer perder su muy valioso tiempo! – Dijo el de ojos verdes en forma de burla – ¿Sabes? si sigues así de amargado te quedarás calvo.

 – Voy a colgar.

 – ¡Lo encontré! – Dijo captando la atención de su amigo – Creo haber pedido que te enviaran fotos de él, ¿las viste?

No recibió respuesta alguna, pero pudo escuchar a través del teléfono ruidos muy raros, hojas, libros, lápices que caían al suelo y un plato romperse ¿qué está haciendo?

 – ¿¡Por dónde me lo enviaron?! – Sonaba desesperado. El de ojos verdes sonrió, sabía que cuando su amigo estaba así era muy divertido molestarlo.

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