Esta es la historia de Yuuri Katsuki, un joven japonés que lo tenía todo hasta que el destino decide jugar en su contra, no sabe qué pasará de ahora en adelante pero tiene una cosa clara: su vida ya no será la misma.
Una boda, un buen amigo, la loc...
– Claro que sí – Respondió Chris con una sonrisa. Espero que Phichit no esté enojado.
Volteé a ver a mi amigo pero a parecer estaba más entretenido en su teléfono.
– Bien – Continuó el rubio – Como ya les había dicho ustedes dos serán modelos, es cierto que no tienen experiencia en esto pero no se preocupen por eso que nosotros los ayudaremos. Empezarán esta semana. Les explicaré más o menos cómo funciona esto.
»En realidad soy socio y amigo del jefe de la compañía para la que ustedes estarán trabajando. Soy dueño de una de las revistas más importantes en el mundo de la moda, cada semana visito a diferentes diseñadores y compañías de marca para que me presenten su trabajo. El diseño que más me llame la atención será agregado a la revista. Y por supuesto mi amigo-socio no puede faltar, él tiene más páginas que ninguna otra compañía.
»Ya que es semanal ustedes prácticamente estarán trabajando de lunes a viernes. Y esta semana Yuuri estará en la portada de mi revista, esto será como una bienvenida para ti.
¿Y por qué yo?
– Phichit también estará en la revista. El tipo de ropa que estarán utilizando variará según la temporada y tendencias, ropa de hombre claro.
Nunca había visto a Phichit tan feliz. Chris ya no habló, parecía como si estuviera meditando, luego continuó.
– Excepto tu Yuuri, es cierto, usarás ropa de hombre pero también de mujer. Con el traje que traías puesto pude darme cuenta que tienes una excelente figura.
¿Cómo debería tomarme lo que me acaba de decir? ¿Debo estar orgulloso de tener buena figura o avergonzado por ver cómo una vez más mi hombría era aplastada?
– Ya que estamos en el tema, ustedes dos tendrán una dieta estricta que no deberán romper y también horarios para hacer ejercicio. Me aseguraré de que sigan esto al pie de la letra y si no habrá un pequeño "castigo".
¡Y ahora debo llevar una dieta y hacer ejercicio! Eso era lo único que no quería, sin duda alguna el mundo estaba conspirando contra mí.
Cuando terminamos de comer pedimos un taxi y Chris pidió que nos llevara al Museo del Louvre. De nuevo, me quedé encantando con las calles parisinas al igual que mi amigo.
Minutos después Phichit pidió que le prestara mi teléfono porque el suyo se había quedado sin memoria pero para mala suerte de él lo había olvidado en la casa de campo. Luego recordé aquel collar de copo de nieve. Una gran lástima porque lo más probable es que ya lo haya perdido.
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Llegamos al Museo, miramos los alrededores porque Chris había dicho que quedaban muchos lugares más. Hubiera querido ver la Mona Lisa.
– ¡Selfie! – Gritó Phichit, volteé a verlo y sin querer salí en la foto, ¿no que su teléfono no tenía memoria?
