Día 4

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En ese momento estaba corriendo, no sé por qué, pero simplemente lo hacía. No dejé que nada me detuviera, me vi a mi misma en una cabaña, tomé unas llaves que estaban en una mano en el suelo, no sé de quién era, no logré ver bien el cuerpo. Cuando me di cuenta había dejado de correr, estaba rodeada de mucha gente, pero no podía ver sus rostros. Llegué al punto donde estábamos a un lado de la carretera y había un auto cruzado en medio de la calle, al momento en el que pestañé me vi a mi misma dentro de ese auto, mientras viajábamos a toda velocidad a no sé dónde.

Era muy normal desde ese punto, hasta que el auto aceleró a todo su poder, chocando contra un árbol, todo comenzó a incendiarse, las llamas estaban por todos lados, no pude abrir la puerta a tiempo y al escuchar un gran estruendo desperté.

Sentía cómo la transpiración caía de mi frente mientras yo estaba quieta mirando el techo de la cabaña, esto no era normal, no podía moverme ni limpiar la transpiración que caía en la almohada. Comencé a desesperarme hasta que pude mirar hacia los lados, lo que fue un gran error.

Sólo un pequeño haz de luz entraba desde la ventana, mientras la lluvia caía torrencialmente y los truenos, que eran lo que me había despertado del sueño, retumbaban cada vez más fuerte.

Al observar lo que pude de la cabaña, noté una sombra que estaba adentro observándome, no teníamos mucha luz, Sky estaba durmiendo y no podía despertarla, quería gritar, pero simplemente no podía, sólo podía mover mi cabeza y mis ojos, mirar hacia todos lados, la desesperación comenzó a crecer en mí al ver más sombras atravesar la pared de la cabaña y entrar a nuestra habitación.

Una de ellas, con ojos rojos brillantes como una luna de sangre se acercó a mí. Era una criatura terrorífica, parecía estar hecha de humo, pero a la vez era humana, su "piel" (por así decirlo) goteaba un líquido baboso y negro, como una goma derretida ante un gran calor, como si estuviera hecha de alquitrán, incluso sentía el calor mientras se acercaba a mí. Esa cosa no era humana.

Se acercó a mí como flotando, no parecía tener piernas, era más una cola humeante que se perdía después de la mitad de su cuerpo que seguía derramando el líquido que al tocar el suelo se evaporaba, intenté moverme, pero no pude hacer absolutamente nada más que mirar a los hipnóticos ojos rojos de la criatura. Se colocó al lado de mi cama y me miró fijamente.

Intenté sacar los ojos de encima mientras estaba a mi lado, pero no fue mejor ver a las otras decenas de sombras esperando a un lado. Las demás eran diferentes, aunque muy semejantes, compartían algunas características físicas como el material baboso y humeante del que estaban hechas y la cola que les permitía flotar, pero estas tenían una especie de sable en lugar de brazos, ojos blancos que se destacaban por su negro cráneo, parecían esqueletos de huesos negros, pero blancos y brillantes por dentro.

La Sombra que estaba a mi lado se acercó más y más a mí, podía escuchar cómo sin moverse emitía una especie de sonido como un susurro, el que tantas veces habíamos escuchado, era casi humano, pero a la vez era un sonido muy único y atemorizante. Acercó una de sus garras hacia mi cara, tenía como tres dedos increíblemente filosos, los acercaba a mis ojos y a mis mejillas sin tocarme, como apreciándome antes de comerme o despedazarme.

A pesar de todo mi esfuerzo, cada cosa que pasaba me dejaba en un mayor shock y no podía mover ni un músculo, sólo seguir a la Sombra con mi mirada para ver qué haría conmigo. Alejó su garra de mi rostro, pero comenzó a inclinarse sobre mí, acercó sus ojos lo más que pudo a los míos mirándome fijamente, como si intentara entrar en mi alma. Estaba paralizada, podía escuchar cómo la criatura susurraba más y más en su interior mientras en su rostro que creí sin boca comenzaba a dividirse en la parte de la mandíbula, mostrando unos dientes enormes y afilados que formaban parte de su cabeza, de su calavera.

Las Sombras de los Sueños: Diario de AshleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora