Día 10

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Desperté atada a una silla, intentando poder ver hacia adelante con claridad, pero lo único que podía ver era una pared con jeroglíficos. Me sentía horrible después del golpe que me habían dado, nunca nadie me había pegado.

Escuchaba que pasaban por al lado mío, mientras mis oídos se agudizaban y mis ojos se acostumbraban. Traté de zafarme, pero fue inútil, sólo me quedaba esperar. Lo único que escuchaba eran sus risas enfermizas mientras las sombras susurraban cerca de mí.

- ¿Lista para el espectáculo? –Uno de los chicos giró la silla en la que yo estaba sentada, casi cegándome por un reflector que me alumbraba directamente.

-Espero que puedas ver bien, porque esa de ahí, colgando de su cuello gracias a tu fallido intento de salvarla, es tu amiguita Amber. Creo que no puedes reconocerla muy bien sin su ropa, pero entenderás por qué cuando el show comience.

-Pero por supuesto, no puede comenzar con las luces encendidas, pero no te preocupes por eso porque tienes un reflector para tú sola, así disfrutas del festín. Porque, aunque nosotros no podamos, tu si lo lograrás ver, ¿no es genial? – No entendía una palabra de lo que decían, pero después de que mi intento para ayudarla la hubiera matado, no me quedaba mucho que hacer, y me sentía horrible.

Bajo el calor del reflector esperé unos minutos más, donde de pronto comenzaron a manifestarse muchas sombras, ninguna de ellas se acercó a mí, supongo que por eso yo tenía una luz alumbrándome. Todas ellas fueron hacia el ya muerto cuerpo de Amber, colgando desde el techo, recordándome a Marina. Las sombras comenzaron a comer del cuerpo, rasgando partes de su piel, quemándola, como animales royendo un pedazo de hueso, emanando el olor a carne quemada con cada contacto que hacían con el cuerpo de Amber. Sentía ganas de vomitar, era un espectáculo mórbido y yo era el público. Amber estaba ahí por mi culpa.

Después de un rato, el cuerpo de Amber era casi irreconocible, se veían pedazos de su cuerpo que eran sólo hueso, y partes que todavía eran ella, pero estaban cortadas, como en su rostro o su pecho. De pronto la puerta comenzó a ser golpeada con fuerza, cada vez más y más fuerte, hasta que finalmente la abrieron y dejó entrar un haz de luz, iluminando el cuerpo de Amber y librándolo de todas las sombras.

La persona que entró, por desgracia, era Luke. Entró caminando lentamente mientras sus pasos resonaban en el vacío bar egipcio, chocando con el sonido de mi sollozo en la silla, aún atada a unos cuantos metros de Amber. Luke se acercó lentamente a su cuerpo, y sólo rozando su pierna con la mano, se puso de rodillas en el suelo, bajó la cabeza y dejó salir su llanto. Mi corazón estaba destrozado, no pude hacer nada por ellos, pero eso no fue lo que más me dolió.

Luke se levantó rápidamente, con los dientes apretados y se tiró sobre mí, ahorcándome contra el suelo mientras yo seguía atada a la silla. Mis brazos quedaron atrapados entre el respaldo de la silla y el frío suelo, mientras Luke presionaba con fuerza mi cuello, tratando de asfixiarme.

- ¿Por qué dejaste que eso le pasara? –Me gritaba mientras presionaba con más y más fuerza.

-L-Luke...

-Ashley, ¿por qué no la salvaste? –Luke hizo una pausa y me presionó con más fuerza. – Vos fuiste quien le hizo esto, siempre sospeché que tenías algo que ver con todo esto. Sucia despreciable. –Yo estaba casi quedándome sin aire, pero una chica corrió hacia mí y pateó a Luke en las costillas tirándolo hacia un lado, trató de ayudarme para que me levantara, pero yo seguía atada y no podía moverme, me sentía mareada.

Luke se levantó rápidamente y golpeó a la pobre chica, y cuando me iba a golpear a mí de nuevo escuché la voz de Steph.

-Luke, quieto. –Seguido de un revolver siendo cargado.

Las Sombras de los Sueños: Diario de AshleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora