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Era un nuevo día, tan normal como todos. Tord recibía mensajes el último tiempo, tal como siempre, nada cambiaba. Aunque, bueno, en realidad algo sí, solo que dentro de él.








Cada día la necesidad de hablar con el extraño aumentaba, realmente le gustaba ser tratado con tanto cariño por alguien que no fuera de su familia, pero le asustaba mucho que llegara el día del encuentro. No sabía el porqué, sólo lo hacía.








En cinco días cumpliría diesiciete, y ahora había comenzado a sentirse algo incómodo consigo mismo, ya que se había dado cuenta de algunas cosas; mantenía una apariencia de menor edad a la que realmente poseía. Y es que así era, medía uno con sesenta y cinco, era más delgado que otros chicos, y aún mantenía un rostro de niño, ya que, del poco acné que tuvo alguna vez, ya no había rastro.








Se sentía demasiado inseguro de sí mismo, al punto de sentirse triste. ¿Triste? Tord nunca había estado triste por sí mismo, y no le gustaba esa sensación.








—¿Tord, estás allí?—agitó su mano el pelinaranja frente a su rostro, intentando llamar su atención.








—¿Uh? Sí... Íbamos a la cafetería, ¿No?—respondió, un poco serio. El dúo de británicos se observó, levemente preocupados, aunque luego asintieron—¿Qué?








—Nada, vamos—respondió el de verde.








Lo único que Tord quería, era llegar a su hogar, recostarse y usar su móvil, o más bien, hablar con el desconocido. Afortunadamente, estaban a tres semanas de salir a vacaciones de verano, por lo que no hacían mucho en la escuela.








Simplemente suspiró, tocaría esperar.








•••








Hey








Esperó la respuesta, algo inquieto, ya estaba en casa, y simplemente necesitaba hablar. Sonrió al ver como se conectaba el otro chico a los pocos segundos.








¿Hola?—








—¿Qué sucede?








Aún no me acostumbro a que me hables, lo siento haha





Qué tal, lindo?—








Uh...





Mal...








Por el otro lado, el ojinegro se sorprendió ante eso, ya que el noruego siempre se caracterizaba por ser alguien bastante alegre y bromista.








¿Qué sucedió, cariño?—






Claro, si quieres contarme, porque si no, no lo hagas y ya. Como te sientas mejor








—Es un poco vergonzoso decir esto...






—Es que, em, no lo sé, me siento extraño, veo a los otros chicos de la escuela, me comparo a ellos, y me siento horrible. Todos son altos, morenos, y sabes, y en cambio yo apenas les llego literalmente a el hombro. Es incómodo.








Ay, no... No digas eso, no te sientas mal por cosas físicas, y menos digas que eres feo, ¿Como dices eso? Eres precioso, idiota. No te menosprecies por no ser como un tonto estereotipo que hoy todos prefieren seguir, además, tu eres pequeño, y eso te hace aún más lindo y tierno, y si alguien no te va a querer, siempre estaré yo queriendote






Ahora deja de sentirte mal, porque no vale la pena—








Tal vez, el británico no podía verle, pero, el de rojo estaba sonrojado, sonriendo, y observando con total aprecio al móvil.








—Te aprecio demasiado, eh... No sé tu nombre.




—Quiero que estos días pasen rápido simplemente para devolverte todo en un abrazo.




—¿Podría, verdad?








Todo tuyo para abrazos—








El menor iba a responder, pero escuchó como le llamaban para cenar, así que simplemente dejó su móvil allí, luego le respondería.








•••








00;00 am.








“Porque tú, entre todos, al final siempre eres la única luz que logra iluminar mi camino, no sabes lo que significas para mí, pequeño demonio. Te quiero muchísimo, descansa♥”








Y, aquella noche, a prácticamente ya cuatro días del encuentro, se dedicó unos minutos para devolverle las buenas noches.








“No suelo ser alguien ni de palabras ni de romanticismo, pero yo también te quiero muchísimo apesar de, literalmente, no saber quién eres en realidad. Gracias por hacerme sonreír tanto, buenas noches♥”








00;05 am.










Entienden que a esto le queda poco verdad?

00:00 =TomTord= CONCLUIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora