Tras el primer día de clases, Damián tenía pensado dirigirse a la Madriguera, pero antes de eso debía asegurarse de cumplir a cabalidad su misión del día. Por eso, al salir del salón, rastreó a Nina con su olfato, teniendo presente el delicioso aroma de su perfume y la siguió de cerca muy sigilosamente.
Damián compartía algo muy especial con Aaron y es que, como él, Damián también era el primogénito de su padre y por tanto era el futuro líder de la familia Dussart. Fue entrenado como un soldado, inculcándosele todas las virtudes del guerrero desde una edad muy temprana. Damián recordaba cómo él era expuesto a duras pruebas físicas y mentales, mientras que su hermano menor se lo pasaba todo el día con el abuelo tratando de hablar con los ancestros. Sentía envidia de su pequeño hermano, pero comprendía que ambos habían nacido para cumplir con roles diferentes dentro de la manada.
También recordaba que no era la primera vez que seguía a Nina tan de cerca sin que ella se diese cuenta. Doce años atrás había sido la primera vez, cuando él tenía diez años y ella seis. A esa edad Damián ya tenía capacidades de combate superiores a las de la mayoría de humanos adultos normales, además de ser uno de los más fuertes dentro de los niños de la manada. Precisamente esas fueron las razones que llevaron al alfa, Víctor Larson, a confiarle a Damián la misión de proteger a la pequeña Nina González. Las indicaciones eran claras: mantenerse cerca, evitar que le pase algo malo y por ningún motivo dejar que ella descubriese su presencia. Para cumplir con la misión, Damián debió aprender a moverse sigilosamente, como una ligera hoja.
Con el paso del tiempo, terminó convirtiéndose en la sombra de Nina. Él estuvo allí cuando ella perdió su primer diente de leche, también veía a la distancia cuando el esposo de su tía la llevaba todos los días a la escuela, estuvo al momento en que ella dio su primer beso y también conoció el rostro de su primer novio. Damián estuvo en cada momento importante de la infancia de Nina, siendo su guardián pero manteniéndose al margen. Aprendió a conocerla mejor que nadie más; aprendió cuáles eran sus gustos musicales, sus comidas favoritas y sus hobbies; aprendió a tomarle un gusto especial a verla sonreír y aprendió a apreciar esos pequeños gestos inconscientes de su rostro. Él preferiría ser torturado antes de admitirlo formalmente, pero la verdad es que ya llevaba un par de años sintiendo "algo más" por esa humana a la que le asignaron proteger. Y mientras la seguía de cerca por el campus de la universidad a la que ahora asistían juntos, no podía dejar de pensar en esas palabras que, tras doce largos años, ella le dedicó por primera vez: « ¿tú eres Damián Dussart?». En ese momento tuvo que guardar las apariencias, fingir que no había ninguna emoción en su interior, incluso tuvo que fingir con Aaron que ella no le importaba demasiado, pero en el fondo él mismo sabía que llevaba mucho tiempo esperando por ese momento en que ella finalmente le hablase.
Suspiró al verla subirse al autobús de regreso a su casa. Creyó que su misión por ese día ya había sido cumplida y tomó rumbo a la Madriguera.
La Madriguera era como los miembros de la manada llamaban a su lugar de reunión, su territorio, su santuario. Se trataba de una vieja mansión con una arquitectura al estilo victoriano inglés, construida a las afueras de la ciudad durante los años veinte por el primer alfa, Jeremías Decker. La entrada a la Madriguera estaba protegida por un gran portón de metal con las iniciales DLDG grabadas en oro. Tras atravesar el portón, se veía una rotonda en la que se solían estacionar los autos de los miembros de la manada y al fondo, paciente e imponente, estaba la gran mansión. En medio de la rotonda estaba el busto en bronce de Jeremías Decker con la inscripción: «Jeremías Decker (1884-1937), primer alfa de la Madriguera. Vivirás siempre en nuestros corazones, amigo mío. –Louis Larson». La fachada de la enorme casona estaba cubierta de un verde muy vivo, llena de enredaderas y plantas que se abrían paso con armonía por los muros de ladrillo, brindándole un aspecto aún más hermoso a la mansión. Alrededor de toda la propiedad, el bosque lo cubría todo, siendo que los primeros vecinos de la Madriguera estaban a al menos dos kilómetros de distancia.
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Inter umbras
Kurt AdamLa Madriguera ha sido el hogar de los hombres lobo de aquella ciudad durante generaciones. Numerosos alfa han liderado a la manada con el pasar de los años; sin embargo, cuando misteriosos asesinatos y desapariciones comienzan a ocurrir en los límit...